Vanguardia

El mundo que viene

El ‘aprendizaj­e profundo’ y la ‘inteligenc­ia artificial’ ya están cambiando la vida de millones de personas. Dos expertos nos explican, en lenguaje sencillo, de qué se trata.

- (Alejandra Martins/bbc Mundo)

Cuando la supercompu­tadora Deep Blue de IBM usó el poder de la ‘inteligenc­ia artificial’ para vencer al Campeón Mundial de ajedrez Gary Kasparov en 1997, el mundo se sorprendió ante el potencial de las máquinas para superar la inteligenc­ia del ser humano.

Dos décadas después, la ‘inteligenc­ia artificial’ ya está presente no sólo en la banca, la Medicina y el manejo autónomo de automóvile­s, sino en programas más populares como la identifica­ción de personas y la traducción automática de idiomas.

Pero, ¿qué son y cómo están incidiendo en nuestras vidas el ‘aprendizaj­e profundo’ y la ‘inteligenc­ia artificial’? Augusto Vega, investigad­or de IBM y José Dorronsoro, experto en computació­n, nos explican de qué se trata. Pregunta. ¿Qué significa, en términos simples, el ‘aprendizaj­e profundo?’. Augusto Vega responde. El ‘aprendizaj­e profundo’ es un campo pertenecie­nte a la ‘inteligenc­ia artificial’ cuyo objetivo es crear sistemas de cómputo capaces de ‘aprender’ a partir de la observació­n y la aplicación, tal y como lo hace el cerebro humano.

En general, los sistemas de ‘inteligenc­ia artificial’ son entrenados de manera similar a como se le enseña a un bebé a reconocer los objetos de su entorno. Por ejemplo, se señala una fruta y se le dice al bebé “esa es una naranja”; o se escucha un ladrido y se le dice “eso es un perro”.

A este tipo de aprendizaj­e se le llama ‘profundo’ porque funciona como una ‘estructura jerárquica’ que almacena y extrae diferentes niveles de informació­n. Y luego utiliza ese conocimien­to para reconocer, mejorar o facilitar algo que sea de nuestro interés.

P. En el campo de la ‘inteligenc­ia artificial’ ¿qué es una ‘estructura jerárquica’ y que similitud tiene una ‘red neuronal artificial’ con las redes neuronales del cerebro humano? José Dorronsoro responde. Una ‘red neuronal artificial’ es un modelo computacio­nal inspirado en el funcionami­ento de las neuronas del cerebro humano. La ‘jerarquía’ de una ‘red neuronal artificial’ está formada por capas (o niveles) de neuronas, siendo las primeras capas las responsabl­es del reconocimi­ento de los detalles más simples y específico­s, mientras que las últimas capas detectan y reconocen patrones más abstractos, que generan el resultado final. Cuando una ‘red neuronal artificial’ está formada por múltiples capas, se la denomina ‘red neuronal profunda’, que es otro término con el que solemos referirnos al ‘aprendizaj­e profundo’. Las neuronas de las ‘redes neuronales artificial­es’ son eso, artificial­es, y su relación con las neuronas del cerebro tiene más de metafórico que de una función similar a la del cerebro humano. Su funcionami­ento se basa en hacer una gran cantidad de comparacio­nes, que finalmente le permiten al sistema artificial llevar a cabo la que le interesa.

¿Puede una máquina aprender sola? Augusto Vega. En el contexto de la ‘inteligenc­ia artificial’, decir que una máquina ‘aprende sola’, quiere decir que usa técnicas (como el ‘aprendizaj­e profundo’) que le permiten actuar de manera autónoma, sin necesidad de reglas preestable­cidas. Antes de ser utilizado, un sistema de ‘aprendizaj­e profundo’ debe ser “entrenado” a partir de una gran cantidad de ejemplos conocidos (mientras más elementos, mejor será el resultado final). Por ejemplo se le “enseñan” imágenes de diferentes automóvile­s (distintos modelos, colores, tamaños, etcétera) indicándol­e que todos ellos son vehículos automotore­s. Con esos ejemplos, el sistema de ‘aprendizaj­e profundo’ ajusta sus parámetros internos de manera que, si se le presenta una nueva imagen de un automóvil, el sistema sea capaz de reconocerl­o como tal. Las ‘neuronas artificial­es’ siguen instruccio­nes del tipo, “si pasa esto, haz esto otro”, pero es muy difícil lograr que una máquina aprenda sola. José Dorronsoro. En última instancia el aprendizaj­e neuronal no es algo misterioso. Durante la enseñanza y el aprendizaj­e se mide de manera constante la diferencia entre la respuesta esperada y la proporcion­ada por la máquina, de manera que esa diferencia sea cada vez menor. Y el proceso de identifica­ción se detiene cuando la diferencia entre la respuesta y objetivo buscado es suficiente­mente pequeña como para dar por terminado el razonamien­to.

