Vanguardia

10 MIL PESOS COSTO PARA MEDICAMENT­OS

Se les pide a los pacientes que se preparen con esta cantidad para evitar cancelacio­nes por falta de insumos. Por la vía particular cuesta hasta 300 mil pesos.

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Una tía le dijo del Programa y él vino a la UNEME para pedir informació­n.

Lleva ya tres meses de estar con la nutrióloga, tres dietas y ya ha adelgazado 11 kilos.

Dice que se siente mejor.

Para esto la nutrióloga le quitó las harinas y las grasas, también los azúcares. Nada de eso debía comer, le dijo.

“La nutrióloga me dijo que otros siete kilos y ya me pueden meter a operación”, dice Enrique, con la cara que no le cabe de la emoción.

Lo primero para entrar de lleno al Programa - reafirma Patricia García, cirujano bariatra - es la pérdida de peso y que la psicóloga vea que los pacientes están motivados,

Angélica Dávila, la psicóloga, dice que ha tenido casos de pacientes que en un mes han logrado bajar hasta 15 kilos y eso le da satisfacci­ón.

“No hay mayor satisfacci­ón que ver el compromiso de los pacientes, el apego a su plan nutriciona­l, cómo están motivados y cómo se apoyan en sus familias para lograr sus objetivos. Ven el Programa como una oportunida­d de cambio. Están muy interesado­s y se compromete­nporque dicen que han buscado ya muchas oportunida­des, que en su historia han tenido muchos intentos de pérdida de peso, muchas dietas, muchos cambios de hábitos, pero no han logrado resultados, entonces llegan aquí buscando eso, lo ven como un salvavidas, pienso”.

María de la Luz Sánchez Zapata, 47 años, diabética, tenía 162 kilos de peso, y se había pasado la vida buscando el remedio contra su obesidad.

“Y sí bajaba de peso, pero volvía a engordar más de lo que estaba”, dice.

Desde niña había sufrido las burlas de sus compañeros de escuela y ya de adulta se vio precisada a usar taxi en lugar del colectivo por temor a las miradas e insinuacio­nes de la gente.

“Uno se sube a las combis y la gente se queda viendo así de que ‘¿dónde se va a sentar?’. Se sienta uno y nadie se sienta con uno porque han de decir ‘no cabemos’”.

Fue con uno y otro nutriólogo y tomó cuantas pastillas milagro promociona­ban en la televisión para controlar el apetito o bajar de peso.

“Por ejemplo la semilla de Brasil que en lugar de ayudarme me perjudicó más porque fue la que hizo que se me disparara la presión y el azúcar”, narra.

Hasta que hace unos meses alguien le dijo del Programa de Cirugía Metabólica y ella no dudó en informarse.

María de la Luz había llegado con la autoestima hasta el piso.

“Llegan en un estado de abatimient­o, de derrota, de desolación, de desconsuel­o, de frustració­n, de miedo, cabizbajos, a veces hasta arrastrand­o los pies, con la sonrisa apagada, la vista hacia el suelo, Inclusive tenemos gente que ha llegado a tener ideas suicidas o intentos suicidas por esta situación de la obesidad. Es común escuchar a pacientes que han intentado quitarse la vida porque no tienen esperanza, no sienten que alguien los escuche, alguien que les pueda apoyar, que puedan ser aceptados.”, dice Mayahuel Gutiérrez Villegas, psicóloga bariatra del Programa.

Pero al cabo de cinco meses de asistir a las sesiones con la psicóloga Angélica y la nutrióloga Saraí, María de la Luz consiguió bajar 22 kilos, antes pesaba 162.

“Bajé comiendo más frutas y verduras, comida sin grasa, sin tomar refresco, sin comer pan…”.

María de la Luz ya no sale en taxi, ahora sale en combi, anda de un lado para otro.

Y lo mejor de todo es que en la última sesión la nutrióloga le dijo que de continuar así podrían operarla para agosto.

“Me dice la psicóloga y la nutrióloga que ya estoy a un paso de la cirugía. Es algo que a mí me entusiasma por mi salud, porque yo quiero estar bien”.

Pero como siempre la falta de recursos en los sistemas públicos de salud sigue siendo el prietito en el arroz, la mosca en la sopa.

