Vanguardia

El sueño de Juan, que tuvo un trágico despertar

El joven dominicano viajó de su país a México; en Saltillo sufrió un accidente a bordo de una camioneta de Migración, que lo tiene en estado ‘vegetal’

- ALEJANDRO MONTENEGRO #MIGRACIÓN

El sueño americano de Juan Daniel Arias González tuvo un trágico despertar en una carretera de Coahuila, en el libramient­o Óscar Flores Tapia, en Arteaga, cuando la camioneta del Instituto Nacional de Migración en la que lo trasladaba­n al aeropuerto de Monterrey para ser deportado a su natal República Dominicana, sufrió un accidente. A un año y tres meses de distancia, permanece en Saltillo “atado” a una cama de hospital.

De 22 años y con una hija recién nacida, el ciudadano dominicano dejó su país el año pasado para buscar suerte en los Estados Unidos, era la primera vez que lo intentaba. Se trasladó vía aérea a Monterrey, sin embargo, apenas aterrizó el avión cuando agentes de Migración lo detuvieron. Portaba un pasaporte falso.

Juan Daniel primero fue trasladado a una estación migratoria en San Luis Potosí y un mes después se liberó la documentac­ión para ejecutar su deportació­n a República Dominicana.

El 18 de mayo de 2017, junto a un migrante originario de Portugal, el Instituto Nacional de Migración trasladó a Juan Daniel al aeropuerto de Monterrey para tomar un vuelo a su país natal, sin embargo, el viaje se vio interrumpi­do, pues cuando transitaba­n el libramient­o Óscar Flores Tapia, en Arteaga, un tráiler les quitó el derecho de vía y colisionar­on.

Un agente de Migración falleció al instante y otro quedó herido al igual que Juan Daniel y el migrante portugués que también iba en la camioneta. Fue trasladado al hospital La Concepción para su urgente atención médica, pues sufrió diversos golpes en el cráneo.

15 días después del accidente, luego del trámite de un visado, llegó a Saltillo Miriam, la madre de Juan Daniel. Dejó a sus otros dos hijos en República Dominicana, para estar al pendiente de los cuidados que estaba recibiendo el joven; en seguida le practicaro­n dos cirugías que requerían del consentimi­ento de un familiar directo de la víctima.

“En el hospital estuvo como un mes en coma”, dice Miriam, “increíblem­ente cuando yo llego y lo encuentro con tubos por todas partes, el doctor me dice que ya estaban tramitando para llevarlo a República Dominicana y por supuesto, yo no lo permití, estaba en muy mal estado”, recuerda.

“Vino por falta de trabajo, tuvo su primera hija y allá no había mucha fuente de trabajo. Como todo, qui- so buscar el futuro de su hija en Estados Unidos”, agrega la mujer.

A Juan Daniel se le diagnostic­ó la desconexió­n del tallo cerebral y desde entonces su estado de salud ha empeorado al grado de llegar a un estado vegetal. La Comisión Estatal de Atención a Víctimas se acercó a Miriam y cuando lo dieron de alta, les proporcion­aron un departamen­to y desde entonces cubren todos los gastos de medicament­os y material de curación para Juan Daniel.

“Él está aquí en la casa, me lo entregaron así como así, yo sin experienci­a en atención médica y en ningún momento nos proporcion­aron la atención de una enfermera ni nada. Como Dios me dio a entender yo estoy aprendiend­o a atender a mi hijo”, dice resignada.

Mientras tanto, la asegurador­a y el Instituto Nacional de Migración no han podido llegar a un acuerdo para trasladar a Juan Daniel a su natal República Dominicana. Ofrecieron una indemnizac­ión de 200 mil pesos a su madre, pero ella no está dispuesta a aceptarla.

Para Miriam, tanto las autoridade­s migratoria­s como la asegurador­a se han lavado las manos en el caso de su hijo, pues dejaron de llamarla para dar seguimient­o al estado de salud de su hijo. Tampoco la embajada de su país se ha acercado a preguntar si puede apoyarle en algo.

“Quieren reparar el daño dándome 200 mil pesos, la asegurador­a es lo que me ofrece”, dijo, “yo lo que quiero es que se resuelva este problema. Quiero llevarme a mi hijo a mi país, si le pasa algo, que sea en su tierra”, propone.

La asegurador­a, por otro lado, pagó un mes de terapia y después se olvidó de

Otro empleado del INM

Desde entonces Juan Daniel seguir cubriendo esa necesidad de Juan Daniel.

“Yo me vine dejando mi trabajo, pero lo más importante, dejando a 2 hijos de 15 y de 13 años allá. Ellos están esperando ya a que regrese y les lleve a su hermano, pero tengo que atender a mi hijo, no tengo de otra y hasta que no se resuelva la situación, ellos están obligados a seguir cubriendo los gastos médicos de mi hijo”, alega.

Esta semana, a Juan Daniel se le tapó la sonda por donde lo alimentan y pasa su medicament­o y tardaron hasta dos horas en atender la emergencia.

“Yo digo que Migración tiene que trasladarl­o, es la responsabi­lidad de ellos, que lleguen a un acuerdo entre Migración y la asegurador­a de qué van a hacer, porque los dos son responsabl­es, tienen que saber qué van a hacer con este caso”, sostiene Miriam.

Dedicado a la música antes de partir de República Dominicana, Juan Daniel está atado a una cama de hospital en un departamen­to al norte de Saltillo y ahí permanecer­á hasta que se le proponga un acuerdo que satisfaga la voluntad de su madre.

 ??  ?? Víctima. Juan Daniel Arias González, con apenas 22 años y lleno de ilusiones llegó a Monterrey procedente de República Dominicana; su ilusión por llegar a EU se vio frenada al sufrir un accidente del que no ha logrado recuperars­e. Sobrevivie­ndo. Los medicament­os se los administra su madre; ambos fueron abandonado­s a su suerte.
Víctima. Juan Daniel Arias González, con apenas 22 años y lleno de ilusiones llegó a Monterrey procedente de República Dominicana; su ilusión por llegar a EU se vio frenada al sufrir un accidente del que no ha logrado recuperars­e. Sobrevivie­ndo. Los medicament­os se los administra su madre; ambos fueron abandonado­s a su suerte.
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 ??  ?? Fe. Una imagen de la Virgen está al lado de Juan Daniel.
Fe. Una imagen de la Virgen está al lado de Juan Daniel.
 ??  ?? Familia. Tiene una hija con pocos meses de nacida.
Familia. Tiene una hija con pocos meses de nacida.

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