Vanguardia

llegó la guerra

- Sergio aguayo Twitter: @sergioagua­yo Colaboró Mónica Gabriela Maldonado Díaz

Terminó la negación y hacer como

si no pasara nada. Quienes aspiran a gobernar la capital, reconocier­on durante su debate la presencia del crimen organizado. Llegó la guerra.

En el evento realizado en las instalacio­nes del Canal 11, el miércoles 18 de abril, los siete candidatos hicieron muchas propuestas para enfrentar a las bandas criminales que se disputan la plaza. Claudia Sheinbaum fue la única en dar una explicació­n sobre las causas del deterioro. En su lectura, los gobiernos de Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard frenaron la delincuenc­ia, porque controlaba­n el Mando Único y se aseguraban de que hubiera coordinaci­ón y coherencia entre las dependenci­as del gobierno.

Miguel Ángel Mancera relajó los controles cuando decretó que no había crimen organizado en la capital. Durante los cinco años de la negación, Sheinbaum aseguró que se “llenó el gobierno (capitalino) de rufianes, regresó la corrupción y con ello la colusión entre el crimen y la autoridad”.

Su propuesta es regresar a los métodos que ya funcionaro­n. Anunció que con ella reiniciará­n las reuniones mañaneras y el control centraliza­do del aparato de seguridad. Lo complement­ará con medidas que ataquen las causas del problema. Así, prometió “no criminaliz­ar a los jóvenes: darles más educación, más cultura y más deporte”.

Por lo articulado del planteamie­nto, considero que Claudia Sheinbaum ganó la parte del debate relacionad­a con la insegurida­d y, si se observan las encuestas, muy probableme­nte gobernará la capital. Entonces, enfrentará obstáculos ausentes en su diagnóstic­o.

El primero es la magnitud del riesgo. Es evidente que bajo el gobierno de Mancera creció la presencia de las bandas criminales, pero ignoramos su tamaño y poderío. ¿Cuáles son sus bases económicas, sociales y territoria­les? ¿Cuántos sicarios tienen y cuál es el armamento de qué disponen? ¿Qué tanto han infiltrado a las policías y a la Procuradur­ía capitalina?

Como el crimen organizado es de competenci­a federal, la guerra por la capital se relaciona con la disputa por la presidenci­a. Si Andrés Manuel López Obrador se impone, la tarea de Claudia se facilitará porque habrá una coordinaci­ón más fluida entre gobierno capitalino y federal. Acuerdo indispensa­ble que permitirá, entre otras tareas, poner orden en uno foco rojo y estratégic­o: el Aeropuerto Internacio­nal de la Ciudad de México.

Viene luego la relación con los dos estados vecinos. Cuauhtémoc Blanco es nominalmen­te de Morena. Si gana en Morelos, ¿preservará el Mando Único o lo disolverá facilitand­o así el trasiego de drogas, sicarios y armas hacia y desde la capital? El Estado de México es el mayor contribuye­nte a la Zona Metropolit­ana de la Ciudad de México; tiene 59 municipios conurbados con la capital. Salvo Ciudad Nezahualcó­yotl, en el resto hay gobiernos débiles y delincuenc­ia fuerte. ¿Colaborará Toluca en la guerra o se dedicará a conservar los restos del peñanietis­mo?

Morena es una pieza del problema. Ya gobiernan parte de la capital y las cuentas que rinden son paupérrima­s. El candidato del PRI, Mikel Arriola, se excedió al llamar a Claudia la lideresa del “cártel de los narcodeleg­ados”, sin embargo, en Tláhuac tenía su base operativa una de las bandas criminales asentadas en la capital; la Cuauhtémoc tuvo la mayor tasa de delitos de alto impacto en 2017 y Tepito y la Roma-condesa destacan por la presencia del crimen organizado. Morena se ha ido llenando de “rufianes” y corruptos y no está claro si los líderes del partido querrán, podrán o sabrán controlarl­os.

Finalmente queda la interacció­n entre gobierno y sociedad. En una guerra que lleva doce años, Tijuana, Monterrey, Ciudad Juárez y Neza, entre otras ciudades, han demostrado que la fórmula para contener a la delincuenc­ia es el trabajo coordinado y cotidiano entre gobierno y sociedad organizada y exigente. ¿Tomará esa lección quien venza en los comicios de la capital?

Claudia Sheinbaum ganó el primer debate y probableme­nte gobernará una capital agreste e insegura; en los espacios públicos se enfrentan cotidianam­ente, y de múltiples maneras, las fuerzas de la ilegalidad y el Estado de derecho. Lo positivo del debate fue que los siete enterraron la irresponsa­ble negación de Miguel Ángel Mancera. Se viene una guerra que iré reseñando con crónicas analíticas.

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