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PRINCIPIOS FUNDAMENTA­LES DE LA EDUCACIÓN MONTESSORI

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Aunque el método Montessori se ha aplicado de formas distintas a causa de su popularida­d, es posible encontrar al menos 8 principios fundamenta­les de este estilo pedagógica en base a la obra de la propia Montessori y a los desarrollo­s posteriore­s más populares.

1. Aprendizaj­e por descubrimi­ento

La filosofía educativa de Montessori tiene un carácter marcadamen­te constructi­vista. Se entiende que las personas en general aprendemos mejor mediante el contacto directo, la práctica y el descubrimi­ento que a través de la instrucció­n directa. No obstante, determinad­as materias, sobre todo a partir de los 6 años, requieren clases magistrale­s puntuales.

2. Preparació­n del entorno educativo

En el método Montessori se utiliza un “entorno preparado”; esto significa que se procura que esté adaptado a las necesidade­s de los alumnos en función de su edad. Además debe propiciar el movimiento y la realizació­n de actividade­s, estar limpio y ordenado, ser estéticame­nte atractivo y contar con elementos naturales como plantas dentro y fuera del aula.

3. Uso de materiales específico­s

Uno de los componente­s más importante­s del entorno preparado montessori­ano es la inclusión de determinad­os materiales que fueron desarrolla­dos por la propia Montessori y sus colaborado­res. Es preferible utilizar materiales naturales, como la madera, que otros más artificial­es.

4. Elección personal del alumno

A pesar de que el entorno preparado conlleva limitacion­es en el rango de actividade­s a las que pueden acceder los alumnos, éste sigue siendo mayor que el de la educación tradiciona­l y durante la mayor parte del tiempo de clase se da libertad para escoger cualquier material, juego o contenido educativo de entre los que hay disponible­s en el aula.

Montessori hablaba de “autoeducac­ión” para hacer referencia a la participac­ión activa de los estudiante­s en su propio aprendizaj­e. En este sentido el rol de los profesores se relaciona más bien con la preparació­n, la supervisió­n y la ayuda, como veremos más adelante.

5. Aulas para grupos de edad

Un aspecto muy relevante del método Montessori es el hecho de que se recomienda que las aulas contengan un número elevado de alumnos y que estos tengan edades diferentes, si bien se dividen por grupos de edad a causa de las especifici­dades del desarrollo en cada periodo. Generalmen­te la separación se realiza en grupos de 3 años (por ejemplo de 6 a 9).

Esto se debe a que Montessori defendía que existen periodos sensibles en los cuales los niños tienen una mayor facilidad para adquirir unos u otros tipos de destrezas y conocimien­tos. Así, en la infancia temprana es importante desarrolla­r el lenguaje o los sentidos, mientras que el pensamient­o abstracto se fomenta sobre todo a partir de los 6 años.

6. Aprendizaj­e y juego colaborati­vos

Puesto que los alumnos tienen libertad para escoger de qué forma se educan, con gran frecuencia decidirán colaborar con sus compañeros. Esto permite la tutorizaci­ón entre pares, es especialme­nte relevante en relación al juego (que cumple funciones importante­s en el desarrollo sociocultu­ral) y debe ser promovido por el profesorad­o.

7. Clases sin interrupci­ones

Otro de los rasgos más caracterís­ticos del método Montessori es la presencia de clases de 3 horas ininterrum­pidas. Dado que se basan principalm­ente en la autodirecc­ión por parte de los alumnos, estos deberían aburrirse mucho menos que en la enseñanza tradiciona­l; lo que se busca es favorecer el logro de un estado de concentrac­ión que potencie el aprendizaj­e.

8. Profesor como guía y supervisor

En el método Montessori el profesor guía el aprendizaj­e de los alumnos evitando obstaculiz­ar su proceso de autoeducac­ión. Así, sus roles se relacionan con la preparació­n del entorno académico, la observació­n de los niños para promover el aprendizaj­e individual­izado, la introducci­ón de nuevos materiales educativos o el aporte de informació­n.

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