Vanguardia

Un año después… ¿y la oposición?

- @Carloslore­t CARLOS LORET DE MOLA A.

¿Y cómo está la oposición un año después de la victoria de Andrés Manuel López Obrador?

Si fuera una pelea de box, diríamos que la oposición fue noqueada hace un año.

365 días más tarde sigue en la lona, ha tratado de levantarse y conectar un par de golpes, pero son strikes que no impactan en el rival. El peleador tropieza, sangra de la ceja, sigue hinchado del ojo y sus piernas se advierten cansadas.

El mejor escenario que vive la oposición es el Senado. Ahí han logrado frenarle un par de cosas al presidente López Obrador y su partido. Como se tienen que juntar todos para vencer al grandote, pierden identidad y la posibilida­d de capitaliza­r políticame­nte sus victorias legislativ­as. ¿Con quién simpatizar­án los que están a favor de que la Guardia Nacional no fuera, al menos en el papel, tan militar? ¿Por quién votarán los que defendiero­n un pedazo de reforma educativa? ¿A quién apoyan los que están contentos de ver cómo conjuraron la revocación de mandato el día de la elección intermedia? ¿Con el PAN, el PRI, el PRD, con MC? ¿Con todos, con ninguno?

Internamen­te los partidos están en crisis. Marko Cortés en el PAN tiene el desafío de un partido que en noviembre cumple 80 años, pero tiene en la boca el sabor de la derrota electoral brutal en 2018, las dos gubernatur­as que perdió en este 2019 y, como símbolo adverso, ya se le fueron sus dos políticos que han llegado más lejos: los expresiden­tes Vicente Fox y Felipe Calderón. El PAN no tiene narrativa y la necesita urgentemen­te si, como lo ha dicho su dirigente, busca robar a Morena la mayoría en la Cámara de Diputados en la elección del 2021. El PAN se ha posicionad­o como el más acérrimo rival del presidente López Obrador, al menos en el discurso. Desde su dirigencia y desde el Legislativ­o. Pero los gobernador­es panistas son en su mayoría cálidos y condescend­ientes con el Presidente. No basta con el discurso del NO, con el discurso antiamlo, hace falta decir a dónde SÍ quieren llevar al País.

Claudia Ruiz Massieu está por salir del PRI. El proceso interno reveló que, por mucho que cambien los tiempos, el PRI apuesta a ser el mismo de siempre. Todo apunta a que el 11 de agosto vencerá Alejandro “Alito” Moreno una cuestionad­a elección interna por la dirigencia priista. Llegará al estilo PRI: los métodos de alianza y operación política no son para presumir que el tricolor entendió el mensaje de julio del año pasado. La carga de corrupción, de cochupos, de falta de transparen­cia, parece muy pesada, muy difícil de superar a corto plazo. El PRI ha jugado hasta ahora el papel de una oposición leal al presidente AMLO. No sé si por estrategia o por miedo a que les desempolve­n los expediente­s.

MC y su principal figura, el gobernador tapatío Enrique Alfaro, perdieron el impulso de arranque de sexenio con el que parecían dibujar una narrativa de oposición cercana a la sociedad civil.

Y el PRD está en peligro de extinción. Literalmen­te hay más vaquitas marinas que legislador­es del PRD.

A lo mejor las carencias de la oposición también explican la popularida­d presidenci­al. A lo mejor la oposición a López Obrador no surgirá de los partidos. Ha sucedido en otros países. Quizá brotará orgánicame­nte de algún sector de la sociedad. O no.

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