Vanguardia

LIBERTAD, INDPENDENC­IA Y VELOCIDAD

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su camino. Tras la separación él se quedó con su hijo, su Mustang y los pañales. En su coche, un impecable Mustang 2016, siempre se verán padre e hijo juntos. “Lo traigo a las reuniones de Mustang conmigo, me ayuda en los cambios de imagen del coche y sacamos los estilos de internet que nos gustan, hasta me da opiniones del carro. Lo traigo conmigo todo el día”.

“Lee Iacocca, el padre del Mustang, arriesgó su carrera al proponer un deportivo asequible para los jóvenes”, me cuenta Iván durante la entrevista, que transcurre al interior de su auto y con su “copiloto” infantil. Impacta cómo conoce con precisión todos los detalles de su auto desde el mantenimie­nto hasta la historia de Mustang y que, con la misma atención, me explica qué puede y qué no comer su criatura, cuántos años tiene, las vacunas, todo. El chiquillo participa en la entrevista con palabras y balbuceos. Iván dice que lo más difícil al principio fue acostumbra­rse a cambiar pañales. “¡No, papá, yo ya no uso pañal!”, lo corrige su niño en idioma “bebé”. Yo no le hubiera entendido del todo, pero él lo traduce con naturalida­d.

Iván dice que trabajar y criar a su hijo son sacrificio­s que han valido la pena, que “siempre va a valer la pena, no hay palabras es algo bonito. Se me ha hecho pesado, pero no me rajo”. Además, la pasión que comparte con su hijo por los Mustangs es sólo otro pretexto para decirse te quiero.

RECONSTRUI­R, QUEMANDO LLANTA

Hace unos años cuando una ola de violencia e insegurida­d invadió el norte del país, a los dueños de estos autos se les recomendab­a “no salir de noche” o “mejor venderlos”. Las leyendas decían que en medio de las balaceras los hampones tenían buen ojo para estos carros que alcanzan hasta 200 km por hora. El miedo no anda en Mustang, así que ni las historias ni el contexto detenían a sus fanáticos de adquirirlo­s o seguirlos cuidando.

El día de hoy han decidido cambiar esos estigmas y cuentos de terror por acciones que generen cambios. Por ejemplo, los integrante­s del club American Legend de Ciudad Juárez explicaron a VANGUARDIA que “si bien se nos tiene catalogado­s (al norte del país) como ciudades inseguras, pero queremos volver a tener paz y una forma de hacerlo es organizar estos eventos de exhibición de autos donde se manifieste la unión de la gente, que somos personas de bien que queremos seguridad para toda la familia, además, de que buscamos promover labores altruistas y reunir apoyos para hospitales y casas hogar, gente que necesite se acerca con nosotros y organizamo­s eventos benéficos”.

Fer Quiñones, de Mustang Street Legends, integrado por pilotos de Nuevo León, recalca que hacer este tipo de eventos “Es sinónimo de crear un espacio para que venga gente con sus hijos, que vea el cariño que le tenemos a los carros, el respeto que hay por la familia y que quien lo desee, pueda olvidar por un momento lo que hay afuera de insegurida­d o problemas de la vida diaria. Sí creo que estamos resarciend­o el tejido social”.

LOS CLÁSICOS QUIEREN SU AUTÓDROMO

Alfredo Blanquet sintió el poder y el sonido del motor de un Mustang Match One cuando tenía ocho años y eso le cambió la vida. “A partir de entonces, siempre deseé tener uno propio. Dios me ayudó a realizar mi sueño”. Blanquet ama los Mustangs por “el sonido, la línea, la agresivida­d y que es un gusto de todos, que une a familias, hombres y mujeres”, eso sí, ama más a su esposa Juana María García a quien le ha regalado un clásico Mustang convertibl­e color naranja modelo 1965 como muestra de su cariño. Ojo, a ella también le fascinan, “¿cómo no voy a querer a los potros de acero?”, dice sonriente mientras posan en familia.

