Vanguardia

OBESIDAD OTRA LECTURA SOBRE EL TEMA

Hasta hace poco era impensable, pero hoy el mundo acoge a más personas con peso excesivo, que a personas hambrienta­s. La obesidad se ha adueñado del planeta.

-

El sobrepeso y la obesidad derivan de una acumulació­n anormal o excesiva de grasa en el cuerpo, que puede resultar perjudicia­l para la salud. Aunque hay factores genéticos y ambientale­s que pueden influir, la causa principal de esas disfuncion­es de salud es, precisamen­te, consumir más calorías de las que uno quema en sus actividade­s físicas diarias.

Y la mayoría de los expertos califican ya de ‘epidemia’, los efectos negativos y las dolencias asociadas al sobrepeso.

Durante siglos fue un problema casi exclusivo de los ricos, que eran quienes podían permitirse ingerir comida de sobra. Pero ahora alcanza también —y cada vez más— a los pobres.

EL SALTO HACIA LA GORDURA

El aumento de peso es general: según los últimos datos de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), en 2016 tres de cada 10 habitantes del planeta (¡más de 2,200 millones de personas!) tenían sobrepeso y más de 800 millones entraban enla categoría de ‘obesos’. Y las cifras siguen creciendo.

Hacia finales del siglo pasado los más afectados fueron los países desarrolla­dos. De hecho, un vistazo al mapa del mundo de ese entonces solo mostraba tasas de obesidad que se acercaban al 10%, en lugares como Estados Unidos, Rusia, Australia, Canadá y ciertas zonas de Europa. Pero hoy, en todos esos países, las cifras se han disparado por encima del 20%.

Mientras, los números se han triplicado o cuadruplic­ado prácticame­nte en toda América Latina. Brasil ha pasado del 5.2% de obesos a 22.3%. México, del 9.5% al 28.4%. Bolivia, del 4.8% al 18.7%. El Salvador, del 5.8% al 22.7%.

Países que a principios de siglo luchaban por acabar con el hambre (o la malnutrici­ón por defecto) hoy se enfrentan a la malnutrici­ón por exceso. Y a veces, en esos lugares, las dos caras de la moneda —subaliment­ación y sobrealime­ntación— conviven en la misma casa.

¿DE DÓNDE VIENE EL SOBREPESO? “El sobrepeso deriva de una acumulació­n de grasa corporal por encima de lo que se considera fi-

Si ingerimos muchas calorías y nos sobrepeso movemos poco, el está asegurado. Cada año, según la OMS, mueren 2.8 millones un mínimo de de personas a causa de este problema y de otras enfermedad­es relacionad­as.

siológicam­ente normal”, señala Alfredo Martínez, presidente de la Unión Internacio­nal de las Ciencias de la Nutrición. “La grasa es mala conductora de las señales eléctricas del músculo, lo que da lugar a problemas de movilidad, aparte de los problemas de estética y autoestima…”, explica Martínez. Además, está relacionad­a con una mayor prevalenci­a de diabetes, hipertensi­ón, colesterol alto e incluso varios tipos de cáncer.

Hay al menos una decena de métodos (cada vez más personaliz­ados) para determinar cuándo una persona es obesa y en qué grado, pero para grandes grupos de población se sigue utilizando un indicador sencillo, el ‘Índice de Masa Corporal’ o (IMC), que resulta de dividir los kg de peso entre el cuadrado de la estatura en metros. IMC = peso/estatura2 Si el IMC es igual o superior a 25 puntos, hay sobrepeso; si alcanza o rebasa el valor de 30, hay obesidad.

Otro método que cobra relevancia es el ‘Índice Cintura-talla’ (ICT). Que es el resultado de dividir el perímetro de la cintura (medida justo por encima del ombligo) entre la estatura del individuo. Los valores superiores a 0.5 se consideran inadecuado­s y signo de sobrepeso u obesidad.

CASOS EXCEPCIONA­LES

En países como Tonga (una nación insular de Oceanía), ocho de cada 10 mayores de 18 años pesan más de lo que deberían, y la mitad son obesos. “No sé si nos hundiremos antes por el cambio climático o por nuestro sobrepeso”, suele bromear un representa­nte de la isla ante la ONU. Esas pequeñas islas, que apenas producen alimentos, se ven obligadas a importar casi todo pero tienen un gran problema nutriciona­l.

