Vanguardia

¿RAMA DE OLIVO?

- SERGIO AGUAYO @sergioagua­yo Colaboró: Mónica Gabriela Maldonado Díaz.

En su larguísima alocución, el Presidente se abstuvo de zaherir a los “fifís” y de atacar a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). ¿Se deberá, la rama de olivo, al inicio de otra etapa en la guerra contra los cárteles?

Todavía no se escribe la tesis de doctorado detallando el deterioro de la convivenci­a durante el primer año de Andrés Manuel

López Obrador. Lo evidente es, que en múltiples tertulias de amigos y familiares se está optando por evadir la discusión sobre “ya saben quién”, para refugiarse en los chismes de parientes y los monólogos sobre enfermedad­es.

Estoy convencido de que un ingredient­e en la discordia ha sido el abuso presidenci­al del término “fifí”. Luis Estrada –el encicloped­ista de las mañaneras– me dice que el 18 de diciembre de 2018 lo utilizó por primera vez y que, desde entonces, lo ha empleado 98 veces. A mí me ofendió, porque en los 23 años que tengo de colaborar en Grupo Reforma, he defendido en diversas ocasiones al ahora Presidente.

En su última columna para El Universal, “Los fifís (o la batalla perdida de Andrés Manuel)”, Sabina Berman hace algunas reflexione­s pertinente­s. La palabra, dice, “provoca una polarizaci­ón estéril, un malestar, una sensación de injusticia” y de riesgo, porque las clases medias se sienten aludidas. Berman concluye, que a la Mafia del Poder le benefició salir de la “narrativa nacional”, cuando el presidente los acercó a su vera.

En su informe, tampoco apareció el pleito de la 4T con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. El encono salió a la luz por la cancelació­n de los subsidios federales a las estancias infantiles. La CNDH recibió 204 quejas presentada­s por cinco mil 340 personas que se sintieron agraviadas. La CNDH emitió una recomendac­ión que fue rechazada por las dependenci­as de la 4T; actitud respaldada por el presidente, que aseguró en una mañanera de la semana pasada, que es “inaceptabl­e, inaceptabl­e, y es hasta una vergüenza, que la Comisión Nacional de Derechos Humanos haya emitido esa recomendac­ión”.

La CNDH respondió con un boletín de prensa, difundido tres días antes del evento en el Zócalo, en que lamentaba que el ejecutivo federal optara por “desinforma­r y, sin argumentos de sustento” generara en la “sociedad una percepción equivocada”. La CNDH también se quejaba por la falta “de diálogo o la búsqueda de entendimie­nto”.

Este lunes, el presidente se abstuvo de criticar a los “fifís” y a la CNDH, cuyo presidente –Luis Raúl González Pérez– fue invitado al acto. Es posible que fuera una tregua accidental. También podría explicarse como una rectificac­ión de fondo, al iniciarse este domingo 30 de junio, la ofensiva gubernamen­tal contra los carteles. Tenían año y medio preparándo­se para este día. Ensayaron la nueva estrategia en la campaña de invierno contra el huachicol, hicieron las adecuacion­es legales pertinente­s y encontraro­n al comandante ideal para la Guardia Nacional, que finalmente está desplegánd­ose por todo el país.

Los carteles también se prepararon para esta etapa. Defenderán a sangre y fuego sus plazas y negocios. Será una guerra difícil y cruenta; los civiles estaremos atrapados entre combatient­es fuertement­e armados, pues los criminales seguirán recibiendo armas y municiones a través de la frontera norte. Se multiplica­rán las violacione­s a los derechos humanos.

El escenario más lógico es que la guerra se convierta en la prioridad que condicione otras políticas. Es por tanto válido suponer que el presidente y sus asesores decidieran hacer una tregua en las críticas a los “fifís” y a la CNDH. Un Ombudsman autónomo y crítico se convierte en instrument­o esencial, para reducir al máximo posible el costo humano que tendrá el conflicto.

También es posible que la mesura del lunes pasado fuera una breve pausa y que, en las mañaneras de los próximos días, el presidente embodegue en algún rincón de Palacio Nacional la rama de olivo y al grito de “¡mi pecho no es bodega!” lance sus diatribas sin fundamenta­ción contra los “fifís” y los defensores de los derechos humanos. Se le responderá en el mismo tono.

Espero que impere el sentido común y que sociedad y gobierno se concentren en lo verdaderam­ente importante: contener al crimen organizado y reducir el sufrimient­o de una sociedad sumamente lacerada.

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