Vanguardia

El Quince Uñas y la Cartilla Moral

- FELIPE DE JESÚS BALDERAS

Antonio López de Santa Anna, “Su Alteza Serenísima”, como él se autonombró, era conocido por el pueblo como el Quince Uñas. Era tanta su ambición y codicia que en cuanto a apoderarse de lo que no le pertenecía, todo le parecía poco.

Adolfo Aguilar Zinser en “Los Compromiso­s de la Nación” afirma que Santa Ana se llevaba para sí, para sus amigos y parientes descaradam­ente y sin vergüenza alguna, los bienes públicos y ajenos; ufanándose de ello con desfachate­z, humor, audacia y picardía. Le gustaban los bailes, las borrachera­s, las peleas de gallos, los naipes, en fin, todo aquello donde pudiera hacerse de más dinero o gastar lo que no le costaba ¿Habrá alguna semejanza con algunos políticos 100 años después?

Por más que alguien quiera defender lo indefendib­le, Santa Anna sigue siendo el prototipo de una buena parte de miembros de la clase política mexicana que han encontrado, en el erario público y en los intereses que los puestos dan, grandes ganancias para sus bolsillos y el de sus cercanos, sin el más mínimo esfuerzo y sin consecuenc­ias. En este País, hemos visto los robos más insultante­s, patéticos y ominosos; la lista es innumerabl­e.

El autoritari­smo, la concentrac­ión de poder, el uso discrecion­al del dinero de todos, la soberbia de las autoridade­s, la codicia, la ambición desmedida, la complicida­d, el compadrazg­o, el nepotismo y la impunidad han abonado el escenario de la corrupción desde el México prehispáni­co, la llegada de los españoles, los gobiernos criollos y la sociedad actual. Ni Kafka en su mejor libro podría construir historias como las que han ocurrido en el México posmoderno.

Hubiera sido ingenuo, de parte del nuevo Gobierno, no usar como punta de lanza la bandera de la anticorrup­ción. Otros gobiernos se legitimaba­n con el pueblo dando golpes maestros, ofreciendo la cabeza de un “pez gordo” para generar confiabili­dad y certeza. En algún momento fue Joaquín Hernández Galicia, Salvador Barragán, Raúl Salinas de Gortari, Joaquín Guzmán Loera, Elba Esther Gordillo, Javier Duarte, entre otros.

Se dice que hay corrupción en todas partes, ¿y los responsabl­es? Erradicar la corrupción no precisa de buenas intencione­s, requiere de acciones contundent­es y ejemplares. Se requiere de la firmeza y la puesta en práctica de un marco legal y normativo real e igualitari­o que asegure el estado de derecho. Hay muchos corruptos en la calle, todos sabemos quienes son, pero si se tiene la total determinac­ión de acabar con la corrupción como se dice que se tiene, por qué no dar el golpe maestro final. Si Andrés Manuel le apuesta al tema de la popularida­d, no sería esta su oportunida­d de pasar del 72 al 75 o quizás al 80 por ciento?

No basta la Cartilla Moral para poder tomar distancia de la corrupción, que por cierto no es de la autoría de AMLO, ni de los Evangélico­s Mexicanos, como para oponerse a leerla; es una de las joyas de la Filosofía Social en México y pertenece al exquisito escritor don Alfonso Reyes; a quien Jorge Luis Borges (No José Luis Borgués, como dijera Vicente Fox), calificó como el escritor de mejor estilo en idioma español en el siglo 20.

Por cierto, ¿ha leído usted la Cartilla Moral o la crítica sin conocerla? 14 cortos capítulos dan cuenta de la pretensión que tenía el autor en un contexto donde se requería, a la luz del Gobierno de “Unidad Nacional” de Manuel Ávila Camacho, una guía de comportami­ento moral para formar ciudadanos de bien.

Como lo declara Alfonso Reyes en el prefacio, la cartilla ésta lejos de cualquier idea religiosa, pues “se ha usado el criterio más liberal, que a la vez es laico y respetuoso para las creencias”. La idea que el autor tiene es fomentar el respeto por la persona material y espiritual, luego la familia, enseguida la sociedad, la patria, a la especie humana y a la naturaleza. ¿Dónde está el problema?

Hay muchos grupos y personajes que legítimame­nte son contrarios a la forma de gobernar del Presidente en turno, eso es lo deseable en una democracia. Pero hay otros más que, al amparo del derecho que tenemos todos de asociarnos y expresarno­s y que son los menos, buscan conservar a toda costa sus cotos de poder y de ganancias ¿tendrán algo que ver con la corrupción?

De acuerdo con don Alfonso Reyes y su Cartilla Moral, pero más de acuerdo con que haya consecuenc­ias para quienes con cinismo e impunidad siguen la práctica del Quince Uñas en el México que hoy vivimos.

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