GENERACIÓN DE BIOCOMBUSTIBLE TROPIEZA CON POLÍTICOS E INVERSIONISTAS
Impulsores de energías alternativas hablan de beneficios y obstáculos
Existe una sustancia que abarataría el costo de las gasolinas y reduciría la contaminación. Algunos países llevan décadas utilizándola como alternativa de energía cinética, con éxito. En México, las leyes y las políticas públicas han dejado rezagada esta opción, además de que cuidar el planeta sigue sin representar negocio… y Saltillo no se quedó atrás.
El reciente desabasto de gasolina que afectó al país, aparte de intentar revelar el entramado de corrupción que existe dentro de Pemex y el huachicoleo, dio luz a una de las situaciones que se volverá decisiva para la historia dentro del siglo 21: la dependencia a los hidrocarburos contra la desaparición del petróleo.
El fin de los combustibles fósiles es inminente y los expertos prevén una duración de 20 años en las reservas mundiales. Inclusive países como Francia anunciaron ya que en 40 años prohibirán la comercialización de los derivados, como la gasolina.
Una opción es el etanol, un biocombustible considerado limpio y renovable. Éste se genera gracias a la descomposición de los desechos en la producción de sorgo, remolacha, maíz, el bagazo de la caña de azúcar, aceite de palma, algas marinas y el tártago, inclusive de la lechuguilla.
IMPULSAN LA PRODUCCIÓN
En Saltillo, dos investigadores universitarios han propuesto construir la primera central de etanol para automóviles, sustancia que además de no contaminar, servirá para la transición en el cambio de motores de combustión interna hacia los autos eléctricos.
Las principales trabas para que el biocombustible se desarrolle, según los investigadores, son el presupuesto e intereses políticos, que han costado el rezago de las investigaciones en torno al uso de éstos en el territorio mexicano.
Ni los gasolinazos que el sexenio anterior no dejaron de suceder año tras año generaron al menos un intento serio de cambiar la manera de movernos. En tan solo 10 años, la gasolina aumentó alrededor de 110 por ciento su valor, y con este desabasto, una de las cosas que fue evidente fue cuánto nos cuesta bajarnos del automóvil.
DE LA ACADEMIA A LA CALLE
Leopoldo Ríos y Miguel Serrano son un par de investigadores y maestros de la Universidad Autónoma de Coahuila. El primero de la Faculta de Ciencias Químicas y el segundo de la Facultad de Economía. Cada uno, desde su especialidad, ha estudiado las posibilidades de abrir una despachadora de etanol dentro de la Universidad, espacio que serviría de laboratorio tanto químico y financiero para medir los resultados reales.
Leopoldo Ríos, usó etanol (30 por ciento) para demostrar la eficacia de la sustancia como aditivo, al momento de mezclarse con la gasolina.
Prevé que en menos de 40 años los automóviles deberán funcionar con electricidad y etanol, y que este último servirá en la transición inminente de motores de combustión interna hacia los motores eléctricos.
Explicó que existe la norma 016, que representa un acuerdo de la Comisión Reguladora de Energía y se modificó en el año 2016. En su momento, permitía solo la mezcla con gasolina de 5.6 por ciento de etanol, además de regular la comercialización.
Después de un año, la norma se modificó para aumentar hasta un 10 por ciento de etanol pero solo en el interior del país y no permitiéndola en el Valle de México, zona metropolitana de Monterrey ni en Guadalajara, zonas que irónicamente son de las más contaminadas.
“En México no se ha desarrollado (biocombustible) porque siempre hemos tenido petróleo. Hemos sido un país que las condiciones nos ha permitido traer petróleo y que años anteriores refinábamos gran cantidad de gasolina. Ahora no lo hacemos. Es muy pequeña la cantidad de gasolina que refinamos. La mayor parte lo importamos. Es ilógico. Exportar petróleo e importar gasolina.
“Y hay que tomar en cuenta que somos sumamente dependientes de este combustible de origen fósil”, señaló Leopoldo Ríos al respecto.
Y hay que tomar en cuenta que somos sumamente dependientes de este combustible de origen fósil” Leopoldo Ríos, investigador.
En Brasil, los vehículos vienen acondicionados para que funcionen con el porcentaje de Etanol que mejor convenga al ciudadano, dependiendo del precio del etanol y la gasolina. Aún así, hay automóviles que funcionan con 100 por ciento de etanol.
Las empresas automotrices en México, hasta ahora, los modelos que comercializan pueden utilizar nada más hasta 30 por ciento.
El etanol de primera generación proviene de la caña de azúcar y del maíz, y el de segunda generación, de las biomasas —mezclas de residuos vegetales— la diferencia entre éstas es de dos etapas de producción.
“En México podríamos producir etanol a partir del jugo de caña, pues en algunos años se presentaron excedentes en la producción de azúcar y se incrementarían las áreas de cultivo en el país. Hace 4 ó 5 años se ha venido implementando más áreas de cultivo de caña”, explica.
Con el nuevo gobierno se tienen proyectos para abrir plantas tratadoras de etanol en diferentes estados, como
Sinaloa, Jalisco, Tamaulipas, Veracruz, con el fin de incrementar la producción destinada a ser combustible.
Actualmente se producen entre 80 y 100 millones de litros de etanol cifra insignificante para cubrir la demanda que se requeriría para realizar las mezclas de etanol y gasolina en la nación.