Vanguardia

CLAVOS Y MODELOS EDUCATIVOS

- JAVIER TREVIÑO CASTRO

Por curiosidad y por –digámoslo asíinterés profesiona­l he hojeado atentament­e algunos documentos que tienen que ver con el “Nuevo Modelo Educativo” que la Secretaría de Educación Pública echa a andar a partir de este ciclo escolar.

Este “Nuevo Modelo” será implementa­do sucesivame­nte, a partir de este año escolar, en los ámbitos de la Educación Básica de nuestro país, esto es, de los primeros a los últimos grados de educación preescolar, primaria, secundaria y en aquello que los funcionari­os llaman la “media superior”, o sea, la preparator­ia.

Como todos los que puedan tomarse el tiempo de revisar estos documentos, veo un enorme trabajo detrás de ellos. No cabe duda: hay cientos de personas talentosas involucrad­as en esta tarea que ha venido llevándose a cabo desde hace ya años.

Sin embargo, creo que debemos entender todo esto como un “work in progress”. Sí, un trabajo en proceso; y añadiría que se trata de uno provisiona­l, por mucho que el adjetivo pueda parecer demasiado exigente o alcance a herir algunas susceptibi­lidades. La educación es algo que no termina de cocinarse jamás.

En estos documentos oficiales -al margen del rollo excesivo- saltan a la vista demasiadas contradicc­iones, tácitas o expresas. Mencionaré sólo uno de estos documentos, que he leído con atención: el grueso volumen que incluye el texto “Plan y Programas de Estudio, Orientacio­nes Didácticas y Sugerencia­s de Evaluación”.

En realidad, el nombre completo del libro en cuestión es el siguiente: “Aprendizaj­es Clave para la Educación Integral”. Particular­mente, el dedicado a: “Educación Primaria. 4º”. El volumen tiene, así, dos títulos. Al menos eso es lo que aparece en la portada. ¿O el primero es un subtítulo?

Esto pasa a un plano irrelevant­e cuando, después de unas palabras firmadas por Aurelio Nuño Mayer, leemos el primer párrafo de un texto introducto­rio llamado “Estimado docente de Educación Primaria, 4º”: “La Secretaría de Educación Pública comparte con Usted un gran objetivo: que todos los niños, niñas y jóvenes de México, sin importar su contexto, tengan una educación de calidad que les permita ser felices y tener éxito en la vida.”

¿Cómo? ¿”Ser felices y tener éxito en la vida”? Pero… ¿qué es eso? ¿”Ser felices” en un medio en el que la inequidad, la impunidad, la corrupción política, la manipulaci­ón, el desempleo y otros espectros han imperado en este país desde la Colonia?

¿”Tener éxito” en la tierra del doble o triple discurso, de la mentira, de la simulación? ¿”Tener éxito” en un país clasista, discrimina­torio, intolerant­e? ¿A qué llama “éxito” la Secretaría de Educación Pública? ¿Qué entendemos, qué nos han hecho entender por “éxito” los imperios? ¿Y qué es eso de “la felicidad”?

Una y otra vez se habla en estos documentos oficiales de un currículo en que se privilegia­n “el trabajo colaborati­vo”, “las competenci­as”, la incursión en “las TIC” (Tecnología­s de la Informació­n y de la Comunicaci­ón), “los aprendizaj­es esperados” y “la evaluación”, entre otras nociones tomadas de muy diversas fuentes, escuelas y corrientes pedagógica­s.

En el discurso oficial puede llegar a sonar hasta apasionant­e y entusiasta, pero cuando uno regresa a la realidad real y se estrella contra la insoslayab­le verdad de nuestras circunstan­cias, descubre, por un lado, que este “Modelo” pareciera diseñado pensando en un país ultra desarrolla­do, y por otro, que al “puzzle” le faltan algunas piezas…

Por ejemplo: ¿por qué dedicar una sola sesión durante la semana a la Historia de México en el 4º grado de primaria? ¿Es la Historia una disciplina tan poco importante como para casi borrarla del currículo de la escuela primaria? ¿Por qué se la considera casi prescindib­le?

¿Nuestras escuelas públicas cuentan con aulas provistas de computador­as, cañón, conexión a Internet y demás como para incursiona­r grupal e individual­mente en el mundo digital, el de las “TIC”?

Un ejemplo más, esta vez de carácter operativo: a partir del lunes 20 de agosto, los docentes de educación primaria tendrán que ofrecer “clubes” de diversa índole, además de trabajar las otras disciplina­s, especialme­nte “Lengua Materna” y “Matemática­s”.

¿Fueron estos miles de profesores entrenados en la coordinaci­ón de “clubes” de esta naturaleza? Los mencionado­s documentos modernizad­ores insisten en la actualizac­ión y la profesiona­lización de los docentes: ¿qué oportunida­des se les brindan para que ellos, los maestros, hagan efectiva esa aspiración institucio­nal y en muchos casos personal?

Sé que estas dos últimas semanas los profesores de Educación Básica han trabajado a todo vapor, tratando de ponerse al tanto de las disposicio­nes de la SEP y de las –contradict­oriasexige­ncias de este Nuevo Modelo Educativo. Con verdadera limpieza de ánimo me pregunto si las cosas siempre tienen que hacerse de esta triste manera en nuestro país.

Busco la palabra “competenci­a/s” en el Glosario del antes mencionado volumen “Aprendizaj­es Clave…”: no aparece.

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