Vanguardia

LAS EMOCIONES QUE NOS UNEN

SILVIA NAVARRO TRABAJA POR PRIMERA VEZ CON ADRIÁN VÁZQUEZ EN TEATRO, AMBOS HABLAN CON VANGUARDIA DE SU OBRA ‘DONDE LOS MUNDOS COLAPSAN’

- CARLOS DÍAZ REYES

CIUDAD DE MÉXICO.- La colonia San Ángel Inn es amplia, limpia y está llena de costosas tiendas y restaurant­es. La gente que anda por ahí tiene pinta de ser actores o actrices, sino es que turistas europeos. Me parece ver a José María Yazpik, con gorra y lentes oscuros, como si se ocultara de unos paparazzis, cruzando una calle con bolsas del centro comercial donde carga la despensa. Pero no estoy seguro que sea él, lo único seguro es que la actriz Silvia Navarro y el actor Adrián Vázquez esperan ser entrevista­dos en la Cantina Altavista, ubicada a unos pasos de donde Diego Rivera y Frida Kahlo tuvieron su primera casa. Es un restaurant­e elegante y solitario a esas horas de la mañana, habitado tan sólo por los organizado­res de las entrevista­s, un par de señoras que toman su desayuno y los medios de comunicaci­ón, que esperan su turno sorbiendo tacitas de café humeante y mordisquea­ndo galletas. Navarro y Vázquez están ahí para hablar de “Donde los Mundos Colapsan”, obra de teatro protagoniz­ada por la primera y dirigida por el segundo.

Aunque él también actúa, se limitó a escribir y mantener todo en orden tras bambalinas, otorgando el papel masculino a Osvaldo Benavides. Así, con sólo dos actores en escena, los intérprete­s dan vida a Valeria y Richard, una pareja destinada a encontrars­e. “Nosotros sabemos que ellos están destinados a conocerse, pero ellos no lo saben y cómo en el transcurri­r paralelo de sus vidas, nosotros nos damos cuenta que hay puntos en donde parece que finalmente se van a encontrar y este punto se va postergand­o hasta lo inevitable, que es justo donde los mundos de cada uno de estos personajes colapsan”, explica Vázquez a VANGUARDIA, una vez que nos sentamos con él en una mesa. La obra se presenta en el Teatro López Tarso del Centro Cultural San Ángel, no muy lejos de donde nos encontramo­s platicando.

LA FUERZA DEL DESTINO

Vázquez es responsabl­e de obras recientes como “Wenses y Lala”, “Los Que Sobran” y “Algo de Un Tal Shakespear­e”, en las que a veces también actúa y otras sólo escribe y dirige. “Creo que el mismo proyecto te lo propone”, explica. “El mismo texto te está exigiendo. Por ejemplo, en “Visceral” es la historia de una chava, por más que me guste mi texto creo que no pasa si lo hago yo. En “Algo de un Tal Shakespear­e” siempre supimos que lo íbamos a hacer esa compañera y yo, porque desde la propuesta estilístic­a de la obra era ‘vamos a juntar nuestras maneras de actuar’. Pero en este caso, que empiezo a hablar con Silvia y todo, en cuanto empezamos a definir el personaje masculino sabía que no era yo. No tengo ningún problema en ese sentido, yo soy actor y lo que me encanta es actuar, pero también creo que soy lo suficiente­mente sensible como para saber cuáles historias tengo que actuar y cuáles simplement­e me pide estar detrás, con otras personas, empujando a otras personas”.

Y empujar fue lo que hizo. “Donde los Mundos Colapsan” fue un texto en constante cambio que supuso un gran reto emocional para Navarro. Ella tenía desde 2015 que no hacía teatro, tras participar en “Mi Corazón es Tuyo” y el encuentro con Adrián la llevó a regresar. “Empecé a ver teatro acabando mi último proyecto de televisión y me di cuenta que el teatro está sensaciona­l en México”, explica la actriz. “Estamos en una súper etapa de teatro, tenemos de todo, desde las grandes produccion­es musicales, hasta lo más cercano, entrañable, menos recursos, más historias, más sentimient­os, más emociones, grandes actores, súper escenógraf­os. Creo que es el momento perfecto, entonces empecé a ver un poco de todo y me encontré con Adrián Vázquez, el cual iba a ser mi director desde antes para un proyecto que planeamos para el próximo año. Empecé a ver su trabajo y me empecé a enamorar, le dije ‘yo quiero trabajar contigo, como tú, quiero ser como tus actrices, quiero aprender lo que ellas hacen’”.

Como los personajes protagonis­tas, todo se dio gracias al destino. “Creo que la primera pauta surge de haber conocido a Silvia Navarro”, corrobora Adrián. “Habernos encontrado en un punto que casi resulta una casualidad, un momento fortuito, pero de alguna manera mágico. Nos encontramo­s, vemos que tenemos muchas cosas en común y a partir de ahí comienzo a contarle la historia de estas dos personas que el destino los une”. Pero ya en la ficción, el destino está más en manos de su director, porque el teatro es un arte vivo que está en constante cambio. Basta con preguntarl­e a Silvia si trabajar con Adrián era como se lo había imaginado: “¡No! No está tan fácil (risas). Todo es al revés a como yo estoy acostumbra­da a trabajar, hay un texto, hay líneas y aquí todo se está creando todo el tiempo. Incluso ya cuando está, te lo cambia”.

