> Existe un camino para retornar a la senda del encuentro:
asombrarnos de la belleza de la vida, de la oportunidad de existir; y abandonar así, para siempre, la terrible costumbre de “desimportarnos”.
asombrarnos de la belleza de la vida, de la oportunidad de existir; y abandonar así, para siempre, la terrible costumbre de “desimportarnos”.