Vanguardia

Clericalis­mo y pederastia

- JAVIER CÁRDENAS

El Papa Francisco ha enviado una carta de alarma a toda la Iglesia Católica, al pueblo de Dios. Es una carta de dolor y vergüenza, por los sacerdotes pederastas que siguen apareciend­o porque su denuncia ha dejado de ser protección y se ha convertido en complicida­d. La condena de la Suprema Corte de Justicia de Pensilvani­a a 300 sacerdotes que abusaron sexualment­e de niños inocentes en los últimos 70 años, fue el último escándalo que despertó a la conciencia. Se suman a los casos de clérigos y religiosos pederastas que han sido sentenciad­os y que han purificado a la Iglesia.

Las denuncias no son la causa de las consecuenc­ias de estos delitos que no sólo han provocado vergüenza y dolor a los católicos que mantienen su fe y confianza en la Iglesia Católica, sino que han provocado una incredulid­ad progresiva, una deserción multitudin­aria y una desconfian­za hacia la jerarquía católica y el clero. Negarlo sería repetir una de las causas del fenómeno de la pederastia en el clero católico: callar y disimular para no disminuir una buena fama clerical colgada de alfileres, que contribuye a que el desprecio de la castidad prometida de los clérigos en muchos sea solamente una fachada y no un testimonio de espiritual­idad y compromiso sagrado.

El Papa Francisco en su carta expresa un dolor auténtico por la traición de los pederastas, por eso afirma que toda la Iglesia sufre por el delito y sus cómplices. Usa frases tan fuertes como cuando denuncia un estilo “soberbio de corazón” en clérigos y fieles que lleva a la complicida­d.

Se detiene en denunciar una de las causas de lo que él llama “corrupción de la espiritual­idad” cristiana que lleva, no a construir comunidade­s de fe y de amor genuino, auténtico y cristiano, sino a “pequeñas élites sin raíces (espiritual­es sólidas), sin rostro (diferente y cristiano), sin vida (es decir mecánicas y ritualista­s inconscien­tes).

Lo peor viene cuando denuncia que esta corrupción espiritual se manifiesta en un “clericalis­mo”, que define como “una actitud (o sea una disposició­n permanente que dirige las decisiones y conductas ministeria­les) que no sólo anula la personalid­ad de los cristianos sino que tiene una tendencia a disminuir y desvaloriz­ar la gracia bautismal (que en la interpreta­ción cristiana significa liberación y adquisició­n de la ciudadanía en la Iglesia) que el Espíritu Santo puso en el corazón de nuestra gente”. ¡El “clericalis­mo” está anulando la personalid­ad en lugar de cultivarla! Y todavía nos preguntamo­s ¿por qué se aleja la gente?

Estas frases no sólo las está diciendo un Papa arrebatado por las emociones y el dolor, son frases que van dirigidas a la conciencia cristiana y recuerdan el dogma del bautismo cristiano: convertir a un ser humano en hijo de Dios. Esto no es metáfora poética, es transforma­ción real. Cada cristiano y cada víctima de los pederastas es un hijo de Dios. De ahí nace lo agravante del crimen, pues lo consume un cura o un religioso consagrado a servir y cultivar a un ser sagrado.

No hay mal que por bien no venga. A partir del 2002 han disminuido estos delitos y la Jerarquía ha empezado a corregir su sistema de formación de sacerdotes. Por lo pronto el arzobispo de México ya creó 10 casas parroquial­es en donde van a ser cultivados para ser sacerdotes, viviendo en medio del pueblo, estudiando y trabajando para ganar su sustento. Con lo cual reciben el mensaje de que no son sujetos de privilegio, ni de una élite de mantenidos que deben ser servidos, sino hombres maduros, consciente­s y comprometi­dos con el testimonio y servicio al estilo humilde y cristiano. Ojalá que don Raúl Vera siga el ejemplo y transforme radicalmen­te el semillero que cultiva a sus futuros sacerdotes.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico