Vanguardia

EL PEOR FESTIVAL DEL AÑO

PÉSIMA ORGANIZACI­ÓN, CANCELACIO­NES Y UN CLIMA QUE NO AYUDABA EN NADA, HICIERON DE ESTE EVENTO UNA DE LAS PEORES EXPERIENCI­AS QUE ALGUIEN PUEDE TENER EN UN CONCIERTO

- CARLOS DÍAZ REYES

El camión se perdió. Debimos imaginarlo, ese era un mal augurio. En lugar de llevarnos al Campo de Golf Teotihuacá­n, donde se celebraría el Force Fest, arribó al Club Campestre, un lugar solitario, donde no había nada más que nopales y unos cuantos militares. Imaginé que en un lugar así el ejército podía hacernos las peores cosas. El camión desaparece­ría y seríamos noticia al día siguiente. Ese destino quizá hubiera sido mejor que el que nos esperaba en el festival de metal, cuyas grandes luminarias eran bandas como System of a Down, Lamb of God, Rob Zombie y Slayer. La mitad de esos grupos ni se presentó, ¿fue por el clima o algo más? No lo sabemos, pero cuando el camión daba vuelta en busca de retomar el camino correcto, los ánimos todavía eran suficiente­s para no pensar en una decepción. Las cosas no siempre son perfectas, no pasa nada. Con ayuda de uno de los chavos asistentes, el chofer logró su cometido y todos bajamos, todavía ignorantes y todavía felices.

El camión se quedó en un punto y el resto de la tarea era de nuestros todavía descansado­s pies. Hay que ser medio masoquista para disfrutar de este tipo de eventos: largas caminatas, estar de pie casi todo el día, amontonado entre gente, todo para que ruidos estridente­s nos taladren los oídos. Nos decimos que este sacrificio es por amor a la música.

Me acompañaba­n un amigo que venía de Querétaro y otro de Saltillo, Coahuila. Debía haber personas de todo el país, quizá hasta de otros. Puro greñudo, camisa negra y actitud de querer echar desmadre toda la noche. Había emoción en el ambiente, una pareja de Puebla estaba feliz por ver a Alice in Chains y Stone Temple Pilots, sin importar que varios de sus integrante­s originales ya estuvieran muertos. Mi amigo el de Querétaro iba a ver a System y el cartel estaba fabricado para que generacion­es distintas de roqueros conviviera­n. De Anthrax a P.O.D., de NOFX a Bush, de Danzig a Hatebreed, además de un puñado de bandas mexicanas como Cuca y Transmetal.

COMIENZA EL CAOS

La primera decepción se dio al acercarnos a la entrada. Una enorme fila serpenteab­a, avanzando lentamente, sin que se viera su final o la puerta misma del festival, donde la música ya sonaba del otro lado. “¿Esta es la fila para entrar?” Recibimos un “sí” titubeante por respuesta. Algo no estaba bien. En efecto, dicha fila caminaba tan lento que nuestro ánimo inicial comenzó a caer en picada. “Todavía es de día, a ver si al menos llegamos cuando toque System”, bromeaban. La fila nunca fue fila en realidad. La gente se formaba como quería y podía, era un recorrido absurdo y sin salida. Cuando pasó una hora, la idea de meternos a la fuerza rondaba a más de uno. Uno puede estar parado todo el día en un festival, ¿pero afuera? ¿Por qué no podíamos entrar?

Nos esperaba lo peor: una densa nube gris nos cubrió de un momento a otro. Primero fue una gota en el vaso de cerveza. Luego tuvimos que acceder a la venta de un pedazo plástico para taparnos un poco. Nada se vendió tan bien como los impermeabl­es. La lluvia se puso cada vez más intensa y todavía no podíamos entrar. Había gritos de queja y otros más con ganas de tumbar una pared y meterse de una vez por todas. Porque uno puede mojarse en un festival, ¿pero afuera? Ninguno de los encargados se acercó a hacer algo o a intentar remediar la situación. Había cerca de mil personas sin poder entrar y empapados hasta los calzones.

Decidimos salirnos de ahí y meternos en la bola, para descubrir que, en efecto, la fila no servía para nada. Había personal de seguridad, pero ninguno nos dijo nada. No vieron nuestros boletos, no verificaro­n que no trajéramos armas y pudimos entrar gratis.

MÚSICA PARA EL MAL TRAGO

Decían que la única forma de pago era con unas pulceras, a las que les tenías que recargar dinero, imagino que en unos lugares donde decía “Force Bank”. Jamás me formé en ellos y todos los vendedores aceptaron mis billetes sin problema. Vimos a P.O.D. y cantamos “Youth of the Nation” y “Alive”. Ellos se presentaro­n en uno de los escenarios principale­s, que eran dos, uno al lado del otro, intercalán­dose entre bandas. Ya no nos movimos de ahí. La lluvia se detuvo, pero el suelo de pasto ya era de charcos y lodo. Alice in Chains y Stone Temple Pilots se presentaro­n ese día y aunque ambos tocaron algunos de sus éxitos, es cierto que sin la alineación original perdían mucho encanto. Sobre todo Stone, quienes tras la expulsión y posterior muerte de Scott Weiland y Chester Bennington, traen ahora a Jeff Gutt al frente. Él no es más que una mala imitación de Weiland, tratando de moverse como él sobre el escenario y con un look bastante similar al del fallecido cantante. Por su parte, Alice In Chains tiene mejor suerte en esta nueva etapa de su carrera, tras a la muerte de Layne Stanley en 2002. Así lo demostraro­n con gran fuerza sobre el escenario, tanto con rolas viejas como “Them Bones” y “Rooster”, como otras de sus más recientes produccion­es. El sonido era bastante fuerte y bueno y de vez en cuando se escupían llamaradas de fuego que daban calor a los presentes.

El plato fuerte fue System of a Down y no decepciona­ron. Tocaron un repertorio completo de todos sus grandes éxitos y algo más. No hubo canción pendiente: desde “Aerials” hasta “Spiders”, pasando por “Chop Suey!” y “B.Y.O.B.”, para cerrar con toda la energía de “Sugar”. El camino de regreso fue un suplicio. Sucios y molidos volvimos a casa.

SEGUNDO DÍA DE DECEPCIONE­S

Al día siguiente había rumores de que Lamb of God y Rob Zombie cancelaría­n. Mientras íbamos en el camión de vuelta al Force Fest, se confirmó que ninguno de ellos iba a tocar, al igual que Testament y Exodus. Nosotros hasta una playera de Zombie traíamos, yo llevaba una del Captain Spaulding, de su cinta “House of a 1000 Corpses” (2003). No éramos los únicos, por ahí había una chica con una playera que decía “Living Dead Girl” y otros más con el rostro del cantante, que tuvieron que portar con orgullo pero tristeza. Los sueños de muchos quedaron destrozado­s y el festival dijo que era por el clima, pero por ahí decían que las cancelacio­nes se dieron por incumplimi­ento de contrato.

No nos quedó más que permanecer y disfrutar lo mejor posible de lo que quedaba. Vimos a Dee Snider de lejitos y donde creíamos que tocaría Anthrax tocó Phil H. Anselmo and The Illegals. Los horarios y escenarios cambiaron con las cancelacio­nes. Al menos tocó un par de temas de Pantera que todos pudieron cabecear a gusto. También el proyecto alterno de Daron Malakian, guitarrist­a de System of a Down, Scars on Broadway, dejó escuchar un par de melodías bastante sólidas. Después siguió Anthrax y ya se veía una calavera blanca con cuernos que anunciaba a Danzig en el otro escenario. Por estos momentos cayó un nuevo aguacero.

Un tipo de Guatemala nos dijo que había venido desde allá a ver a Slayer, pero no se lo veía feliz en lo absoluto. Ni siquiera cuando, en lugar del exvocalist­a de Misfits, se escuchó como un potente estruendo “Repentless” y Slayer se hizo cargo de lanzar las notas más pesadas al público. Cuenta la leyenda, que la banda les dijo a los organizado­res que o salían de una buena vez o se iban de ahí, alterando la programaci­ón una vez más y arruinando la presentaci­ón de Danzig quien terminó por cancelar. La fuerza de Slayer era mucha, pero no fue suficiente. Todos estaban empapados, sucios, con sus impermeabl­es puestos, tratando de sacarle el mayor provecho al final de un día repleto de decepcione­s.

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 ??  ?? Bush. Deleitó con un gran cover de The Beatles.
Bush. Deleitó con un gran cover de The Beatles.
 ??  ?? Stone Temple Pilots. Sorprendie­ron con su nuevo vocalista Jeff Gutt.
Stone Temple Pilots. Sorprendie­ron con su nuevo vocalista Jeff Gutt.
 ??  ?? Alice in Chains. No podían faltar con sus estruendos­as guitarras grungeras.
Alice in Chains. No podían faltar con sus estruendos­as guitarras grungeras.
 ??  ?? Slayer. Los reyes del trash metal dieron uno de sus últimos shows.
Slayer. Los reyes del trash metal dieron uno de sus últimos shows.
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