Servicios aeroportuarios: ¿cuál es el modelo adecuado?
La cancelación del servicio que prestaba la empresa Aeroméxico desde el aeropuerto internacional Plan de Guadalupe que, para todo efecto práctico, es el aeropuerto “de Saltillo”, ha puesto sobre la mesa, una vez más, el tema del modelo de servicio aeroportuario que requiere la capital coahuilense. Por otro lado, la aparente “opacidad” con la cual se administra dicho aeropuerto ha provocado que a la discusión del tema se sume la clase política estatal.
El más reciente ejemplo de políticos que consideran importante opinar respecto del modelo de operación del aeropuerto Plan de Guadalupe es el de la senadora Silvia Garza Galván, quien decidió que el asunto debe ser llevado a la tribuna parlamentaria y desde ahí demandar la presentación pública de un “informe detallado” de las operaciones de los Servicios Estatales Aeroportuarios, así como de la Administradora Coahuilense de Infraestructura y Transporte Aéreo (ACITA) S. A. de C. V.
Sin duda que la información anterior es de interés público y, como ya lo ha dicho el Instituto Coahuilense de Acceso a la Información, la empresa operadora del aeropuerto de Saltillo debe transparentar la información que no esté protegida por las excepciones que establece la Ley.
Sin embargo, más allá de la estridencia y de que el tema sirva como metralla política, lo cierto es que el tema demanda una discusión seria e informada respecto de las razones por las cuales el “Plan de Guadalupe” no logra consolidarse como un aeropuerto atractivo para las líneas aéreas comerciales que operan en el País.
Más importante aún: lo realmente importante es averiguar cómo se hará para revertir la actual situación de la terminal aérea que, pese a las importantes inversiones realizadas recientemente, no cuenta con un sólo vuelo comercial en este momento.
Se trata de un tema complejo que, como muchos de la agenda pública, no admite respuestas simplistas. El mercado de los vuelos comerciales constituye un reto para prácticamente todos los países del mundo y difícilmente puede decirse que alguien ha encontrado la fórmula infalible para volver rentable, de forma permanente, una operación aeroportuaria.
Valdrá la pena, en este sentido, que las autoridades estatales impulsen una discusión pública seria que ponga las cartas sobre la mesa, a fin de que se socialicen los retos y oportunidades que tiene el aeropuerto de la capital coahuilense y, de forma objetiva, se busquen soluciones que resulten convenientes al mercado local.
En el camino, desde luego, deben clarificarse las cifras y datos relativos a la situación de las finanzas de la empresa de participación pública que opera el aeropuerto y, si el caso lo amerita, corregir aquello que en la administración no se esté haciendo bien e incluso sancionar a quien hubiera incurrido en responsabilidad.
Pero lo importante no puede ser que el tema de la ausencia de vuelos comerciales desde y hacia Saltillo se convierta en uno que sólo arroje dividendos políticos para algún partido o personaje de la vida pública.
El tema demanda una discusión seria e informada sobre las razones por las que el “Plan de Guadalupe” no logra consolidarse como un aeropuerto atractivo para las líneas aéreas del País