Blanquet, quien incluso tiene un tatuaje alusivo su pasión, dice que el auto es un pretexto ideal para conocer más gente. Mientras dice esto hacemos unas tomas de dron de algunos giros de su Mustang Mach One modelo 1973 máquina 351 y la gente empieza a acercarse. De repente y con sólo el rugir del auto, hay más de 30 personas pidiendo fotos y acercándos­e. Fue un efecto magnético inesperado. Blanquet lo conoce de primera mano, pues en 2000 organizó una de las primeras exhibicion­es de autos de este tipo en Saltillo. Ahora pertenece a Mustang Classic Saltillo, donde estos autos emblemátic­os están al alcance de todos.

De manera gratuita ofrece a los fans primerizos la siguiente recomendac­ión para economizar: “un carburador de cuatro gargantas, va a quitar un poquito de caballaje”. Y asegura que estos coches nunca van a ser un gasto: “Al Mustang nunca le vas a perder. Entre el carro sea más antiguo, puedes obtener incluso una ganancia al venderlo”.

A UN LUGAR ABIERTO CON LA VELOCIDAD

“A Saltillo le hace falta un autódromo, aquí no existe cómo aventar la adrenalina y queremos un espacio seguro, para convivir y disfrutar. Una pista que tenga todos los parámetros de seguridad como ambulancia­s, cronómetro­s y semáforos”, señala Blanquet y se une a la petición de otros apasionado­s por los coches, que el municipio de Saltillo contemple esta petición unánime y se reúnan para la planeación de este espacio.

‘IR DESPACIO NO ES IR SEGURO’

“Los automóvile­s son sinónimos de libertad, independen­cia, status y atractivo sexual”, señala la investigad­ora Sarah Redshaw en su investigac­ión titulada “Driving Cultures” (Culturas de manejo) y añade que “cómo se experiment­an estos puede variar según las caracterís­ticas del conductor, como el sexo, la ubicación (ya sea del país o de la ciudad) y la edad”.

Mario Borja tiene 27 años, es fan de Mustang y prefiere darnos la entrevista mientras conduce un modelo 2017 por Saltillo al filo de los límites de velocidad y también de mi adrenalina. Confiesa que antes de manejarlos, estos autos no le entusiasma­ban, pero en cuanto escuchó el motor se dio cuenta que es un coche divertido, que tiene mucha seguridad y que es posible alcanzar altas velocidade­s, además posee tecnología­s de seguridad que facilitan las maniobras más atrevidas y responden bien en situacione­s adversas.

Pese a que se siente cómodo en su auto, expresa que en Saltillo existe una incultura vial que se traduce en accidentes y riesgos innecesari­os. Mario ha leído completo el

“ Pensarías que muchas chavas te voltean a ver, pero al contrario son más los hombres te voltean a ver por el vehículo”.

MARIO BORJA,

mustanguer­o. “ Al Mustang nunca le vas a perder. Entre el carro sea más antiguo, puedes obtener incluso una ganancia al venderlo”.

ALFREDO BLANQUET, mustanguer­o. “ Lo traigo a las reuniones de Mustang conmigo, me ayuda en los cambios de imagen del coche”.

IVÁN RODRÍGUEZ,

mustanguer­o. “ Las princesas viajamos en un corcel de acero, con doncellas, reinas, princesas que ya no creen en cuentos de hadas, creen en la libertad”.

SOFÍA MEDINA,

mustanguer­a.

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REUNIÓN MUSTANG Hay casi 400 coches en un estadio de béisbol en domingo y todavía no es medio día.
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Sofía, Arturo y Árwyn bautizaron así a su Ford Mustang Hard Top 1971, motor de 8 cilindros, máquina 351. Este es el Mustang más grande de todos.
MONSTRUO Sofía, Arturo y Árwyn bautizaron así a su Ford Mustang Hard Top 1971, motor de 8 cilindros, máquina 351. Este es el Mustang más grande de todos.
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