3 Baja traición
Miguel Gardenero Maceda es mi amigo, qué digo amigo, es mi hermano. Es tan necio como yo en algunas convicciones que definen nuestra formación, personalidad y carácter, pero nuestra conversación siempre encuentra la alegría de una convivencia fraterna. Nos hermana la literatura, la música y una vocación de anacoreta que esporádicamente hace un amplio espacio para el prodigio del momento familiar. Nos ha visitado esta tarde. El narrador, poeta, artista del trazo y fitólogo, nos ha compartido de como dibujó la noche y también de su proyecto de poesía compendiada en un próximo libro. Dios guarde a este embajador de las más exóticas florestas. Termino mi apunte.
Miguel leyó las anteriores palabras con beneplácito. Nueve meses después las quemó en la hoguera del oprobio. Un deslizamiento por el ignominioso y retorcido tobogán del engaño, liquidó treinta años de amistad. En su tozuda y autocompasiva reflexión, no hay agravio. Del otro lado estoy yo, con un corazón entristecido que ya ha per“nuestras