MUCHOS VAN POR LANA Y VUELVEN TRESQUILADOS
Este refrán, aunque con ligeras variantes, aparece cuatro veces en “El Quijote”. En tres lo dice Sancho Panza y el que aquí se menciona, la sobrina de don Quijote. Sólo en una ocasión se lee trasquilados, y en tres dice tresquilados, como arriba está escrito. Las otras tres veces que se cita están en: II, 14; II, 43 y II, 67.
Luego de regresar de su primera salida, molido a palos, don Quijote comenta con el ama de casa y su sobrina sobre su rivalidad con el sabio encantador Frestón, quien le tiene ojeriza. Pero les dice que él lo habrá de vencer, pues no podrá “evitar lo que por el cielo está ordenado”.
“¿Quién duda de eso? –dijo la sobrina–. Pero ¿quién le mete a vuestra merced, señor tío, en esas pendencias? ¿No será mejor estarse pacífico en su casa, y no irse por el mundo a buscar pan de trastrigo, sin considerar que muchos van por lana y vuelven tresquilados?”
En 1611, Sebastián de Covarrubias explicó que este refrán se aplica “cuando uno piensa que ha de venir ganancioso de alguna jornada y trato, y vuelve con pérdida”.
Gonzalo Correas, en 1627, escribió que también se acomoda el refrán a otras cosas semejantes, como cuando alguien va a ofender y vuelve ofendido, o bien cuando las cosas salen al revés de lo intentado.