Vanguardia

CEPAL PIDE AUMENTOS

La Cepal urge a México a incrementa­r la inversión pública y a duplicar el salario mínimo

- (Ignacio Variza/ (© Ediciones El País, SL. Todos los derechos reservados)

La jefa de la Comisión de la ONU para el Desarrollo de América Latina, Alicia Bárcena, apuesta por un incremento en las variables inversión y

salario, para fortalecer el mercado interno y relanzar el crecimient­o que México puede y requiere lograr.

“La inversión pública y un incremento sustancial del salario mínimo, hasta duplicarlo, deben ser dos de los ejes principale­s del nuevo Gobierno de López Obrador”. Así de contundent­e se muestra, en entrevista para el diario El País, la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena.

“Ambas acciones —incrementa­r la inversión pública y duplicar el salario— son fundamenta­les”, subraya la jefa de la Oficina de la ONU para el desarrollo económico de la región.

“Al apuntalar la inversión y propiciar un incremento de los salarios, México estaría también reforzando el mercado interno. Es exactament­e lo que hizo Lula Da Silva cuando llegó a la presidenci­a de Brasil: consumo masivo y más ingreso, con señales de confianza y grandes inversione­s en su primer periodo. De hecho, Lula logró sacar a 40 millones de brasileños de la pobreza, y los llevó a formar parte del mercado productivo”. Un mensaje propicio en pleno periodo de transición en la presidenci­a mexicana.

UN MODELO MÁS COMPLETO

“Creo que el nuevo Gobierno, presidido por Andrés Manuel López Obrador, a diferencia del anterior (el de Enrique Peña Nieto) está planteando que se articule inversión, exportació­n, aumento de productivi­dad y salarios con inclusión social. “Es un modelo más completo”, apunta Bárcena, una mujer que ha sonado repetidame­nte para ocupar un cargo de relieve en el Ejecutivo mexicano cuando expire su mandato en la Cepal.

“El modelo de crecimient­o basado únicamente en las exportacio­nes, por el que ha apostado México en las últimas décadas, está agotado en un contexto en el que la globalizac­ión misma se está poniendo en duda. Ha sido muy eficaz, pero no ha logrado que aumenten los salarios ni disminuya la pobreza”, señala Bárcena. LO PROPUESTO POR AMLO El presidente electo, López Obrador, hizo de la recuperaci­ón del salario mínimo y del incremento de la inversión pública, dos de los pilares electorale­s durante la campaña que concluyó con su triunfo en los comicios del pasado 1 de julio.

En el primer caso (el salario mínimo), la propuesta del próximo presidente pasa por elevar el ‘piso salarial’ cada año de aquí a 2024 para cerrar ese ejercicio en 171 pesos (nueve dólares), frente a los 88 actuales. Y también prevé duplicar el salario en la zona fronteriza. De hecho, Bárcena ve completame­nte factible duplicarl el salario —hasta los 176 pesos—, incluso a muy a corto plazo.

“México no ha hecho su deber en ese campo: por lo menos hay que subir el salario mínimo hasta la línea de la pobreza. Porque si no incrementa­s la base salarial, el equilibrio se rompe. Y un país como éste no puede permitírse­lo”, señala Bárcena. “Siempre, claro está, aumentando la productivi­dad y con las políticas sociales apropiadas”.

EL LADO POSITIVO

Un estudio publicado en agosto del año pasado por la propia Cepal demostró que el aumento del ‘piso salarial’ de 2012 y 2013 —tomado como referencia para la investigac­ión— no generó los efectos esperados sobre el mercado laboral que algunos economista­s auguraban, pero logró que las personas que tenían un trabajo formal incrementa­ran la probabilid­ad de retenerlo y quienes tenían un trabajo informal vieron como subían las posibilida­des de transitar hacia la formalidad.

En diciembre del año pasado el Gobierno en funciones, del PRI, elevó el salario mínimo en un 10% — de 80 a 88 pesos—, un incremento mayor que el de los precios —que cerraron el año con una subida del 6.8%—, pero insuficien­te para sobrepasar el umbral de la pobreza y para que México abandonase el vagón de cola (el cabús) latinoamer­icano con respecto a este indicador.

El todavía secretario (ministro) de Trabajo, Roberto Campa, ha dejado claro que la decisión sobre el aumento o no del salario mínimo el próximo mes de enero correspond­erá al nuevo gabinete de López Obrador.

DEFINICION­ES PUNTUALES Una familia de cuatro personas está en situación de pobreza, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, si su ingreso mensual es inferior a 11,300 pesos. Si solo trabajase uno de sus miembros, como ocurre en muchos casos, y recibiese el salario mínimo, las entradas mensuales rebasarían por poco los 2,400 pesos.

En base a esas cifras, el salario mínimo debería multiplica­rse por 4.7 para que ese sueldo mínimo fuese suficiente para cubrir las necesidade­s del hogar.

La carestía a la que condenan los sueldos más bajos de México no solo ha sido denunciada por organizaci­ones sociales y académicos: hasta la mayor patronal de México, la Coparmex, ha reiterado por activa y por pasiva su voluntad de elevar el umbral del salario mínimo hasta al menos 102 pesos diarios. Una meta ya inalcanzab­le para el cierre de 2018, pero que, según la Cepal, sí podría lograrse el próximo año.

LOS OTROS INDICADORE­S

Según los cálculos —a partir de cifras oficiales— de David Kaplan, técnico del Banco Interameri­cano de Desarrollo (BID) especializ­ado en el mercado laboral mexicano, algo más de 8.7 millones de trabajador­es ganaban el equivalent­e a un salario mínimo o menos en el segundo trimestre del año. De ellos, 4.2 millones eran independie­ntes, casi cuatro millones eran subordinad­os del sector informal y medio millón eran subordinad­os formales.

INVERSIÓN PÚBLICA

En el caso de la inversión pública, el próximo titular de Hacienda, Carlos Urzúa, ha prometido un aumento sustancial de la inversión pública en México: desde poco más de 3% del año pasado —el nivel más bajo en siete décadas, según los números del Centro de Estudios del Sector Privado (CEESP)— hasta el 5% en el tramo final del sexenio que comenzará el próximo 1 de diciembre.

El objetivo primordial será, siempre según las promesas electorale­s de Morena, en infraestru­cturas que impulsen el desarrollo económico de la mitad sur del país, la que menos ha crecido en los últimos años.

El mayor problema para hacerlo serán las finanzas públicas: el margen fiscal es muy limitado y no está claro que el programa de reducción del gasto que emprenderá el Ejecutivo entrante vaya a ser suficiente para poder aumentar lo invertido sin incurrir en déficit.

HAY CONFIANZA

“Es una apuesta muy importante”, valora Bárcena. “Lo más interesant­e que veo en el nuevo Gobierno es su voluntad de aumentar la inversión, no solo pública sino también privada: solo con traer una idea clara de que la inversión debe ser el gran motor del crecimient­o futuro, ya tenemos un gran avance”.

El sector privado, con el que López Obrador parece haber hecho las paces tras una campaña electoral marcada por los reproches, será “clave” en el necesario relanzamie­nto de la inversión en México.

“México tiene empresas muy potentes, maduras y competitiv­as, y las señales que se han mandado van en la dirección de seguir atrayendo inversión extranjera directa, como en el último sexenio”, agrega Bárcena. “Ahora, como en años anteriores, hay confianza internacio­nal en México, y eso se nota”, concluye Bárcena.

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