De grandes hombres y grandes mujeres
La Historia de México y de Sinaloa tiene un espacio reservado para Manuel Clouthier del Rincón, espacio que no puede entenderse sin la presencia leal, sincera, prudente y valiente de Doña Leticia Carrillo Cázares que falleció el pasado 15 de diciembre, coronando una vida plena, marcada de manera constante por el servicio a los demás.
Cómo muchos mexicanos, conozco la vida del Maquío a través de libros, discursos, videos, documentales y testimonios de amigos y familiares. En todos ellos Doña Lety es una presencia constante, sin protagonismo ni aspavientos. Procreó con el Maquío once hijos e impulsó, en su natal Sinaloa, diversas organizaciones civiles y religiosas, entre las cuales destaca el Movimiento Familiar Cristiano, la Casa del Maquío y el periódico el Noroeste.
Maquío fue un gran emprendedor y con Doña Lety procuraron siempre el mayor apoyo para sus trabajadores, especialmente en sus empresas agropecuarias. Como pareja vivieron a profundidad la Doctrina Social de la Iglesia Católica. Los caracterizaba una congruencia cruzada con valentía que los proyectaba a un nivel muy superior al de la mera política.
Para “calar” el reto que enfrentaron, basta imaginar a la “sociedad” de Culiacán, en pleno autoritarismo priista de los años ochenta, tiempo y lugar en el que el Maquío, uno de los empresarios más exitosos del momento, decidió enfrentar al sistema.
Para quienes la conocimos como integrante del Consejo Nacional y del Comité Nacional del PAN, lo que caracterizaba a Doña Lety era su sencillez alejada de todo tipo de protagonismo. La recuerdo llegando a las maratónicas sesiones del CEN del PAN o del Consejo Nacional. En aquel PAN que todavía no llegaba al poder, en el que todavía se debatían ideas y se confrontaban propuestas y estrategia para el bienestar del País. Llegaba temprano, se sentaba, escuchaba con atención y tomaba nota. Parecía que no la inmutaban los pleitos y desencuentros. Quizá ser madre de once hijos le daba esa paciencia monumental. Sus participaciones, particularmente en el CEN eran escasas, pero contundentes. Cuando levantaba su mano, todos callaban, Diego, Felipe, Don Luis, Luis Felipe y el resto. Cosechaba un respeto bien ganado, no sólo por lo realizado en el pasado; sino por lo mucho que puede aportar quien dedica mucho tiempo a la escucha. Sus silencios eran ejemplares, silencio de quien camina por la vida con la satisfacción del deber cumplido. De quien escucha y habla a sabiendas de que no hay ambición egoísta en sus palabras.
Conocí a tres de sus hijos en la política activa: Rebeca, Tatiana y Manuel. Como legislador federal conviví varios años con Manuel, cuando todavía militábamos en el PAN. Podrá estarse o no de acuerdo con algunos de sus planteamientos o mensajes, pero lo que nunca he dejado de ver, es su disposición generosa al servicio de lo que se cree correcto y ético, que requiere además valentía más que cálculo político.
En un video de una conmemoración del Maquío, que encontré en Youtube, Doña Lety lee algunas frases de su esposo, en las que exaltaba la grandeza del PAN, su congruencia y su gran valor para México. Doña Lety también se pregunta, a la distancia de aquellas frases, qué le había sucedido al PAN. Por qué había perdido el camino. Por qué había traicionado su historia y sus valores.
Esas mismas preguntas nos hacemos muchos, especialmente ahora que, por primera vez en la historia del PAN, un dirigente nacional se autoimpone como candidato presidencial, anulando el debate y sepultando la democracia interna, que le daba gran autoridad moral en la política mexicana. Hoy ni las formas se guardan, el autoritarismo y la corrupción terminaron por contaminar a una de las pocas instituciones democráticas nacida al margen del autoritarismo priista del Siglo 20.
El ejemplo del Maquío y Doña Lety quedan ahí para las generaciones de hoy y de mañana. Once hijos, numerosas empresas, asociaciones civiles y religiosas. En suma, solidaridad cristiana vivida a plenitud. Ejemplo indispensable para esta era de placer, de conformismo, de mínimo esfuerzo, de aislamiento digital, de vida fácil, de cultura del descarte.
Twitter: @chuyramirezr Facebook: Chuy Ramírez