“Nos explicaron que lo único que podía costarnos era lo de un bulto quirúrgico que se utiliza para quirófano, materiales de quirófano para que en el momento que entremos a cirugía no nos topemos con que no hay material y nos suspendan la operación. Nos hablaron de un monto más o menos como de 10 mil pesos. Que estuviéram­os preparados por si se necesitaba eso”, revela María de la Luz.

Otro jueves en la sala de espera de la UNEME el cirujano bariatra Fernando Andreu explica para la audiencia, en un pizarrón, lo que es la manga gástrica y el bypass gástrico.

La manga consiste, dice, en quitar el sólo 80 un por tubo ciento o manga. del estómago y dejar

Se calcula, dice el doctor Andreu que a un estómago normal le caben entre un litro y medio y dos litros de alimento.

Con esta cirugía al nuevo estómago de u persona le cabrán aproximada­mente sólo 100 mililitros,

Mientras que el bypass es pegar el intestino al esófago, recortar el estómago a 50 centímetro­s cúbicos, y seccionar el intestino delgado para disminuir la superficie de absorción.

El resto del tubo digestivo se queda dentro del cuerpo, sin funcionar.

“Hagan de cuenta que en el bypass el estómago queda al tamaño de un caballito de tequila, es lo que dejamos de estómago”.

Ambas cirugías son restrictiv­as, porque restringen la cantidad de alimento que entra al estómago, dice el doctor Andreu.

“Van a poder hacer una vida normal – expone la doctora Patricia García - van a poder ir al restaurant­e, tienen opciones para pedir, no hay problema. El chiste es aprender que sí y que no comer y que no me dé tristeza no poder comer lo que todo mundo está comiendo”.

La cirugía bariátrica, dice el doctor Andreu, que se realiza por medio de laparoscop­ía, tiene un riesgo mínimo de entre dos y cinco por ciento, lo mismo que una cirugía normal de apéndice o vesícula.

Ángel Alberto Urbano Antuna, era de los que les gustaba ir a la promoción del jueves de Wingstop para comerse, él solo, 20 alitas de pollo.

Y era de los que les gustaba comerse cuatro grandes rebanadas de pizza o una hamburgues­a completa de una sentada.

Hace un mes y medio que a Ángel le hicieron el bypass gástrico, por medio del Programa de Cirugía Metabólica, y ahora sólo puede comer el 10 por ciento de lo que comía antes.

Con la diferencia de que hoy come nutritivo, nada de comida rápida.

Ángel tiene 28 años y se sentía bien físicament­e con sus 140 kilos encima, pero un día tomó la determinac­ión de cambiar.

“La obesidad no duele, si usted ve a alguien con obesidad igual y dice ‘es un gordito feliz’, pero la obesidad es una inflamació­n crónica que a la larga nos genera muchas enfermedad­es: diabetes, hipertensi­ón, hígado graso, apnea del sueño, y esas enfermedad­es después nos generan demasiado costo”, dice Ana Patricia García Viveros, cirujano bariatra.

No obstante, algo no andaba bien con las emociones de Ángel.

“Yo no quería ser aceptado. No quería que me vieran. Me mantenía distante. Como a todas las personas gorditas no me gustaba que me tomaran fotografía­s. No me gustaba verme en fotografía­s. Hacía unos corajes inmensos cuando me tomaban fotos”, cuenta.

Ya ha pasado más de un mes de la operación, Ángel ha conseguido bajar

20 kilos y ahora la ropa, que antaño le apretaba, ahora le queda holgada.

“En la oficina me dicen ‘ya te ves muy bien’, mi mamá me lo dice todos los días”.

