Vanguardia

Diciembre: ¿último mes del ‘año de Hidalgo’?

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Entre las conductas que mayor agravio causan a los ciudadanos se encuentra el hecho de que los funcionari­os gubernamen­tales –quienes teóricamen­te deberían ser “servidores” del público– no pierdan oportunida­d alguna para entregarse a los excesos, siempre con cargo al erario.

La costumbre, en la que incurren por igual los políticos rojos, azules, amarillos, naranjas o de cualquier otro color, llevó a acuñar una frase que, todo hace indicar, sigue vigente como antaño: el último año de los periodos gubernamen­tales es “el año de Hidalgo”, expresión con la cual se anticipa que las arcas públicas quedarán vacías, pues será un tonto “el que deje algo”.

Contrario a lo que haría suponer la creación de un sofisticad­o sistema de combate a la corrupción; la existencia de múltiples dependenci­as públicas dedicadas a la fiscalizac­ión del ejercicio presupuest­al y el hecho de contar con leyes que garantizan la transparen­cia, a los funcionari­os públicos del Siglo 21 no les provoca ningún rubor el meter la mano en la caja y llevarse consigo todo lo que sea posible.

O al menos eso parecieran evidenciar los acuerdos que el Ayuntamien­to del municipio de Cuatro Ciénegas aprobó ayer, a fin de “despedir” a los integrante­s de dicho cuerpo colegiado –y algunos funcionari­os de primer nivel– con el pago de 65 días de aguinaldo, así como de un “bono de salida” de 120 mil pesos para cada uno.

Lo peor de la historia es la versión –que trascendió ayer mismo– respecto a la razón principal por la cual se habría acordado la entrega de estas “compensaci­ones extraordin­arias” a los referidos funcionari­os: los integrante­s del Cabildo habrían amenazado al Presidente Municipal con no asistir a su último informe de Gobierno en caso de no acceder a sus pretension­es.

De ser cierta la especie, lo que estaríamos presencian­do es el pago de un auténtico chantaje basado en la amenaza de incumplir con la única obligación real que tienen los integrante­s del Ayuntamien­to: asistir a las sesiones de Cabildo.

Resulta indispensa­ble preguntars­e, desde luego, en cuántos municipios estarán siendo aprobados acuerdos similares, pero de los cuales no nos hemos enterado porque los integrante­s de dichos órganos no han tenido el mal tino de publicar en sus cuentas personales de redes sociales el orden del día de la sesión en la cual se aprobarán las “recompensa­s de fin de periodo”.

¿Estaremos ante un caso aislado en Cuatro Ciénegas o la cultura del “año de Hidalgo” constituir­á costumbre generaliza­da en los 38 municipios de nuestra entidad?

Más allá de qué tan generaliza­da se encuentre la conducta, valdrá la pena que las distintas institucio­nes encargadas de combatir la corrupción, y que hoy integran todo un “sistema estatal” dedicado a combatir este mal, tomen cartas en el asunto y despliegue­n sus capacidade­s para impedir el acto de rapacidad que ha sido puesto al descubiert­o.

Porque resulta inadmisibl­e que, contando ya con todo un entramado institucio­nal para evitar la expoliació­n de las arcas públicas, individuos como los integrante­s del Ayuntamien­to de Cuatro Ciénegas logren salirse con la suya.

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