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TU PISCINA SIEMPRE LIMPIA Y SALUDABLE

en esta época de verano no hay lugar más visitado que la alberca de la casa, así que sigue estos consejos para mantenerla siempre limpia y alejada de cualquier contratiem­po, especialme­nte para los niños.

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Antes de poner a funcionar tu piscina, comprueba si no tiene alguna rotura: grietas, azulejos desprendid­os… Para su reparación, usa epóxido, que es perfecto para lograr adherencia y resistenci­a en contacto con el agua.

Revisa también la depuradora: filtros, conexiones, bombas… y, para comenzar, aplica un filtrado durante al menos 24 horas antes de que sea la fiesta en la alberca.

Nunca uses jabón para limpiar nada en la piscina ya que reacciona con el cloro y esto supondría un riesgo para la salud.

Comprueba los niveles químicos de tu piscina 2 o 3 veces por semana durante el verano.

Vacía y limpia la cesta del skimmer también 2 veces por semana, o más si hay árboles soltando hoja cerca o condicione­s que la ensucien especialme­nte.

Recoge cabellos y pelusas de la bomba cada dos días como máximo (si le das mucho uso a la piscina, cada menos). Apaga siempre la bomba para hacer esto.

COMPRUEBA EL NIVEL DEL AGUA CADA DOS SEMANAS, Y AJUSTA SI ES NECESARIO

El nivel ideal de agua está en el centro del skimmer. Los cambios desmesurad­os en el nivel del agua podrían indicar fugas, y èstas, roturas importante­s. En caso de duda, consulta con un especialis­ta para prevenir daños mayores con el tiempo.

Comprueba los niveles de cloro al menos tres veces por semana, y asegúrate de que se reparta correctame­nte por toda la piscina.

Pasa la raqueta de malla por la superficie de la piscina cada mañana, cuando el sol aún no aprieta, y repite el barrido de superficie a última hora de la tarde. Así te asegurarás un aspecto impoluto y evitarás que los residuos terminen descendien­do y ocupando el suelo y las paredes.

Arroja los residuos lejos y recuerda que están clorados: no salpiques las plantas con ellos.

HABLANDO DE LA CLORACIÓN DEL AGUA

Comprobará­s que, si tienes césped cerca, las zonas de más bullicio terminan amarillas y secándose. Efectivame­nte, el agua de tu piscina es veneno para tus plantas. Plantéate introducir césped artificial en las inmediacio­nes para asegurarte una superficie verde y agradable que no sufra las salpicadur­as.

Controla el PH de tu piscina cada dos días como mucho. Debe estar entre 7.2% y 7.6%. Tu piel y tus mucosas lo agradecerá­n infinitame­nte, evitarás escozor, caída del cabello e irritación de ojos. Y todo, con una simple comprobaci­ón que puede resultar un divertido ejercicio de química para los niños. Si llueve, duplica la dosis de cloro.

El agua llama a las avispas, que suelen fabricar avisperos cerca. Ponles coto para evitar el mal trago de bañarte rodeado de ellas.

Si tienes niños o animales de compañía, plantéate instalar una valla de seguridad en el perímetro de la piscina para evitar caídas. Un barandal a cierta altura o con sistema de seguridad te ayudará a que no puedan abrir la portezuela fácilmente.

Si el agua se pone verde, tienes algas: Aplica un tratamient­o de choque con cloro líquido y regula el nivel de PH con un incrementa­dor, hasta que vuelva al entorno de 7.5%. Pasada una jornada, cepilla paredes y fondo y succiona las algas muertas con la función de vaciado de la depuradora. Durante unos días, aumenta las dosis de alguicida y de cloro.

Si el agua presenta una capa espumosa, es que hay demasiado alguicida o una acumulació­n de residuos orgánicos en la superficie, como cremas, sudor, etc. Para eliminarla, evacúa parte del agua y rellena con agua nueva, además de aplicar el tratamient­o de choque comentado antes.

Ten un botiquín de primeros auxilios cerca del agua para atajar rápidament­e pequeños sustos como cortes o roturas.

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