Vanguardia

QUIEREN ALIMENTOS INOCUOS

Surge una nueva modalidad en el ámbito de las ciencias agropecuar­ias: la búsqueda de la ‘inocuidad alimentari­a’

-

La Cumbre de Alimentos, recién celebrada en Addis Abeba (la capital de Etiopía), invitó a los estados miembros de la ONU a desarrolla­r una nueva modalidad de consumo: la llamada ‘inocuidad alimentari­a’, que se perfila como un desafío internacio­nal para evitar 420 mil muertes anuales relacionad­as con el consumo de alimentos y 600 millones de casos de intoxicaci­ones en ese mismo periodo.

Como en tantísimas calles del mundo, en las de Addis Abeba las frutas, verduras y otros alimentos, se ofrecen a los transeúnte­s sobre la banqueta de la calle, apenas a unos centímetro­s de las aguas contaminad­as que chispean de los neumáticos de camiones y coches, y de los pies a veces descalzos de centenares de personas que se mueven en un ajetreo incesante de quehaceres cotidianos.

Zanahorias y mandarinas, papas y berenjenas, se exponen sobre el suelo enfangado, los plátanos se muestran en inestables carretilla­s de madera, y las piezas de carne de cerdo y de ternera se exhiben a la intemperie, bajo el calor extremo, rodeadas de moscas. Es una escena cotidiana en la capital de Etiopía, donde la semana pasada se reunieron alrededor de 850 degados de 130 países, representa­ntes de varios organismos gubernamen­tales.

EL DESAFÍO ES GLOBAL

La citada conferenci­a, llamada ‘El futuro de la inocuidad alimentari­a’, fue auspiciada por la Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Alimentaci­ón y la Agricultur­a (FAO), la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) y la Organizaci­ón Mundial del Comercio (OMC), que pretenden desafiar a las bacterias, virus, parásitos, toxinas y sustancias químicas que contaminan los alimentos y que cada año provocan al año la muerte de 420 mil personas y la intoxicaci­ón de 600 millones, afectadas por las diarreas, el cólera y la salmonelos­is.

Los delegados de los organismos presentes en Addis Abeba, todos ellos afiliados a las Naciones Unidas, han entendido que para que los alimentos se conviertan en productos inocuos y seguros necesitan someterse al escrutinio del sector público, a la supervisió­n del sector privado, a las asociacion­es de profesiona­les y a los propios consumidor­es.

El punto importante es que las enfermedad­es derivadas del consumo de alimentos no surgen solamente de lugares contaminad­os y antihigién­icos como las calles de Addis Abeba; sino que van ligadas al descontrol generado por la rápida migración de los pobladores de las zonas rurales a las urbanas, la cada vez mayor conexión internacio­nal de compra y venta de productos del campo, la distancia en entre origen y destino de los alimentos y la falta de control e higiene.

LOS MÁS VULNERABLE­S

Las amenazas provenient­es de los alimentos, impiden también el desarrollo de los países y detiene el avance en los sistemas de atención a la salud, el turismo y el comercio, según establece la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS).

“El impacto de los alimentos nocivos a la salud le cuesta a las economías de ingresos bajos y medios, alrededor de 100 mil millones de dólares anuales en pérdida de productivi­dad, calcula la ONU.

Según los expertos mundiales reunidos en Addis Abeba,” si bien es cierto que mucha gente suele comprar en los mercados de las ciudades los productos alimentici­os más frescos, también es verdad que los alimentos que ya no sirven suelen venderse más baratos en las calles de las barriadas populares”, apunta el propietari­o de una tienda de verduras.

Confirma así lo que señaló el presidente de la conferenci­a, Ibrahim Assane Mayaki, durante la inauguraci­ón del encuentro, cuando dijo que los consumidor­es más pobres son los más vulnerable­s, y entre ellos, los niños menores de cinco años, que registran alrededor de 125 mil muertes al año. De tal manera que la tarea ingente pasa por vigilar los productos comestible­s durante el cultivo, la recolecció­n, el procesado, el almacenami­ento, la distribuci­ón, la preparació­n y todas las acciones previas al consumo de los alimentos.

LAS FRASES QUE LO RESUMEN TODO

“No existe seguridad alimentari­a sin inocuidad alimentari­a”. Esta frase pronunciad­a en la inauguraci­ón de la conferenci­a por José Graziano da Silva, director general de la FAO, se ha convertido en el lema de la reunión, que pretende definir normas más específica­s para controlar la higiene alimentari­a.

“Si no establecem­os ese control, los problemas locales pueden convertirs­e en emergencia­s mundiales, ya que son muchos los países que dependen de las importacio­nes de alimentos”, contextual­izó Graziano, que ha recordado la utilidad de las normas actuales del ‘Codex Alimentari­us’, un código organizado por la FAO y la OMS que procura consensuar de forma científica los niveles máximos de aditivos, de residuos de plaguicida­s y de otros contaminan­tes que puede contener un alimento, así como las prácticas adecuadas para evitarlo.

“Por ejemplo, habría que detener o reducir el uso de antibiótic­os en la cría de animales, o que estos productos solo se utilizaran de forma curativa cuando correspond­iera”, señaló Graziano.

En fin, según los expertos asistentes a la conferenci­a, las acciones necesarias para una ‘inocuidad efectiva’ de los alimentos, se podrían resumir en una sola frase: ‘mayor interés de los Gobiernos en asegurar el bienestar de la población a través de la calidad de los productos alimentari­os.

El director general de la OMC, Roberto Azevêdo destacó que el comercio es “una opción importante” para sacar a muchas personas de la pobreza y ha sugerido apostar al uso de las nuevas tecnología­s para lograrlo”.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico