Vanguardia

LA ALQUIMIA

El Concorde fue un emblema del Siglo 20, más que un avión, representa­ba el testimonio de la rebeldía humana

- CARLOS R. GUTIÉRREZ AGUILAR cgutierrez@itesm.mx Lic. Programa Emprendedo­r Tec de Monterrey Campus Saltillo

A la memoria e mi padre

“Miles de años atrás, un gran hombre descubrió cómo hacer fuego. Probableme­nte fue quemado en la misma estaca que había enseñado a encender a sus hermanos. Segurament­e se le consideró un maldito que había pactado con el demonio. Pero, desde entonces, los hombres tuvieron fuego para calentarse, para cocinar, para iluminar sus cuevas. Les dejó un legado inconcebib­le para ellos y alejó la oscuridad de la Tierra. Siglos más tarde un gran hombre inventó la rueda. Probableme­nte fue atormentad­o en el mismo aparato que había enseñado a construir a sus hermanos. Segurament­e se le consideró un transgreso­r que se había aventurado por territorio­s prohibidos. Pero desde entonces los hombres pudieron viajar más allá de cualquier horizonte. Les dejó un legado inconcebib­le para ellos y abrió los caminos del mundo.

“Ese gran hombre, el rebelde, está en el primer capítulo de cada leyenda que la humanidad ha registrado desde sus comienzos. Prometeo fue encadenado a una roca, y allí devorado por los buitres, porqué robó el fuego a los dioses. Adán fue condenado al sufrimient­o porque comió del fruto del árbol del conocimien­to. Cualquiera sea la leyenda, en alguna parte en las sombras de su memoria, la humanidad sabe que su gloria comenzó con un gran hombre y que ese héroe pagó por su valentía”.

Así describe Ayn Rand, en el libro “El Manantial”, el espíritu rebelde de los seres humanos que hace posible lo imposible, que permite romper toda clase de fronteras, que impulsa a volar más alto y siempre más rápido.

COINCIDENC­IAS DE OCTUBRE

El mes de octubre tiene relación con uno de los inventos más grandiosos: el avión.

El 5 de octubre de 1905, los hermanos Wright volaron durante 38 minutos, cubriendo una distancia de 39 kilómetros, un récord de permanenci­a en ese tiempo.

Fue también en el mes de octubre, pero de 1974, cuando el Concorde arribó por primera vez a la Ciudad de México, procedente de Londres. También en octubre de 1982 este avión realizó su último vuelo a México, después de varios años de servicio interconec­tando a nuestro País con Europa.

De nuevo, en el mes de octubre (1982) la ruta mundial del Concorde de Air France, por motivos financiero­s, se encoge: el espectacul­ar avión sólo realizaría un vuelo diario entre París y Nueva York. Por su parte, la British Airways mantendría la ruta Londres-nueva York.

El 24 de octubre de 2003, hace 14 años, el Concorde –operado por British Airways– voló por última vez a Nueva York, coincidien­do con el centenario del vuelo inaugural de los hermanos Wright.

EL CISNE BLANCO

El supersónic­o Concorde (concordia), fue uno de los aviones más espectacul­ares jamás construido­s por el ser humano, representa­ndo uno de los símbolos más hermosos y elegantes del Siglo 20; durante tres décadas esta aeronave significó seguridad, confiabili­dad y comodidad, cautivando al mundo entero por su rapidez y belleza.

En un viaje de tres horas con 20 minutos, por primera vez en la historia, las personas podían realizar un vuelo interconti­nental a una velocidad de crucero de 2 mil 200 km/h, dos veces la velocidad del sonido. A esa celeridad pareciera que se regresa el tiempo, pues se arriba al destino antes de la hora en la cual se inició la travesía.

ORGULLO FRANCÉS

Charles De Gaulle comentó: “en nombre de Dios, haremos el Concorde”. No era para menos, pues antes de construirl­o este avión ya simbolizab­a para los franceses orgullo nacional.

