No a la uniformidad
“El Sembrador” es el título del documental de Melissa Elizondo, recientemente entrevistada por Javier Solórzano en su programa de Canal Once. Melissa recoge en este su primer largometraje la vida en una comunidad de Chiapas donde los niños acuden a la escuela bajo la tutela de un único maestro. Un maestro diferente al modelo implantado en la época moderna. La mayoría de sus enseñanzas se dan en el campo mismo en que se asienta la comunidad, dando libertad a sus estudiantes y provocando en sus incursiones curiosidad por la vida y amor por la naturaleza.
En las escenas de este documental, premiado en el 16º Festival Internacional de Cine de Morelia, aparecen los niños que alegres corren por el campo ante la vigilancia amorosa de su profesor, lanzándose clavados en un río u observando junto con él el movimiento de las nubes, descubriendo figuras en ellas.
Elizondo externó a Solórzano que proviene de una familia cuyos padres tuvieron que mudarse a la capital de México para sobrevivir, y que su madre provenía de una comunidad rural, San Joaquín, en Tlalpujahua, Michoacán. La madre contaba a su hija la manera en que se vivía allá. Luego de haber concluido Ciencias de la Comunicación, Melissa decidió estudiar cine en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), y una de sus ideas fue precisamente abordar la educación humanística en las comunidades rurales.
Coincidió con Solórzano que la Reforma Educativa trató de uniformar al País, sin considerar sus particularidades. Y de estas valiosas particularidades se ocupó en “El Sembrador”.
Ella es autora del cortometraje “Los Hilos que nos Tejen”, la historia de un niño de 8 años que regresa a la Sierra Mixteca de Oaxaca. Un niño que ha pasado su vida en la ciudad y que no puede comunicarse con su abuela, pues no habla la lengua materna y ella no conoce el español. Cuando ella enferma, el padre del niño lo deja cuidando a la abuela y es en sus comunicaciones a señas como logra entenderla y ayudarla, llevándole la curandera que le explica al niño el porqué de la enfermedad de su abuela. Logra, además, una cosa muy importante: entender la herencia cultural de sus ancestros.
Estos trabajos de Melissa Elizondo llaman la atención por la búsqueda de casos particulares, en un mundo donde pareciera que la globalización es lo único y lo más deseable.
La idea es mostrar las particularidades de un pueblo, de sus habitantes, sus escenarios, su paisaje, y revalorarlos. Ponerlos al alcance de las comunidades cuyas visiones y perspectivas están definidas en gran medida por lo que se dicta en los parámetros globalizadores.
La película “Roma” llega también con una idea de destacar relatos particulares, escenarios propios e historias individuales. Con ella, Alfonso Cuarón se permitió recrear su infancia desde paisajes personales e historias privadas, con protagonistas de un medio y una época determinadas.
Interesantes propuestas de los que hacen ahora cine, las cuales provocan reflexiones que tienen que ver con nuestro entorno inmediato y nos hacen volver la vista hacia aquellos que no han sido alcanzados aún por la marea globalizadora.
La socióloga y filósofa Ikram Antaki decía que “a menudo, la opinión contraria a lo que se repite no se atreve a expresarse; la presión oculta, peligrosa, despreciativa, logra acallar a la gente. El conformismo domina toda la sociedad viva… ¿Por qué? Para parecerse a los demás”. Así expresa que los individuos temen pertenecer a las minorías, pues se sienten disminuidos si no forman parte de la masa.
En sociedades como las nuestras, donde domina el espejismo de que parecernos los unos a los otros es lo ideal, las palabras de la fallecida Ikram Antaki siguen vigentes: “Uno se siente ligado al grupo; parece que le debe su destino; nadie pertenece a una sociedad si no es reconocido por ella. La pertenencia se oficializa y esto es el reconocimiento”.
Los aciertos de estas obras de Cuarón y de Melissa Elizondo van encaminados en ese interesante sentido: son individuos que no han de andar al paso de todos los demás; individuos que conservan sus propias particularidades y desde sus propias historias preservan sus costumbres mostrando la belleza de tantos caudales de riqueza.