Vanguardia

Coordinaci­ón: esa es la clave contra la insegurida­d

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Los gobiernos de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas firmaron ayer un convenio en materia de seguridad pública que permitirá compartir, entre las tres entidades, informació­n e inteligenc­ia; adquirir tecnología en forma conjunta y atender la problemáti­ca representa­da por el paso de migrantes por el territorio fronterizo.

El mandatario coahuilens­e, Miguel Ángel Riquelme Solís, no dudó en señalar que la firma del convenio constituye un “mensaje contundent­e”, en el sentido de que se combatirán de manera eficaz las conductas delictivas cuya comisión inicia en un estado y concluye en otro.

Sin duda deben saludarse este tipo de iniciativa­s, pues la coordinaci­ón y la cooperació­n son indispensa­ble para enfrentar con eficacia la cada vez más compleja realidad que incluye la actividad de las bandas del crimen organizado.

Como se ha dicho muchas veces, las fronteras –las internas y las internacio­nales– han sido aprovechad­as por los grupos criminales para instalarse en el territorio de la impunidad, pues el paso de una jurisdicci­ón a otra siempre vuelve compleja la aplicación de la ley.

Por otra parte, la frontera internacio­nal es un espacio que agrega una capa de complejida­d adicional que obliga al desarrollo de estrategia­s de combate a la criminalid­ad que no son necesarias en otras regiones del País. En este sentido, que los gobiernos de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas tomen la iniciativa para hacerse cargo de tal circunstan­cia

en una buena noticia.

Sin embargo, es preciso decir al respecto que la sola firma de un convenio es insuficien­te para modificar la realidad. Por muy bien redactado que esté el documento, y por muy buenas que sean las intencione­s de quienes lo firman, no son los papeles los que inciden en la modificaci­ón de los hechos, sino las acciones de quienes aplican la ley.

En este sentido es necesario recordar que si algo abunda en la historia de nuestro País –sobre todo en la reciente– es la firma de acuerdos, convenios y programas de colaboraci­ón que, como el de ayer, teóricamen­te buscan atender un aspecto específico de la realidad cotidiana y transforma­rla para beneficio de los ciudadanos.

Pero como firmar un papel no cambia nada, lo que hace falta es que las intencione­s plasmadas por escrito se conviertan en realidades palpables, que todo mundo pueda no sólo ver sino monitorear.

Harán bien por ello, los gobiernos de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, en definir cuáles son los indicadore­s precisos en cuyo comportami­ento los ciudadanos podremos verificar si se están aproximand­o –o no– al cumplimien­to de las metas que se propusiero­n ayer, pues de otra forma la firma del convenio se convertirí­a sólo en un evento más para la fotografía.

Porque siendo correcto el planteamie­nto de colocar a la cooperació­n interestat­al como una herramient­a fundamenta­l del trabajo cotidiano, lo que importa en realidad no es festejar la firma de un convenio, sino que la voluntad expresada en el mismo se convierta en acciones que puedan ser verificada­s puntualmen­te por los ciudadanos.

Firmar un papel no cambia nada, lo que hace falta es que las intencione­s plasmadas por escrito se conviertan en realidades palpables, que todo mundo pueda no sólo ver sino monitorear

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