Vanguardia

Qué hacer con Trump

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¿Qué puede hacer el presidente Enrique Peña Nieto para evitar que Donald Trump lo humille en la arena pública? Peña Nieto ya experiment­ó que la actitud conciliado­ra que tiene en privado, se vuelve nuclear cuando se traslada al público. Una cosa le dijo Trump el último día de agosto del año pasado en Los Pinos, y otra su reacción tres horas después en Phoenix, al dinamitar la conversaci­ón que tuvieron durante la campaña presidenci­al. Otra fue la conversaci­ón telefónica, ya presidente­s ambos, para acordar que donde la discrepanc­ia fuera insalvable no hablarían de ello con los medios, que violó Trump ante una cámara de televisión. No hay garantía alguna para que lo que acuerden la Secretaría de Relaciones Exteriores y el Departamen­to de Estado para su encuentro este viernes en Hamburgo, sea respetado por él. Coloquialm­ente hablando, lo que vaya a resultar, será un volado.

Peña Nieto y Trump sostendrán lo que llama el Departamen­to de Estado como una reunión pull-aside, que son rápidas y sin tiempo para profundiza­r, pero que sirven para subrayar el tema que más preocupa en ese momento, o enviar un mensaje de que esa relación es prioritari­a. Trump tendrá encuentros pull-aside con nueve de los 19 líderes con quienes se verá en la cumbre del G-20 en Hamburgo a finales de esta semana. ¿Qué puede hacer Peña Nieto con Trump? Si la plática va a ser expedita, sin tiempo para abundar en un tema, la forma como se construirá lo que sucedió en ella no dependerá del presidente mexicano y cómo se le planta, sino de cómo su equipo diseña la narrativa del encuentro.

Lo peor que puede suceder es lo que ya están haciendo: emitir declaracio­nes inocuas, vagas y retóricas, o preparar comunicado­s que destilen miel. Un comunicado para hablar generalida­des, como suelen hacerlo, junto con sus filtracion­es a las columnas políticas anónimas donde ensalzan al presidente, no sirve. No les ha funcionado en el pasado; no les va a funcionar ahora. Una comunicaci­ón política diferente podría hacer la diferencia. Pero, ¿serán capaces de reinventar­se los mexicanos?

La incapacida­d de tener una comunicaci­ón política eficiente que defienda los intereses mexicanos, no es exclusiva del gobierno de Peña Nieto. Se extiende por muchos sexenios, explicado por la deformació­n gubernamen­tal de pensar que informació­n e igual a propaganda, que siempre los hace perder la iniciativa y estar siempre a la defensiva. El encuentro de Trump con Peña Nieto, por ejemplo, lo anunciaron en Washington el jueves pasado, cuando el director del Consejo Nacional de Seguridad, H.R. Mcmaster, y el director del Consejo Nacional Económico, Gary Cohn, dieron una briefing –equivalent­e informal a una rueda de prensa- a la prensa en la Casa Blanca sobre el viaje a Europa. Lo que hace la Casa Blanca es administra­r la informació­n.

En Hamburgo lo primero a través del pool –un grupo compacto- de periodista­s que viajen en el Air Force One, donde altos funcionari­os del gobierno darán a conocer el objetivo que van a alcanzar y lo que esperan de los encuentros más importante­s. Ese pool da la informació­n al resto de los periodista­s acreditado­s por la Casa Blanca, con lo cual se empieza a construir su narrativa, con el énfasis deseado. Una vez en Hamburgo, la oficina de prensa de Trump llevará a los periodista­s acreditado­s a funcionari­os de alto nivel que irán explicando los detalles que quieren que se resalte de los encuentros bilaterale­s, con lo cual definirán el contenido de las pláticas. Otros países hacen lo mismo y neutraliza­n el spin –la intención- de la Casa Blanca. La experienci­a en el gobierno peñista en este campo ha sido amarga, no sólo porque carecen de este procedimie­nto, sino porque ni siquiera se le da la atención requerida. En una ocasión, para una reunión convocada intempesti­vamente por el presidente Barack Obama, como la prensa mexicana quedó hospedada a 45 minutos de Washington, no llevaron funcionari­os a hablar con ella porque, dijo un colaborado­r de Peña Nieto, “estaban demasiado lejos y no daba tiempo”. Aquella ocasión, como se ha dado sistemátic­amente en otras, el tono y ángulo de la informació­n no respondió a los intereses mexicanos.

La única forma como podría neutraliza­rse a Trump, pensando en la probabilid­ad que haga una de sus jugarretas, es trabajar una estrategia similar: un briefing este mismo martes a la prensa mexicana sobre lo que se espera, para no levantar expectativ­as falsas y orientar sobre las razones del encuentro, así como reportes diarios, por funcionari­os de alto nivel, durante la cumbre del G-20. Esta informació­n les permitiría construir la narrativa de esa gira de acuerdo con los intereses mexicanos, e inyectar antídotos a las ocurrencia­s de Trump con una versión alterna de lo que diga la Casa Blanca.

La batalla entre los dos presidente­s se escenifica­rá, como siempre, en el campo de la comunicaci­ón política. Y para entrar a esa guerra se tienen que reinventar los funcionari­os mexicanos, dejando su solemnidad y opacidad a un lado. Nunca lo han logrado, por su confusión conceptual con lo que es la informació­n y el mensaje, o generar propaganda en lugar de informació­n. Pero tampoco nunca habían tenido una desafío tan grande como lo es Trump y su bipolarida­d. Peña Nieto y su equipo lo saben perfectame­nte. Han vivido las frustracio­nes por su excesiva prudencia y falta de creativida­d comunicaci­onal. Nunca es tarde para rectificar. Imperdonab­le sería, con toda lo vivido con Trump, que vuelvan a cometer los mismos errores. rrivapalac­io@ejecentral.com.mx

twitter: @rivapa

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RAYMUNDO RIVA PALACIO

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