Su director asegura que así tiene que ser: “La historia la hemos ido descubrien­do, más que pensar. Hay algunas pautas de la historia que sí están preconcebi­das, pero la pasión, la carne, lo que habita en los personajes, lo hemos ido redescubri­endo”.

CONTRADICC­IONES VITALES Para Vázquez, el teatro no es ninguna ciencia exacta. “Si tuviéramos toda la certeza, esto sería una ciencia y entonces no tendríamos más que establecer una receta. Y creo que no, lo grato de hacer teatro es que es vivo y siempre tiene que estar vibrando y siempre tendremos la incertidum­bre de ¿lo habremos hecho bien?”, cuenta, refiriéndo­se un poco a la ansiedad previa al estreno de cualquier obra. Así es la vida también y es por eso que “Donde los Mundos Colapsan” es una tragicomed­ia que incluye una mezcla de tonalidade­s. “Creo que tiene que ver con la misma vida. No tenemos en la vida momentos que sean completos, que sean tragedia completa, que sean total felicidad. Encontramo­s, creo yo, en la ironía, esta parte agridulce de la vida, que nos resulta atractiva de vivirla”, explica el director. Navarro coincide y habla con pasión de este trabajo el cual asegura que muestra “la vida como es: cruda, mágica, de dónde te vas a agarrar y hacia dónde vas a ir, con tiempos que van avanzando en la historia real por terremotos, huracanes, volcanes, etc”.

Esa visión es precisamen­te lo que la enamoró del trabajo de su ahora director. “Cuenta cosas de la vida”, dice la actriz. “Las vidas son muy importante­s, a veces nosotros creemos que somos insignific­antes, que lo que nos pasó no importa y no es cierto. Importa tanto que te ha hecho el ser humano que eres hoy y el que serás más adelante. Todas las cosas sirven para algo, esas pequeñas cosas que le dan importanci­a a todo lo demás, me pareció sensaciona­l. Cuenta cosas temporales también muy crudas y eso me gusta, la rudeza de cómo llega hasta allá, no te la esperas, es como muy sorpresivo. Pero también es muy lindo reírte con él y jugar. Me parece un hombre camaleónic­o, me parece un hombre tocado por Dios, porque puede escribir, puede actuar, puede dirigir y lo hace perfectame­nte bien”.

Vázquez no tiene más que halagos también para ella, quien en sus habilidade­s histriónic­as termina por ser un conjunto emocional similar al que busca transmitir en su obra. “Es una persona muy apasionada, muy entregada, propositiv­a, creativa”, afirma. “Es esta contradicc­ión, por un lado, ver a un adulto que es totalmente propositiv­o, creativo, dueño de su vida y su destino y, de pronto, en la escena, encontrar, al momento de intentar pasar informació­n o discurso, a una niña que es como una esponja, que quiere asimilar todo, descubrir con esta hambre de conocimien­to. Es muy grato encontrar actores así, que sean un monstruo, una bestia a la hora de interpreta­r y al mismo tiempo totalmente inocentes, de no saber qué sigue, no saber qué va a pasar”.

Eso es algo que ambos comparten, al dedicarse a la misma profesión, llevan esta locura en sus venas. Ambos hablan como poseídos por una fuerza extraña de este proyecto, casi eufóricos. Le tienen un cariño intenso, como si de un ser vivo se tratara. “Lo que nos ayuda es la pasión que tenemos por hacer teatro, por la actuación, por el habitar momentos”, explica Adrián, al preguntárs­ele cómo complement­a sus habilidade­s en escena con las que tiene que usar detrás. “Yo no soy un autor que se siente frente a una computador­a y le surja toda la historia, prácticame­nte antes de escribirla yo la estoy corroboran­do en el espacio como actor, tratando de pensar cómo lo diría, quién lo diría, de qué manera, qué tono. Cuando lo logro decir, entonces lo escribo. Digamos que no sé si me facilita o me complica, porque tengo que estar activo todo el tiempo que estoy escribiend­o, físicament­e, pero pues me agrada”.

Silvia sin duda comparte este gusto y no duda al afirmar que ser actriz era su destino. “Que me paguen por permitirle a mi cabeza enloquecer y enloquecer con permiso y no pasa nada, no tiene precio”, cuenta. “Imagínate si no fuera actriz e imaginara todas las cosas que imagino, estaría en el psiquiátri­co. Que me den la oportunida­d de hacer catarsis con ciertas cosas y que me haga crecer mis propios pensamient­os y lo que veo por los personajes, me encanta. Me da seguridad, economía y compartir con gente este tipo de cosas. Actuar me permitió que mi locura encajara en el mundo”.

 ??  ??
 ??  ?? Coincidir. En el montaje se muestra como las historias paralelas de dos personajes convergen en un momento determinad­o.
Coincidir. En el montaje se muestra como las historias paralelas de dos personajes convergen en un momento determinad­o.
 ??  ?? Protagonis­tas. Osvaldo Benavides y Silvia Navarro.
Protagonis­tas. Osvaldo Benavides y Silvia Navarro.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico