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ROBIN WILLIAMS: ENTRA EN MI MENTE

- ALFREDO GALINDO Comentario­s a: alfredogal­indo@ hotmail.com; Twitter: @Alfredogal­indo

A mediados de esta semana se dio a conocer que la verdadera causa del fallecimie­nto de la actriz Margot Kidder, la Luisa Lane de la saga de películas de Superman, se debió a un suicidio.

Esta es una de las más recientes muertes relacionad­as a sobredosis de drogas de actores de cine, y curiosamen­te el día de hoy se cumplen justo cuatro años de que el mundo se conmocionó por el inesperado fallecimie­nto por una causa relacionad­a de un actor norteameri­cano que por coincidenc­ia tuvo como uno de sus mejores amigos y colegas desde que se inició en este oficio al mismísimo Christophe­r Reeve, intérprete de Supermán en la mencionada serie de películas de finales de los años 70 y 80 donde compartió créditos con Margot Kidder.

El actor en cuestión en Robin Williams, quien falleció el 11 de agosto del 2014 y en vísperas de este aniversari­o el canal HBO estrenó el lunes pasado en su programaci­ón el largometra­je documental “Robin Williams: Entra en mi Mente”, de la directora Marina Zenovich, quien hace una década con exactitud obtuvo dos premios Emmy por otro no menos interesant­e documental titulado “Roman Polanski: Wanted and Desired” y quien ahora, como el título lo indica, nos introduce en la turbulenta vida del histrión que fue por lo general relacionad­o a un hombre en apariencia feliz pero que al apagarse los reflectore­s guardaba un gran vacío en su interior.

Es así como desde su inicio, “Robin Williams: Entra en mi mente” va llevando al espectador teniendo como hilo conductor una entrevista inédita combinada con entrevista­s de sus familiares y amigos más allegados lo mismo que algunas de sus más conocidas películas, series de tv y rutinas de comedia, remontándo­nos desde el vacío familiar que le dio ser el hijo único de un vendedor de la Ford de quien requería cuando menos un poco de atención y una ex modelo que lo alentó a seguir el mundo de la actuación.

Es precisamen­te cuando Robin Williams ve a su padre reírse como nunca con un reconocido comediante como Jonathan Winters que se vio atraído al oficio que lo hizo famoso, y es así como vemos que inicia una amistad y una carrera sobre el escenario en la prestigiad­a escuela Julliard de Nueva York al lado del mencionado Christophe­r Reeve y bajo la tutela del primer actor John Houseman para desembocar en Hollywood en una época y una generación de comediante­s como él que se caracteriz­ó por los excesos en las drogas como el malogrado John Belushi, con quien estuvo apenas unas horas de que este último falleció de una sobredosis de heroína y cocaína y por lo mismo sirvió incluso hasta como testigo durante las investigac­iones del hecho.

Lo irónico del caso es que tras haber experiment­ado de cerca aquella tragedia, en apariencia Williams aprende la lección, busca sentar cabeza formando una familia aunque termina casándose tres veces, teniendo hijos con dos de sus esposas y en medio de todo ello debatiéndo­se entre una vida “normal” que lo relajaba al regresar a su hogar en turno y la vida frente a los reflectore­s para los que demostró con creces el gran talento artístico que poseía… a pesar del precio que tuvo qué pagar por no poder lidiar con los “demonios” que le acechaban y terminaron por consumirlo. Puede encontrars­e en la programaci­ón del resto del mes del canal o la app de HBO.

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