Umbrales
Francamente veo dos muy opuestos futuros para México, ambos posibles. Uno soñado, otro aterrador. Un país con libertad, oportunidades de trabajo al por mayor con ciudadanos enlazados compartiendo responsabilidades; el segundo con asesinos amnistiados, policias y militares castigados, la economía desquiciada y un gobiernotote cavernícola y vociferante.
Llegar al primero requiere rebasar muchos umbrales al mismo tiempo: mucha inteligencia, cohesión, decisión, organización y energía. Hacer cosas que nunca hemos intentado siquiera. Para caer hacia el segundo con un simple resbalón basta. Las inercias se ocupan de lo demás.
Doy un ejemplo. Para poner un satélite en órbita (depende de su peso y la altura) un umbral de velocidad típico son como 25 mil kilómetros por hora. Sin ese impulso el satélite cae del cielo al suelo y se hace pedazos. Se requieren estudios, científicos, ingenieros, instalaciones, combustible, electrónica, etc. ¿Puede México poner en órbita un satélite de comunicaciones? Solo que lo compre.
Impulsar a México, requiere un esfuerzo inteligente y coordinado. Rebasar al unísono ciertos umbrales en lo ético, lo legal, lo económico, lo educativo, en lo político. Subyacentes están los umbrales del conocimiento científico y tecnológico de nuestros líderes. Aunque sea poquito.
Muchos son umbrales invisibles pero ahí están. Sin un sueldo sobrado para los policías, la tentación de la corrupción es como la fuerza de gravedad que aplasta la corporación. Sin un mínimo de justicia operando, ser huachicolero o narco es la mejor inversión de tiempo y esfuerzo. ¡Si superar ciertos umbrales, los engranes del progreso… rotan en sentido contrario!
Los dos destapados no pasaron el umbral de mínima democracia. Fracasan también en la justicia interna al atropellar a sus compañeros de partido. Transparencia con signo negativo.
Vicente Fox y Enrique Peña Nieto no rebasaron un mínimo umbral de inteligencia. Felipe Calderón reprobó en inteligencia emocional. El cohete de Jaime Rodríguez, “El Bronco”, lo impulsó tan fuerte que se colocó en orbita, pero en la luna. Y eso que es ingeniero. De los umbrales éticos, morales se desliza en patineta, y no alcanza nivel banqueta.
Andrés Manuel López Obrador podrá despegar el cohete pero alcanzar una órbita jamás. “Sin prisa no es posible el cambio” dicen en Harvard. De la burocracia excesiva a las colas y a la corrupción, luego impotencia, luego dictadura. Caida libre.
Andrés encarna prehistoria. Tronaría matemáticas, física y química de primaria. Su simplismo es aberrante. Lo que dice y plantea forman una pompa de mentiras resbalosas que él mismo no logra pinchar.
Por ejemplo, su lógica circular. Un Presidente (él) honesto basta para eliminar la corrupción del gobierno. Cuando sus colaboradores resultan pillos, los desconoce. Ataca a “la mafia del poder”. Cierrra el círculo: él es único honesto. Duro y dale el disco rayado.
Si en ciencia Andrés no llega a alquimista, en tecnología ni a parchar llantas. Es un político mexicano voluntarioso a quien su exposición masoquista al dolor ajeno lo ha convertido un paranóico esquizoide que inhala halagos y exhala complots.
Leo en Editoriales que el mejor gobierno es un dictador ilustrado, benévolo, etc. ¡No, señor! En el mundo de complejidad esa premisa está ya descartada. Amazon —la empresa mejor administrada del mundo— lo confirma. Jeff Bezos hace radicar su éxito en la formación de muchos “equipos de dos pizzas” de pequeño tamaño resolviendo problemas. No un dictador acaparador de decisiones e incapaz de delegar.
Para saber si México podrá poner en órbita la modernidad a la que aspiramos falta ver lo que harán los que siguen el lema de “una patria ordenada y generosa”. Entre los extremos del abanico entre PAN, MC y PRD, caben todas las soluciones, pero también las frustraciones. ¿Traspasarán todos los umbrales exigidos? No lo sabemos aún.
javierlivas@prodigy.net.mx