¡Te amo, Torreón!
“Es amor bien pobre / el que puede evaluarse”. W. Shakespeare
¿Podríamos hacer una pausa para dejar de lado, por un día, nuestra indignación contra un Gobierno federal incapaz de dar certidumbre a nuestro futuro diario y decir: te amo, Torreón?
¿Podríamos hacer una pausa para dejar de lado, por un día, nuestra molestia por la tolvanera de corrupción que nos asfixia y decir: te amo, Torreón?
¿Podríamos hacer una pausa para dejar de lado, por un día, nuestra angustia por la imposibilidad de elegir un partido político capaz de privilegiar los intereses del País o de Coahuila, por encima de los propios, y decir: te amo, Torreón?
¿Podríamos hacer una pausa para dejar de lado, por un día, esa crispación que nos divide por las recientes contiendas electorales y decir: te amo, Torreón?
¿Podríamos hacer una pausa para dejar de lado, por un día, el duelo inacabado por esa inseguridad e ingobernabilidad que vivimos cuando nuestra ciudad fue una de las cinco más violentas del mundo y decir: te amo, Torreón?
¿Podríamos hacer una pausa para dejar de lado, por un día, nuestra tristeza compartida por las carencias de nuestra ciudad y decir: te amo, Torreón?
¿Podríamos hacer una pausa para dejar de lado, por un día, ese ánimo falto de autocrítica y unidad que culpa a los demás de nuestras limitaciones como ciudad y decir: te amo, Torreón?
¿Podríamos hacer una pausa para dejar de lado, por un día, los caminares erráticos del Santos Laguna, símbolo emblemático de nuestra identidad, y decir: te amo, Torreón?
¿Podríamos hacer una pausa para dejar de lado, por un día, todo lo anterior y sentir, reconocer y celebrar las maravillas atesoradas en nuestro corazón e inteligencia por ser torreonenses para poder decir, una y mil veces, te amo, Torreón?
Es un día, nada más, de amor radical e incondicional. Sin miedos. Más allá del dolor. Sin cortapisas. Con orgullo y rabia. Sin tristeza. Con humildad y sencillez. Sin evaluar.
En su 110 aniversario, nuestro Torreón merece eso y más.