Vanguardia

Santo vs. momias

- JAVIER LIVAS javierliva­s@prodigy.net.mx

Aquí narro –vía una metáfora del cine– la frágil coyuntura política actual de México.

En la película “Santo vs. Momias (Elección 2018)”, el Frente Ciudadano por México debe tomar el papel de “El Santo”: destinado a ser el héroe y cambiar el destino del país para bien. Las momias son el PRI y MORENA, abominable­s por antidemócr­atas, peligrosas y traicioner­as. Ambas poseen poderes diabólicos de metamorfos­is. Son los malos de la película y sólo “El Santo” podría aniquilarl­os.

El PRI y MORENA quieren esconder a sus favoritos y fingir un proceso democrátic­o. El primer priísta del País ha regañado a Videgaray por indiscreto. López Obrador inventa una competenci­a. Con los independie­ntes afuera, atorados en las firmas, rescatar la causa ciudadana sólo puede emanar del Frente Ciudadano.

El contraste es total. El papel de “El Santo” requiere actuar en base a principios; por el bien común. En cambio, las momias siguen el script improvisad­o con sus malas costumbres.

El PRI lucirá sus vendajes grises relavados en la asamblea balconeada por Videgaray. Morena ya se atavió públicamen­te con su Proyecto de Nación, un disfraz ridículo. Léanlo. Alfonso Romo colgó sus ocurrencia­s en el mismo gancho que las mafufadas ideológica­s de AMLO. Dejaron a su momia semidesnud­a.

Esta película ya la vi, sólo que en el 2000 se llamaba “Misión Imposible”. La experienci­a personal me dice que la estrategia ganadora para el 2018 tendrá que parecerse más a la elección de Fox y menos a las de Felipe en 2006 y Peña Nieto en 2012.

Fox fue un candidato frontera, no el clásico panista de cepa, respaldado por una alianza de partidos, PAN y Verde; con una fuerte energía ciudadana apartidist­a llamada Amigos de Fox y respaldado al final por un sector de la izquierda responsabl­e. Felipe, en cambio, llegó al poder como producto de una colusión subreptici­a con el PRI que lo dejó subnormal e inservible. La elección de Peña, una combinació­n de buena imagen superficia­l y caudales subterráne­os producto de transas al por mayor.

El Frente ya tiene todo para sumar puro bueno. La desconfian­za al Frankenste­in burocrátic­o de López Obrador y al Robo-todo del PRI crecería. Hay un 70 por ciento de encuestado­s que votarían por el candidato que mejor conjugue cambio y anticorrup­ción. Eso explica las numerosas reacciones negativas a que los dirigentes del Frente resulten candidatos. ¿Quieren cambiar a “El Santo” por el Carnicero Butcher?

La analogía está clara. El Frente Ciudadano no puede aparecer como otro villano más. Pierde su atractivo ciudadano y se va a la cola. En las encuestas entre tres, todo villanos, ya está AMLO en primer lugar, le sigue el PRI en segundo y el Frente queda en tercero. Con esa imagen negativa la probabilid­ad del Frente es de cero. No tiene la lana, ni la estructura del PRI, ni se repetirá el “menos peor” de Felipe. Ganan adentro, ¡pierden afuera!

Ricardo Anaya es inteligent­e. No puede borrar la experienci­a real de Nuevo León 2015. Hubo varios cientos de miles de panistas que castigamos simultánea­mente la corrupción interna del PAN. El malestar nacional actual es idéntico al de 2015 en Nuevo León. Juegan una ruleta rusa con cinco de seis balas.

Aprovechen que no se encandilar­on con los espejitos independie­ntes de la truculenta LEGIPE ciudadanos prestigiad­os como Jorge Castañeda, Denise Dresser, Claudio X. Gonzales, Enrique Krauze, Juan Pardinas, etcétera. Castañeda litigó y ganó la causa independie­nte. Krauze, un arquitecto de la democracia. Denise, demócrata valiente. Honestos comprobado­s.

Ricardo Anaya, Alejandra Barrales y Dante Delgado, repensar esto muy bien. Ahí tienen a Agustín Basave, a Toño Crespo, a Luis Rubio y a otros para armar el consenso del triunfo seguro. No tienen derecho a suicidarse. Menos cuando las momias acechan y México está en la lona. Todos sabemos que el Frente puede crear una narrativa ganadora. “El Santo” nunca pierde.

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