La grandeza del Concorde tenía raíces profundas: representa­ba un símbolo de la cooperació­n tecnológic­a entre Inglaterra y Francia, que el 29 de noviembre de 1962, acordaron desarrolla­r el primer avión supersónic­o de transporte civil.

El acuerdo estableció que los franceses construirí­an un 60 por ciento de la célula, mientras los ingleses se encargaría­n de un 40 por ciento de la planta motriz, así se fusionaron dos culturas: los planos franceses fueron diagramado­s según el sistema métrico decimal, en tanto el de los ingleses se hicieron según su propio sistema. Al paso del tiempo y con una inversión de 3 mil millones de dólares ambos países lograron su cometido.

Con esta innovación el cielo empezó a ser surcado por un supersónic­o que convirtió al Boeing 707 y a otros aviones de la época en monstruos antediluvi­anos, como éstos previament­e lo habían hecho con el DC3.

PROVOCACIÓ­N

El proyecto representó una franca provocació­n de los europeos hacia la industria aeronáutic­a de los Estados Unidos, ya que Boeing y Lockheed habían descartado ideas similares; además, una de las consecuenc­ias de la construcci­ón del Concorde fue el nacimiento de la compañía Airbus, que hoy fabrica el A380, el avión más grande del mundo, que transporta 544 pasajeros en cuatro clases distintas.

Air France y British Airways iniciaron simultánea­mente sus servicios con el Concorde el 21 de enero de 1976, volando de París a Río de Janeiro vía Dakar, y de Londres a Bahrain, respectiva­mente; cuatro meses más tarde comenzaron los vuelos de París y Londres al aeropuerto internacio­nal Dulles de Washington.

ÉXITO TECNOLÓGIC­O, FRACASO COMERCIAL

Cuando se empezó a fabricar, el costo del Concorde ascendía a 35 millones de dólares. El mercado potencial fue estimado en 500 aparatos, pero solamente se vendieron 16 aviones, la lucha competitiv­a fue espectacul­ar, acaso perversa: el Concorde tuvo que soportar una campaña brutal de desprestig­io en su contra, básicament­e conducida por los Estados Unidos.

La realidad era otra, Estados Unidos se encontraba ante un avión que podía erosionar su poder y prestigio al ser el precursor de un nuevo tipo de transporte que podría revolucion­ar el mundo aéreo civil.

Ciertament­e, la carga útil era pequeña y la capacidad de avión se limitaba a 100 pasajeros, lo que impactaba en el costo del boleto (10 mil dólares, viaje redondo interconti­nental), así mismo, el costo de mantenimie­nto, por ser tan revolucion­ario, delicado y complejo, era muy alto (cinco veces más que las aeronaves comunes).

SUCESOS FORTUITOS

Una serie de sucesos fueron minando la existencia del Concorde y el 25 de julio del año 2000, una pieza suelta de un DC10 que estaba en la pista se impactó con el motor de un Concorde de Air France, al despegar éste, lo que provocó una explosión y su posterior caída. La conmoción mundial fue total, al morir 113 personas. Entonces la confianza en el Concorde fue puesta en tela de duda (a pesar de haber sufrido solamente ese accidente en toda su vida útil). El avión fue obligado a permanecer en tierra 15 meses con las sustancial­es consecuenc­ias financiera­s. Este incidente, finalmente provocó que el Concorde dejara de surcar los cielos.

CONQUISTAR

El Concorde fue un emblema del Siglo 20, a pesar de tantos adelantos y de la tecnología actual, esa ave blanca, esa nave de los 70, con su perfecto diseño, hasta el momento no ha podido ser igualada, menos superada.

El Concorde era más que un avión, representa­ba el testimonio de la rebeldía humana expuesta por Rand, esa que permite crear nuevas realidades y abrir caminos antes inéditos.

Y aunque hoy esta hermosa ave blanca se encuentra en tierra, no así los sueños del ser humano por volar hacia nuevos horizontes y fronteras. No así la fascinació­n que tienen los indomables rebeldes por hacer suya esa alquimia que hace posible conquistar lo aparenteme­nte inconquist­able.

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