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Thomas Malthus, economista británico nacido en Albury, Inglaterra, en 1776, se ganó un lugar en la historia por su visión pesimista sobre el futuro de la humanidad, publicada en un ensayo ‘Sobre la Población’ que dio a conocer en 1798, y que, con el tiempo, se volvería famoso en todo el mundo.
En términos simples, el problema que Malthus identificó hacia finales del siglo XVIII fue que el ritmo de crecimiento de la población superaba, con creces, la capacidad de la sociedad de producir los alimentos suficientes para abastecer de comida a esa población en crecimiento.
Esa diferencia, decía el académico, generaría inexorablemente hambrunas, conflictos y muerte a través del tiempo.
Malthus desarrolló sus ideas en una serie de escritos de los que el más famoso fue el ‘Ensayo sobre la Población’, que, como ya mencionamos, publicó en 1798.
Pero ¿en qué se basó Malthus para enunciar una teoría tan ajena al pensamiento de la época, y que incluso hoy muchos consideran hasta cierto punto profética?
¿Cómo surgió en Malthus esa especie de ‘ansiedad moderna’ en torno al aumento de la población y su relación con la escasez de alimentos, en un momento en que aún no se realizaban censos que dieran una idea de qué era lo que estaba ocurriendo?
UN OBSERVADOR ATENTO
“En principio”, explica la historiadora británica Juliet Gardiner, “las ideas de Malthus surgieron de las observaciones realizadas en su propio entorno.
“Para Malthus, la crisis provocada por el rápido crecimiento de la población (más acelerado que el de la producción de alimentos) se hacía evidente en la pobreza que azotaba a los habitantes de la campiña donde él también nació, vivía y trabajaba”.
Malthus sostenía que el desbalance entre el crecimiento de la población y el aumento de la producción de alimentos daría lugar a conflictos y hambrunas una y otra vez a lo largo del tiempo.
Briony Thomas, historiadora local y archivista de una iglesia en el condado de Surrey, en el sureste de Inglaterra, en la que Malthus se desempeñaba como asistente del párroco, analizó los registros de la parroquia que reflejaban la vida cotidiana de la que fue testigo Malthus.
“Probablemente, lo más importante que debió haber notado Malthus, al analizar más de cerca los registros de la parroquia, fueron las discrepancias entre el número de bautismos y el número de entierros de la región”, dice la historiadora Briony Thomas.
“Según los apuntes de la iglesia en 1790, por ejemplo, hubo 15 bautizos y 8 entierros. Y a lo largo de ese período, esa relación se mantuvo de forma consistente. E incluso en algunos años esa discrepancia fue aún mayor”, añade Briony (lo que indicaba que cada vez había más bautizos y menos entierros).
“Lo que hizo Malthus fue convertir esos dos elementos (bautizos y entierros), en dos importantes piezas de información, en una zona rural donde vivía mucha gente pobre con poca disponibilidad de alimentos” señala Juliet Gardiner.
SOCIEDAD IMPERFECTA
De acuerdo a Niall O’flaherty, profesor de pensamiento político europeo del King’s College de Londres, “Malthus escribió su análisis teórico después de una discusión con su padre acerca de si la humanidad tendría suficiente capacidad para solucionar sus problemas”.
En el punto devista de Malthus, la producción de alimentos crecía a un ritmo más lento en comparación con el crecimiento de la población.
“Era principalmente una respuesta a William Godwin (filósofo político y escritor británico, considerado uno de los más importantes precursores del pensamiento anarquista), quien argumentaba que si podemos gradualmente abolir las instituciones de la propiedad y el matrimonio, y si el hombre puede reducir sus impulsos sexuales destructivos y violentos, podríamos alcanzar algo así como la perfección en la Tierra”.
Y “Malthus esaba de acuerdo con esa idea”, dice O’flaherty.
De acuerdo con Malthus, una vez que se alcanza una sociedad más igualitaria y perfecta, todos se sienten más relajados ante la perspectiva de tener hijos a los cuales puedan alimentar y educar.
“Pero si siempre vamos a tener oscilaciones entre la población y la producción de alimentos , nunca vamos a alcanzar la perfección”, pensaba Malthus.
LA SOLUCIÓN
Esta visión sombría, por otra parte, no se refería a un futuro lejano, explica Donald Winch, profesor emérito de historia intelectual de la Universidad de Sussex, Reino Unido. Malthus se refería al aquí y ahora. “No crean que el problema que estoy destacando, decía Malthus, es algo que nos aguarda en el futuro, sino que es una realidad inminente e inmediata. La única razón por la que no la vemos es porque nunca estudiamos la vida de la gente que sufre más por ello, es decir los pobres”.
La solución, según Malthus, era limitar los nacimientos.
“Si tuviésemos información de la gente que está en la base de la montaña veríamos que el problema de la población existe ya”, relata Winch.
Y, a fin de resolver el problema, Malthus diseñó una solución.
No obstante ser un hombre religioso, llegó a la conclusión de que limitar el número de hijos podía resolver la crisis poblacional “que se nos venía encima”.
Malthus abogaba por la restricción, es decir, “evitar el matrimonio hasta que uno tuviese el dinero suficiente como para criar un hijo (o dos, o tres)”, señala O’flaherty.
“Esta idea ya estaba presente en la clase media de la época, en Reino Unido, pero Malthus pensaba que si se podía convencer a los pobres y a los trabajadores de hacer lo mismo, esa sería la única manera de mejorar las condiciones de vida de la gente”.
Lo mejor, pensaba el economista, era posponer el matrimonio para limitar la cantidad de descendencia que una pareja pudiese tener.
“Como hombre de iglesia, Malthus creía que el propósito del matrimonio era la procreación, por lo que sugerir deliberadamente que las parejas demoraran el casamiento para acortar el período fértil, significaba que él defendía que las parejas pudiesen decidir por sí mismas su futuro, y dejaran de multiplicarse, siguiendo las leyes de Dios”, afirma Gardner.
LOS ECOS DE SU VISIÓN
A lo largo de los siglos, después de su muerte, las ideas de Malthus siguieron siendo una fuente de inspiración para muchos intelectuales, e incluso para muchos ecologistas que habrían de defender sus puntos de vista. (BBC Mundo)