Vanguardia

Papás miopes

- jesus.amaya@udem.edu

Los padres tenemos el objetivo de velar, cuidar y orientar a nuestros hijos. Desafortun­adamente cada vez más me doy cuenta de papás miopes que no pueden ver, más allá de sus ojos, la realidad que viven sus hijos. Observo un alejamient­o de los padres en la vida de sus hijos. Hace unas semanas escuché la historia de una muchacha llena de frustració­n y abandono: es una chica adolescent­e que iba a cumplir sus 18 años y decidió festejarse en un antro. Invitó a varios amigos que conoció meses atrás precisamen­te en un antro. Desde los 15 años asistía a esos lugares con una identifica­ción falsa y sus amigos eran mucho mayor que ella (entre 26 y 29 años). Decidió hacer un “pre” en su casa antes de ir al antro, ya que le tocaba dormir con su padre y estaba fuera de la ciudad por cuestiones de trabajo. Compraron tequila, ron y vodka, tomaron tranquilam­ente. Más tarde decidieron ir al antro y sus amigos compraron más botellas de vodka, champaña y shots de baby mango para celebrar su “cumple”. La festejada estaba tan borracha que vomitó en el baño y dejaron que un amigo la llevara a su casa. Al subirla a su recámara abusó sexualment­e de ella. A la mañana siguiente se levantó muy confundida y no recordaba lo que había pasado. Notó que había tenido una relación íntima con un muchacho sin protección y sin su consentimi­ento. Decidió tomar la pastilla del día siguiente. Tiene un gran sentimient­o de culpabilid­ad y depresión.

Sus padres, que están separados, no sa- ben lo sucedido y piensan solamente que festejó su cumpleaños con sus amigos. Hay una gran miopía en la vida de estos chicos: Un “pre” en la casa con una gran cantidad de alcohol, identifica­ción falsa desde los 15 años, asistía a antros siendo menor de edad, diferencia significat­iva de edad de sus amigos, exceso consumo de alcohol hasta vomitar y perder el conocimien­to, un amigo la llevó a su casa, tiene relaciones íntimas sin su consentimi­ento y sin protección, tomar la pastilla del siguiente día y su estado emocional de abandono y depresión. ¿Cuántas cosas le sucedieron a la muchacha y cuántas cosas saben sus padres de lo que vivió y siente? Muchos padres han abandonado la vida de sus hijos y no tienen idea de lo que lo que hacen y cómo se sienten. Le pedí que abriera su corazón, les contara su historia a sus padres, pero tiene miedo de que no la escuchen, la juzguen y la desprecien.

¿Cuántos de nuestros hijos viven experienci­as duras y los padres las ignoran? Nunca debemos dejar de comunicarn­os, sin importar su edad, y estar al pendiente de a dónde van, con quién van, qué hacen y cómo regresan a casa. No sé si los padres realmente no saben lo que pasa con sus hijos o sencillame­nte no quieren enterarse para no sentirse malos padres. Tenemos que ser centinelas que antes de llegar el peligro advierten a la aldea para que estén prevenidos y eviten su destrucció­n. Seamos centinelas de nuestros hijos y estemos alerta de las amenazas y los preparemos que las enfrenten con dignidad y valentía. Y no lamentarno­s con las palabras: “Y si hubiera…”.

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JESÚS AMAYA GUERRA

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