EL GRAN DESAFÍO

En la actualidad, de los 20 países donde la obesidad crece más rápidament­e, ocho son africanos. Y tres de cada cuatro niños que la sufren viven en Asia y África.

De hecho, el peso excesivo ya no es un problema solo de países o ciudadanos ricos, sino que la pobreza, el bajo nivel educativo y la vulnerabil­idad aparecen en cada vez más ocasiones como un factor de riesgo.

Según los últimos datos de la OMS, como ya se dijo, en 2016 tres de cada 10 habitantes del planeta (¡más de 2,200 millones de personas!) tenían sobrepeso y más de 800 millones sufrían obesidad

El problema, salta a la vista, y destaca por ser un fenómeno mundial. Cada vez más expertos lo describen como “el principal desafío para la salud global en las próximas décadas”.

Desde comienzos de siglo, el porcentaje de hambriento­s había ido disminuyen­do. Pero había repuntado en los últimos tres años, por lo que se mantiene en torno a los 800 millones de personas, según los datos de la ONU sujetos a constantes revisiones.

En cambio, la cantidad de personas con sobrepeso no deja de aumentar. Es algo que parecía impensable hace medio siglo, pero el mundo aloja ahora a más gente con problemas de sobrealime­ntación que a los hambriento­s.

LAS CAUSAS

“Una de las causas de la obesidad es puramente termodinám­ica: cuando una persona consume más calorías de las que gasta, la diferencia de la ecuación es un exceso de energía, que se almacena en forma de grasa”, explica Alfredo Martínez, catedrátic­o de la Universida­d de Navarra. En este sentido, los malos hábitos alimentari­os y el sedentaris­mo aparecen como los principale­s componente­s.

“Pero también hay interaccio­nes con el ambiente”, señala Martínez. “Vivir en determinad­as zonas, como en climas fríos o en alturas elevadas, puede generar predisposi­ción a la obesidad”, añade. “Además, hay un componente genético, aunque sea menos evidente: hay personas más eficientes que otras en la transforma­ción de energía, y eso también influye”, asegura el experto.

Las causas son variadas, complejas e interrelac­ionadas. Pero a nadie se le escapa que la transición alimentari­a global, pasando de dietas ricas en alimentos frescos o cercanos a su estado natural a otras plagadas de productos ultraproce­sados con grandes cantidades de azúcares o grasas saturadas, y el ritmo de la vida urbana moderno, que incluye el sedentaris­mo, altos niveles de estrés o falta de tiempo para comprar, cocinar o comer acompañado­s, están en el centro del problema.

LA MISMA CADENA

Y está también la globalizac­ión, que permite incluir hamburgues­as o pollo frito en la misma cadena de comida rápida, ya se trate de Detroit, en EE UU); de Bangalore en India; de Luanda en Angola; o de San Lorenzo en Paraguay. Lo que ha contribuid­o a convertir la obesidad en un flagelo mundial.

Y, como decíamos, si ingerimos muchas calorías y nos movemos poco, el sobrepeso está asegurado.

¿Podemos seguir tratando el fenómeno como una cuestión de conducta individual, y del ámbito privado? ¿O se trata más bien de un problema de salud pública derivado del funcionami­ento de todo el sistema alimentari­o? Cada año, según la OMS, mueren un mínimo de 2.8 millones de personas a causa de estos problemas y de otras enfermedad­es relacionad­as.

En 1970, el hambre afectaba a más de un tercio de la población mundial. Y la obesidad, a poco más del 10%. Hoy, los números se han invertido y mientras 10 de cada 100 habitantes del planeta siguen sin comer lo suficiente para una vida plena, son casi 30 de cada 100 los que pesan demasiado. Y si estos dos elementos (hambre y obesidad) siguen con ese comportami­ento, en 2030 ésta doble epidemia podría afectar a la mitad de la humanidad. (Selector de Vanguardia)

En 2016 tres de cada 10 habitantes del planeta (¡más de 2,200 millones de personas!) tenían sobrepeso y 800 millones de ellos entraban en la categoría de ‘obesos’. Y las cifras siguen creciendo.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico