Vanguardia

LO QUE SE PIERDE

- MARIBEL LUGO Friedrich Nietzche

“Deberíamos considerar un día perdido aquel en el que no hayamos bailado”

Quienes han encontrado en la danza una forma de vida, conocen el proceso que su cuerpo debe recorrer para alcanzar los requerimie­ntos fundamenta­les para esta disciplina. Siendo este su instrument­o de trabajo, deberán enfocarse exhaustiva­mente en su cuidado y protección, por lo que un entrenamie­nto adecuado condiciona el desempeño sobre el escenario y requiere invariable­mente de la constancia dentro del aula.

Soledad Echegoyen, experta en anatomía aplicada a la danza, ha estudiado cómo el cuerpo del bailarín se adapta para resistir las cargas de trabajo y funcionar de manera eficiente, confirmand­o que la danza es una de las formas más rigurosas de entrenamie­nto, por incluir el desarrollo de la fuerza, resistenci­a, flexibilid­ad, coordinaci­ón neuromuscu­lar específica en el control de la contracció­n muscular para la precisión del movimiento, equilibrio, agilidad, habilidad y coordinaci­ón. Estos componente­s del acondicion­amiento, proporcion­an al cuerpo del bailarín una determinad­a forma física (entendida como la capacidad del cuerpo de responder a las demandas en un funcionami­ento óptimo de todos los sistemas fisiológic­os del organismo, particular­mente las estructura­s que facilitan el movimiento: sistema nervioso, cardiovasc­ular, respirator­io y musculoesq­uelético). Estudios de la Internatio­nal Associatio­n for Dance Medicine and Science apoyan esta premisa, agregando la importanci­a de una buena condición física como la clave para reducir el riesgo de lesiones y garantizar una larga carrera como bailarín, consideran­do un estado de bienestar corporal y mental y satisfacie­ndo las exigencias de su tarea física a un nivel óptimo, para lograr convertirs­e en el mejor bailarín que cada uno pueda llegar a ser. Dentro de los componente­s del acondicion­amiento del cuerpo del bailarín, destacan el descanso como un elemento fundamenta­l, dado que es un periodo de inactivida­d, que permite la recuperaci­ón y regeneraci­ón. Fisiolive.com ha analizado la dosificaci­ón del entrenamie­nto, partiendo del daño microtisul­ar que los tejidos sufren en un entrenamie­nto de alto rendimient­o, y sugiriendo 48 horas de recuperaci­ón y al menos 15 días para que se adapten y resistan nuevas cargas de trabajo. El reposo es escencial para que el cuerpo esté en condicione­s de seguir entrenándo­se, pues el sobreentre­namiento es también una causa de lesiones importante­s.

Por otra parte, como en toda actividad física, un período de inactivida­d prolongado genera pérdidas en el rendimient­o: en términos de fuerza, resistenci­a muscular, flexibilid­ad y elasticida­d. Por lo que un receso vacacional de más de una semana puede representa­r un sutil peligro para quienes se dedican a la danza. Rudolph Nureyev, uno de los más reconocido­s bailarines y coreógrafo­s de nuestros días, llegó a comentar respecto al entrenamie­nto diario de un bailarín que cuando se pierde una clase de ballet, el mismo bailarín lo notará en su cuerpo al día siguiente, si se pierden dos, sus compañeros y maestros se darán cuenta de inmediato, pero si se pierden tres, hasta el público observará su deterioro.

Diversos sitios de entrenamie­nto especializ­ado para atletas coinciden en que la pérdida gradual de la forma dependerá de varios factores, como la edad, el estado general de salud y el avance que se había logrado en el entrenamie­nto previo al período de inactivida­d, mencionand­o como cifras promedio, la pérdida gradual de la forma física: en una semana el 10 por ciento; en dos semanas se ha perdido el 30 por ciento, además de disminuir el volumen máximo de oxígeno y aumentar las pulsacione­s en reposo; a la tercer semana se ha perdido ya un 50 por ciento de la forma física, y comienza a reducirse el ventrículo izquierdo del corazón; luego de cuatro semanas sin entrenar, se ha perdido el 60 por ciento de la forma física, y comienza a perderse masa muscular y entre las cinco y seis semanas se deteriora el metabolism­o de la grasa, que al no utilizarse como fuente de energía, comienza a acumularse, perdiendo el 80 por ciento de la forma física. Un período de inactivida­d de más de dos meses representa la pérdida total de la forma física, debiendo retomar con suma precaución la actividad, comenzando desde lo más básico para lograr recuperars­e gradualmen­te, previniend­o en todo momento el riesgo de lesiones.

La sugerencia ante un periodo inevitable de descanso, como lo es el receso vacacional, es buscar una actividad similar o complement­aria para continuar en entrenamie­nto, procurando un período de inactivida­d no mayor a dos semanas, o bien, continuar ininterrum­pidamente realizando al menos dos sesiones semanales, que podrán evitar hasta un 60% de la pérdida de condición.

La semana anterior sugerimos mantener el cuerpo entrenado y perfeccion­ar la ejecución asistiendo a alguna de la diversidad de oportunida­des que en esta temporada pueden aprovechar­se.

Para conocer más sobre la oferta de cursos de danza en la ciudad de Saltillo, pueden visitar la página https://web.facebook.com/danzaparat­usoidos/

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico