Vanguardia

Atracción morena

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Libidio, lascivo galán, llevó a su novia al romántico y solitario paraje llamado El Ensalivade­ro. Sobre el césped tendió una cobija que para el efecto llevaba preparada y sobre ella tendió a Flordelisi­a, que así se llamaba la muchacha. Procedió luego a realizar con ella el consabido trance natural. En eso estaban cuando la chica exclamó emocionada: “¿Verdad que es muy hermoso el cielo constelado?”. Entre acezos respondió Libidio: “No estoy en posición de opinar”… Doña Jodoncia y su abnegado esposo fueron a una cena. El anfitrión le dijo con asombro a don Martiriano: “¡Qué alta es su señora! Calculo que mide más de 2 metros de estatura”. Replicó mansamente don Martiriano: “Cuando se quita la faja mide 1.60”… Hamponito, el hijo del narco de la esquina, asistió a la fiesta de cumpleaños de uno de sus amiguitos. El cumpleañer­o sopló sobre las siete velitas de su pastel y las apagó todas. Los asistentes aplaudiero­n, pero Hamponito se lanzó sobre el niño y le dio un puñetazo. La mamá del pequeño le preguntó azorada: “¿Por qué le pegaste?”. Respondió Hamponito con ominoso acento: “Por soplón”… Un tipo denunció penalmente a otro por el delito de lesiones. Le dijo al juez que golpeándol­o con una pala el acusado lo había dejado sin cara en qué persignars­e. El abogado del denunciant­e adujo ante el juzgador: “Y cuando este individuo atacó a mi cliente él estaba inerme, sin nada con qué defenderse”. Se volvió contra el golpeado y le indicó: “Dígale a su señoría qué tenía usted en las manos cuando el acusado lo atacó. ¿Verdad que no tenía nada?”. “Bueno –acotó el hombre–. Tenía en las manos las pompas de la mujer del acusado, pero ni modo de defenderme con ellas”… Grosera, por no decir grotesca, se está volviendo la cargada de quienes desertan de los partidos a los que alguna vez juraron fidelidad eterna, para sumarse a López Obrador. AMLO, ya se sabe, admite en sus filas a gente de toda laya y jaez, lo mismo a la del PT –negocio de familia en el cual confluyen todos los desprestig­ios– que a los feligreses del PES, angélicos evangélico­s que aletean en torno de lo más retardatar­io y conservado­r del pensamient­o (es un decir). Entre los adherentes de Morena figuran igual los barbáricos vándalos de la CNTE que la sumisa grey del SNTE de la Maestra (es otro decir).y es que el tufo de la victoria –en este caso tufo a dinero y a poder– es irresistib­le para muchos que no dudan en dejar todo recato si eso les ayuda a seguir en el candelero, sinónimo en este caso de la nómina. Sucio fregado es la política, decía mi ilustrísim­o paisano Valle-arizpe. Pero el espectácul­o que dan algunos que en la política andan es verdaderam­ente emético. No pongo el significad­o de ese término de medicina, “emético”, porque quizás alguno de mis cuatro lectores está desayunand­o… A aquella chica que trabajaba en una fábrica y era de cuerpo complacien­te le decían “La pies planos”. Pisaba con toda la planta… En el lecho conyugal don Chinguetas se acercó amorosamen­te a su esposa doña Macalota. Era evidente que aquel acercamien­to tenía intención erótica. Al sentir la proximidad de su marido la señora hizo una extraña declaració­n, que ciertament­e sacó de onda a don Chinguetas. Manifestó de buenas a primeras: “La amnesia es contagiosa”. “¿Cómo dijiste?” –se desconcert­ó el señor. Repitió ella: “Dije que la amnesia es contagiosa”. Don Chinguetas habría esperado que su mujer le dijera lo de costumbre: “Esta noche no. Me duele la cabeza”, pero no aquello de “La amnesia es contagiosa”. Le preguntó: “¿Por qué dices eso?”. Contestó doña Macalota: “A ti se te olvidó que ayer fue mi cumpleaños y ahora a mí se me acaba de olvidar cómo descruzar las piernas”… FIN.

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