Es lunes a mediodía, la hora de la comida en casa de Ángel, y aunque su madre ha anunciado que habrá pastel de carne y pasta, Ángel ni se inmuta. “No tengo ansiedad, no tengo hambre. Me comentaba el cirujano Andreu que me eliminaron la hormona del hambre, junto con otras hormonas”. De vuelta a la plática en la UANEME el cirujano Fernando Andreu dice que en el caso del bypass las modificaci­ones que se realizan a nivel tubo digestivo favorecen ciertos cambios hormonales que mejoran la producción de insulina y ello permite un mejor control de la diabetes y por ende una mejor calidad de vida. En ambas cirugías, la manga y el bypass, dice la doctora patriciag ar cía, la grelina, hormona responsabl­e del hambre, se mantiene dormida o suprimida. “Lo pueden platicar con cualquier paciente posoperado y les va a decir ‘es que no tengo hambre, que raro, porque yo no me podía aguantar más de tres horas sin comer y ahorita se me olvida comer, hasta tomar agua’. Eso tiene que ver con la grelina. La grelina con la manga se va en el pedacito que te sacamos y en el bypass no se saca nada del cuerpo todo se queda adentro, pero está separado, dormido, como ya no pasa la comida por ahí no tiene estímulo, está dormido. Tu sensación de hambre va a disminuir muchísimo…”. dos Narce meses cumplió de operada, ya casi ya ha bajado 14 kilos de los 97 que pesaba cuando llegó al Programa, y dice que nunca se sintió mejor. “Haz de cuenta que le dieran reset a su vida y cambia todas sus actividade­s, su actitud… Le ayuda a tener más confianza, a desenvolve­rse con más seguridad ante las personas, en el trabajo…”, cierra la psicóloga Angélica Dávila.

¿SON GRATIS O NO?

Entrevista­do sobre el costo real de las cirugías bariátrica­s para los pacientes de este Programa, José Luis Rodríguez Núñez, el responsabl­e del proyecto, aclaró que son completame­nte gratuitas, patrocinad­as y financiada­s por el Estado a través del Fondo de Aportacion­es de Servicios de Salud y de la Secretaría de Salud.

Sin embargo, cuestionad­o sobre el cobro de cinco mil pesos a los pacientes para la compra de un bulto quirúrgico, Rodríguez Núñez dijo que se trata de una cuota o cooperació­n para la adquisició­n de medicament­os que no vienen en el cuadro básico del Seguro Popular.

“Son medicament­os que requerimos porque son más especializ­ados al tipo de paciente que estamos manejando, que no es cualquier paciente el paciente con obesidad, y a veces ahí es donde requeríos la aportación del paciente para darle accesibili­dad a esos medicament­os. Era una cuota de recuperaci­ón de cinco mil, a veces sobraba a veces no. ”.

Y advirtió que actualment­e se está gestionand­o con el área de atención médica para que lo antes posible se consigan esos medicament­os y evitar recurrir a esos cobros.

“Desde el principio la promesa del gobernador y del secretario de Salud es que el Programa fuera completame­nte gratuito”.

“de Probé todo, por ejemplo la semilla de Brasil que ayudarme en lugar me de perjudicó más porque fue la que hizo que se me disparara la presión y el azúcar””, MARÍA DE LA LUZ, PACIENTE BARIÁTRICA

 ??  ?? SIN HAMBRE Los paciente posoperado­s suelen decir ‘es que no tengo hambre, que raro, porque yo no me podía aguantar más de tres horas sin comer y ahorita se me olvida comer, hasta tomar agua’. Eso tiene que ver con la grelina. La grelina con la manga se va en el pedacito que te sacamos y en el bypass no se saca nada del cuerpo todo se queda adentro.
SIN HAMBRE Los paciente posoperado­s suelen decir ‘es que no tengo hambre, que raro, porque yo no me podía aguantar más de tres horas sin comer y ahorita se me olvida comer, hasta tomar agua’. Eso tiene que ver con la grelina. La grelina con la manga se va en el pedacito que te sacamos y en el bypass no se saca nada del cuerpo todo se queda adentro.
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SANAR Y NUTRIR Saraí López es parte del equipo multidisci­plinario que atiende a los participan­tes del programa y ayuda a diseñar la vida después de la operación.
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CUERPO Y MENTE La psicóloga Angélica Dávila da un acompañami­ento especializ­ado para que todo el proceso, desde la entrada al quirófano, sea sencillo para los pacientes.
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MULTIFACTO­RIAL la cirujana Ana Patricia Vives aborda la obesidad como un problema de múltiples aristas.
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CONSTANCIA El doctor José Luis Rodríguez busca que este programa tenga efecto en el largo plazo.

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