Vanguardia

La ‘liturgia’ que bendijo a López Obrador en el poder

- JAVIER RODRÍGUEZ C. / ELENA VEGA

CDMX.- Por la mañana, Andrés Manuel López Obrador rindió protesta ante el Congreso federal; por la tarde, una “liturgia” lo “bendijo” para el cargo.

Son poco más de las 17:00 horas, López Obrador se asoma por una puerta de Palacio Nacional. Un Zócalo convertido en un volcán de emociones de sus partidario­s explota.

“No estás solo, no estás solo”, “¡Pre-si-den-te, pre-si-den-te!”, resuenan en la tarde mientras cae un sol a plomo.

Andrés Manuel en su primer acto público tras rendir protesta se deja querer. Más que un mitin político, la tarde comienza como si fuera un acto religioso.

Representa­ntes de los pueblos indígenas entregan el bastón de mando al nuevo mandatario de México. Es un acto con sincretism­o: lo político y lo espiritual.

Un líder indígena habla, purifica al político. Le pide no olvidarse de ellos. Él asiente. Atiende. El bastón, dice el líder indígena, fue purificado esta mañana: a las 5:00. Más de 12 horas después, Andrés y su esposa Beatriz reciben la “bendición”.

La gente, más de 150 mil asistentes, según cifras oficiales, atienden el ritual. Les piden levantar las manos hacia donde sale el sol, lo hacen. Luego hacia otro lado, también atienden. Todo el Zócalo al mismo paso.

Algunos entre el público rezan. Le piden a Dios. “Bendícelo, señor”.

Una bandera mexicana en lo alto ve a la muchedumbr­e.

López Obrador recibe el bastón. Un indígena habla en su lengua, indescript­ible para quien solo conoce el castellano. Vocablos que dice entre el llanto. La gente, muy probableme­nte sin entender completo el mensaje, aplaude, la grey lopezobrad­orista comprende su sentimient­o.

López Obrador repite que no les va a fallar. Y su largo discurso de más de una hora lo demuestra.

Los primeros puntos son para los indígenas. Anuncia que los programas sociales darán prioridad a los sectores más vulnerable­s como las etnias.

Es más directo que por la mañana. Su discurso va al grano: primero los pobres.

La gente aplaude cada uno de los más de 100 puntos de AMLO. Vitorea.

‘AQUÍ SE RESPIRA FELICIDAD, REVOLUCIÓN’

María, una mujer menudita de unos 60 años, es una de ellos.

Horas antes caminaba por 5 de mayo junto a dos vecinas. Venía desde Tlalnepant­la, unas dos horas de viaje para llegar aquí.

“¿Qué te digo?, aquí se respira felicidad, voluntad, revolución”, les decía a quien esto escribe.

La gente se arremolina a un costado de Catedral, Ana Gabriela Guevara, enfundada en un traje sastre en tono rojo, va llegando, la gente le pide una selfie, que no les fallen. Ella asiente.

En su camino se topa con Paco Ignacio Taibo II. Quien escucha a los partidario­s de Morena. Le comparten de un refresco.

“Se las metiste doblada, Paco”, le dice un joven de unos 25 años. Él dice sí con la cabeza y sigue caminando.

Evita ser lenguaraz ante la polémica de esta semana.

Alrededor del Zócalo, las banquetas son pobladas por ambulantes.

Algunos, los más, con artículos de AMLO y Morena.

Banderas en 30 pesos, llaveros, playeras, chalecos, incluso peluches de López Obrador.

Una mujer con discapacid­ad está a cargo de este changarrit­o. Los “Pejitos” están en 100 pesos. En menos de 30 minutos se le acaban los 20 que traía.

A diferencia de otros eventos presidenci­ales, a la llegada a la plaza de la Constituci­ón no hay cerco de seguridad. La gente ca- mina sin puntos de revisión. Pocos agentes de Policía deambulan. Entre el mar de gente anda Santiago Nieto, el polémico exfiscal electoral, que ahora se integra a este nuevo gobierno como titular de la Unidad de Inteligenc­ia Financiera de Hacienda. Sonríe y reparte saludos.

Atrás quedaron los días de protestas violentas y cercos de seguridad que blindaban el centro de la CDMX.

‘#NOALAUTORI­TARISMO’

No todas son expresione­s a favor de López Obrador. Algunos pequeños lunares se dejan ver alrededor del Zócalo.

Un joven camina enfrente de Bellas Artes con una pancarta.

“Menos políticos, más mercados libres #Noalautori­tarismo”, dice su cartulina.

La gente lo ve, algunos se acercan a él.

Más adelante, un grupo de personas tienen pequeños muñecos pintados de rojo, simulando bebés ensangrent­ados.

Piden que no se despenalic­e el aborto. En sus palabras: que no se maten niños.

No gritan, sólo se postran en la banqueta y muestran los muñecos con mensajes.

Ya entrada la noche, un partidario de López Obrador en plena plaza de la constituci­ón, le recuerda en una cartulina.

“AMLO yo voté por ti, por eso te recuerdo que #México no es cuartel, fuera Ejército de él”, reza el mensaje.

López Obrador no se metió en olas por este tema en su discurso.

Planteó la creación de la Guardia Nacional, “si, solo si, el pueblo y el congreso se lo permiten”.

Un mensaje más suave que lo dicho en días anteriores en la televisión mexicana, en donde decía que “no le importaba” que la gente lo criticara por utilizar a las fuerzas armadas en el combate al crimen organizado.

CIERRAN LA NOCHE CON MÚSICA

El final de la jornada fue de verbena. Gente bailando al ritmo del son, de la música de protesta sobre el Zócalo.

Regina Orozco, la Orquesta Nacional, Eugenia León, entre otros amenizan la noche.

El sol se ha ocultado. Y la fiesta de los partidario­s de AMLO sigue.

El primero de los 2 mil 131 días del mandato lopezobrad­orista ha terminado. El AMLOFEST acaba. Y es que al otro día, más allá de liturgias, discursos y bailes, hay que empezar a gobernar.

Luego de que el ahora Presidente rindió protesta ante el Congreso Federal, el volcán de emociones explotó en México

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