¡Bienvenida Primavera!
Esta es ciudad de palmeras y cipreses.
Hay bugambilias también de variados matices en muchas bardas. Las variedades de pinos se dan aquí y allá por la milla de altura en que vivimos.
Algunas higueras en patios escondidos y hasta plátanos fuera de clima tropical se observan por ahí, en casas sin barda y con jardín visible.
Es la primavera una estación que pone a prueba las arboledas de una ciudad. Bulevares y plazas revelan, con el retoñar primaveral, qué tanto se han plantado y cuidado las frondas necesarias en arterias centrales y colonias. Los ramajes pelados y mustios del invierno estrenarán sus galanuras de verdor reciente, elevándose en algunas banquetas, horadadas para el necesario riego.
Nos enteramos en internet de la labor generosa de voluntarios empeñados en plantar árboles y pintar murales en rincones urbanos en que hace falta el color y la sombra de ramas frondosas. Ahí están, como caídos en paracaídas, los que responden a la llamada y hacen una comunidad de labor entusiasta. Unos escarban y plantan y otros se convierten en pintores improvisados, guiados por los expertos en pintas con un talento ya bien enderezado al arte pictórico.
Quienes hicieron podas oportunas contemplarán el milagro pascual de una resurrección vegetal en sus arbolillos trasquilados y mutilados. Los más generosos voluntarios tienen planeadas idas a la sierra para replantar el bosque aniquilado por incendios pasados. Sueñan una bellísima sierra arbolada para los excursionistas de los años veintes en este siglo. Son sembradores de futuro.
Marzo, abril y mayo, son meses de gran vitalidad humana. Se esperan transformaciones no sólo del paisaje urbano y serrano sino de la misma sociedad que prepara mandato de bien común para exigir gobierno sin corrupción ni impunidad. “Hombres fuertes, tierra fértil, clima benigno” es lema de tierra eucarística de trigo y vid. En esta tarde, a las 4.15 pm se dará la bienvenida a la primavera mientras la carrera del invierno pierde sus huellas fugitivas en la lejanía.
¡Bienvenida! primavera norteña (que incluye —claro— chapuzones salpicados y hasta nieblas de mayo) mientras llega el verano vacacional .
Marzo se va despidiendo con triduo sacro y regocijo pascual, después de la ascensión cuaresmal hacia la victoriosa resurrección que abre el horizonte de la mejor esperanza...