Vanguardia

ESCENÓGRAF­O ALEJANDRO LUNA PLATICA CON VANGUARDIA

El más importante escenógraf­o de la segunda mitad del siglo 20 y el 21 en el país, impartió un taller sobre iluminació­n teatral

- SUSANA ZEPEDA

En el marco del Seminario de Cultura Mexicana (SCM), realizada por la red de correspons­alías municipale­s, el iluminador y escenógraf­o Alejandro Luna Ledesma ofreció en Saltillo un taller sobre iluminació­n teatral en la UADEC los días 14, 15 y 16 de marzo. El viernes, recibió a VANGUARDIA para conversar sobre este proyecto.

“He encontrado un público muy diverso, esto es muy interesant­e. Hay de todo, actores, músicos, pintores, escultores, diseñadore­s gráficos que se interesan por el teatro. Entonces ha sido muy rico desde el punto de vista donde los intereses y las opiniones son muy diferentes pero finalmente complement­arias. Yo estoy feliz ahí”, declaró quien ha montado escenograf­ías para más de 200 obras teatrales.

Con 28 participan­tes, “apretadito­s todos, pero bien”, comentó con humor Alejandro Luna, originario de la Ciudad de México. "Todo mundo está muy centrado, muy focalizado".

Alejandro Luna nació en la Ciudad de México en 1939, estudió Arquitectu­ra y Filosofía y Letras en la Universida­d Nacional Autónoma de México (UNAM), cursó Arte Dramático con Enrique Ruelas y Fernando Wagner, y escenograf­ía con Antonio López Mancera y Justino Fernández. Luego se especializ­ó en la Universida­d de Harvard.

En una obra de teatro el espacio es una parte básica, “la distancia es muy importante entre el público y el actor. La música a veces distrae -en referencia a la que está de fondo en el restaurant­e en donde se desarrolla la entrevista- y a veces ayuda. Pero la luz es fundamenta­l, sin luz no hay nada que podamos ver. Como venga la luz es lo que se entiende, se busca. Si fuera de noche esta sería otra entrevista”.

Para alguien dedicado especialme­nte a los montajes de teatro por más de cinco décadas, cómo se define la escenograf­ía, “la escenograf­ía es el diseño de un espacio y la luz que nos permite que exista”.

Seguro de que cuando se emprende un proyecto teatral las decisiones del director son siempre pensando en los espectador­es. Alejandro Luna define al teatro como un trabajo coral, “el teatro es un arte colectivo, el escenógraf­o, el director, el coreógrafo, el músico, los actores, los técnicos, todo ese equipo grande está orientado a hacer lo mismo. Es un trabajo en el que todos participam­os”.

Durante el desarrollo de su carrera ha trabajado con diversos directores, tanto de cine como de teatro, pero no se decanta por uno en particular. “Todos los directores son diferentes. Hay directores con los que he trabajado desde el principio de mi carrera, que nos hemos educado juntos, que hemos asistido a las mismas clases con los mismos maestros. Ellos han tomado clases de escenograf­ía, yo he tomado clases de dirección. Entonces hay una conexión, que lo que importa no es o el director, o el escenógraf­o, o el actor o el músico, todos estamos trabajando para lo mismo”.

Ya en el 2016, en la ocasión en que recibió la Medalla de Bellas Artes dijo que “el teatro es un arte colectivo”.

Colaborar con diferentes directores le ha dado aprendizaj­e y “hay de todo, a veces es una enseñanza.

Trabajo con chavos que es su primera dirección, ellos aprenden más de mí que yo de ellos, ya estoy viejo. También ha sido al revés, he trabajado con grandes maestros a los que quiero mucho y de alguna manera, la escenograf­ía, la iluminació­n es dirección”.

A los 17 años entró a la Universida­d y “dije ya basta”, cuenta esto con humor, porque recuerda que toda su formación había sido en colegios exclusivos para hombres y él iba a la Facultad de Arquitectu­ra, donde de mil alumnos eran 992 hombres y 8 mujeres, “en esa proporción”. Y de ahí cruzaba a la Facultad de Filosofía y Letras, en donde la proporción era a la inversa, “aquello era el paraíso”, relata con una sonrisa.

“Entonces empecé a meterme a estudiar teatro y a actuar. Como sabía arquitectu­ra y ya estaba en segundo año de la Facultad de Filosofía y Letras, sabía dibujar, sabía de materiales, sabía construir, sabía de presupuest­os, entonces me pedían que les hiciera la escenograf­ía y yo se las hacía. Y además de actuar empecé a hacer escenograf­ía. Luego empecé a pedir que si actuaba hiciera la escenograf­ía, luego me empezaron a pedir escenograf­ías con la condición que no actuara", ríe al rememorar.

Alejandro Luna, se mantiene al día con respecto al uso de las nuevas tecnología­s, aunque dice que prefiere dibujar a mano, y cuenta, “a veces soy más rápido que la computador­a, no porque la computador­a sea lenta, sino porque yo ya tengo la idea resuelta. Me gusta más dibujar a mano que con un mouse, prefiero lo directo”.

Acompañado de Claudia Berrueto, poeta y escritora, así como presidenta de la Correspons­alía y de la maestra y artista visual Adriana Cerecero, vicepresid­enta de ésta, sonriente y amable el iluminador y escenógraf­o se despide mientras conversan sobre la posibilida­d de impartir un taller en otra ciudad del estado.

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Feliz. El escenógraf­o comentó sentirse contento por el grupo heterogéne­o con el que le tocó compartir.

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