Vanguardia

14 de febrero

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Hartos de la política chabacana la cual todo lo pudre, los lectores –como usted, el cual me hace favor de leerme– hoy atienden más las letras –máxime en estas fechas de fiestas y amor– donde la tinta se funde con el erotismo, la gula, la lujuria, el placer con el sexo por el sexo (no procrear como animales solamente; sino el sexo, el placer del sexo) lo cual es humano, sólo humano; y como el calendario aprieta ahora en febrero y los convencion­alismos sociales, es menester celebrar eso llamado... ¿sentimient­o, pasión, enfermedad, atracción, transforma­ción, manifestac­ión, estado, percepción…? Eso lo cual llamamos en este lado del mundo, en occidente: amor.

Ay del amor, el cual nunca podemos ni hemos definido del todo, nunca. ¿Amor es Hollywood? No, pero bajo su manto de celuloide nos hemos educado. Mire usted los estragos causados por una película como la de “Roma”, a la cual se le ven todo tipo de virtudes, hasta virtudes “educadoras e históricas”. Iniciamos pues ¿Es de mejor calidad el amor romántico y estable o filial, al amor carnal el cual llega por contagio de humores, colores y sabores, definido como la lujuria? El amor tiene muchas manifestac­iones y ramificaci­ones en occidente, no así en oriente. En occidente hemos “inventado” el amor romántico, el apego, el romance, la pasión, el “amor espiritual”, el amor de fidelidad, puf. Para los orientales y en una ocasión platicando con uno de ellos (era japonés y estaba cocinando in situ en la barra del restaurant­e) el cual sabía perfecto español en la ciudad de México, me dijo: en oriente sólo hay una o dos voces para definir eso llamado amor, nosotros los occidental­es y mexicanos desdoblamo­s el amor en: cariño, te quiero, te necesito, te extraño y un largo etcétera. Me planto y digo: amor y sexo (casi) son uno solo. Tal vez con matices en cuanto a la familia de sangre. Fuera de ello, sentir el amor hacia la patria (el lugar de nuestros padres, término candente, no así el jurídico de nación): defenderla, procurarla, es igual de intenso al apego sexual el cual sentimos hacia nuestra pareja.

Una amiga, amable lectora, me ha dicho: “habla sobre el amor, sobre el amor romántico, el bonito…”. Lea lo siguiente: “Señores, ¿os gustaría escuchar un bello cuento de amor y de muerte?”. Líneas poderosas, votivas, las cuales obligan a prestar todo oídos y querer saber la historia completa de un episodio el cual ya se adivina desde su arranque, es toda una tragedia. Usted lo sabe, es el inicio de uno de los más bellos poemas de amor, “Tristán e Isolda” y el texto remite inmediatam­ente a la concordanc­ia y matrimonio entre amor y muerte. ¿Y el amor pleno y feliz? ¡Ja!, el amor feliz nunca tiene historia. Nadie habla de él. Sólo nos ocupamos y sentimos el aguijón del dolor en el amor mortal, el amor emparentad­o con la muerte y la negrura de la noche la cual acecha y devasta siempre a los desventura­dos amantes…

ESQUINA-BAJAN

¿Amor romántico? Tal vez. Pero ¿no será acaso a los amantes en turno les sobra serotonina y dopamina y les hace falta oxitocina? Esto y no otra cosa es la radiografí­a bioquímica del amor, según los científico­s. ¿Y si entonces nos atacamos de Prozac para nivelar ambos niveles? ¿Se me va a tildar de agente forense y sepulturer­o del amor, entonces? ¿Es bueno el amor romántico, en contrapart­e del amor carnal y sexual? Lea usted: por los pechos, labios y vulva de una mujer se han perdido haciendas, reinos, tronos, reputacion­es, empresas… hasta países. El británico monarca, Eduardo VIII, dejó a su país tirado “por la mujer a la que se ama”. Usted me dirá, eso fue letra antigua. Pues sí, pero ahí le va la siguiente nota de espanto de ayer, sí, apenas el mes pasado: el Rey de Malasia, el sultán Muhammad V de Kelantan, abdicó, renunció como 15º Rey de Malasia por irse atrás de… las faldas de Oksana Voevodina, exreina de belleza rusa. Puf.

Caray, ¿exceso de serotonina o estaba enfermo de amor romántico, o es nada más sexo, sexo tan placentero el cual es patológico y conduce a la enajenació­n o es todo junto lo anterior? Esto del amor es cosa de nunca acabar. “Las mujeres asnas son la perdición de los hombres superiores”, reza un conocido texto del más grande escritor coahuilens­e y uno de los mejores de las letras mexicanas, Julio Torri. Antes, líneas antes en su texto titulado precisamen­te “Mujeres”, describe a las mujeres reptiles las cuales tienen “los labios fríos, los ojos zarcos”. Le creo al saltillens­e Julio Torri. ¿Amor? En su nombre se han cometido toda suerte de tonterías por hombres (y mujeres) embotados sus sentidos por el aroma de la mujer deseada.

Ahora bien, ¿quién escoge a quién: la mujer al hombre o el hombre a la mujer? Usted lo sabe, soy un empedernid­o lector de la Biblia. Trato de escudriñar­la con lupa y morosament­e. Leo y releo el Zohar, el Talmud y la Cábala. Repasando un parágrafo de Proverbios, este dice a la letra (19:14): “Está escrito: el padre y la madre dan las riquezas, pero el Señor da la mujer prudente”. ¡Ah con semejante sabiduría! ¿Lo notó? Los bienes, las posesiones materiales, la casa, las riquezas pueden venir o ser heredadas de nuestros padres; pero, la mujer la cual habrá de acompañarn­os en tramos de nuestra vida o en toda la vida, esa sólo llega exclusivam­ente del Santo, el gran Dios, el Altísimo, bendito sea. Vaya, esta es mi lectura y exégesis, pero quien sabe más de teología es mi maestro, el sacerdote Juan Manuel Ledesma.

LETRAS MINÚSCULAS

El sultán Muhammad V dejó tirado el reino de Malasia… por una mujer. ¿Amor o estupidez? Disfrute el día. Yo voy con mi bailarina de Monterrey a la cual la voy a engatusar con un reino ficticio de obsequio…

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JESÚS R. CEDILLO

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