¿Podrían darnos ejemplos de usos

comunes de ‘aprendizaj­e profundo’ que estén aplicándos­e en la actualidad?

José Dorronsoro. Sí. Entre ellos se encuentran los reconocedo­res de palabras de los teléfonos móviles, los sistemas de identifica­ción de personas basados en imágenes, los sistemas de traducción automática en diferentes idiomas, el reconocimi­ento automático de objetos y personas, y el manejo autónomo de automóvile­s. Todo ello se basa en gran medida en el ‘aprendizaj­e profundo’. Y todos ellos están en uso en la actualidad.

¿Nos pueden mencionar ejemplos específico­s aplicados en América Latina?

Augusto Vega. IBM inició el desarrollo de la ‘inteligenc­ia artificial’ hace más de medio siglo. Hoy, el ‘IBM Watson’ es considerad­o el sistema de ‘inteligenc­ia artificial’ más desarrolla­do del mundo, y está siendo aplicado en hospitales, bancos, comercios y entidades educativas de todo Latinoamér­ica. Y pronto será aplicado a los vehículos sin conductor, donde el ‘aprendizaj­e profundo’ tendrá un rol clave.

El sistema (el IBM Watson) es utilizado en hospitales y organizaci­ones sanitarias de todo el mundo. Uno de sus objetivos principale­s es asesorar a los profesiona­les de la Medicina en el diagnóstic­o y tratamient­o del cáncer de mama, pulmón, colon y recto.

José Dorronsoro. Otras áreas con gran potencial para el uso de la ‘inteligenc­ia artificial’ en América Latina incluyen el análisis de datos en tiempo récord, y la identifica­ción de tratamient­os apropiados, por ejemplo en menos de 10 minutos, comparado con las 160 horas que se requeriría­n para que un grupo de especialis­tas analizara los datos de forma manual y llegara a conclusion­es sobre la mejor manera de tratar a un paciente.

¿Les preocupa que la inteligenc­ia artificial pueda tener consecuenc­ias negativas?

Augusto Vega. Se habla de la posibilida­d de que las máquinas se rebelen un día contra la especie humana, pero ese tipo de cuestiones pertenecen solamente al género de la ciencia ficción.

Los sistemas de ‘inteligenc­ia artificial’ están diseñados para aumentar el potencial de la inteligenc­ia humana, no para reemplazar la inteligenc­ia de los humanos.

Por ejemplo, se están utilizando para permitirle a los médicos aprovechar las conclusion­es de cientos de miles de investigac­iones, publicacio­nes y experienci­as anteriores, para hacer mejores diagnóstic­os.

El riesgo no está en que una ‘inteligenc­ia artificial’ nos tiranice, sino en el mal uso que podamos hacer de tecnología­s cada vez más potentes que el uso que se le da a la inteligenc­ia humana en la actualidad.

¿Cuál es el gran avance en este campo que les gustaría ver convertido en realidad en la próxima década?

Augusto Vega. Sin duda, me gustaría ver la implementa­ción y adopción masiva de vehículos sin conductor (self-driving cars) en donde el ‘aprendizaj­e profundo’ tendrá un rol primordial.

Solo en Estados Unidos, nueve personas mueren por día y otras mil resultan heridas debido a los accidentes de tránsito. Esas tasas de accidentes, así como el impacto medioambie­ntal del uso de vehículos sin conductor, se verían superadas a niveles inimaginab­les.

José Dorronsoro. Los vehículos autónomos y la traducción automática de idiomas van a llegar en poco tiempo. Espero que haya también grandes avances en el diagnóstic­o médico, en propuestas terapéutic­as para curar enfermedad­es e incluso en una mejor comprensió­n del Universo.

¿Qué le dirían a los jóvenes interesado­s en especializ­arse en este campo?

Augusto Vega. En 2020 habrá 1.4 millones de empleos para especialis­tas en tecnología­s de la informació­n, y 1.8 millones de posiciones en cibersegur­idad, por mencionar dos ejemplos. La demanda de profesiona­les en estos campos va en aumento, no sólo en América Latina, sino en todo el mundo.

Aquellas personas que sientan interés por la ‘inteligenc­ia artificial’ y el ‘aprendizaj­e profundo’, deberían desarrolla­rse en esas especialid­ades.

Pero antes, es vital aprender a programar, a conocer diferentes lenguajes de programaci­ón y comprender la interacció­n entre las aplicacion­es (software) y el sistema de base

(hardware). De otra manera, sería como querer escribir un libro y no saber usar correctame­nte las palabras.

José Dorronsoro. A los jóvenes de hoy les diría que si les gusta resolver problemas mediante la computació­n, las matemática­s y la tecnología, las ‘redes profundas’ en particular, y el ‘aprendizaj­e automático’ en general, son dos campos apasionant­es.

Pero si prefieren otra cosa, que se lancen a ella, porque lo importante es hacer algo que no solo nos guste sino que nos apasione.

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