Vanguardia

La quinta Italia Inn y una sociedad que olvida

- FRANCISCO J. RODRÍGUEZ

El pasado jueves 18 de julio se cumplieron nueve años de la masacre de la quinta Italia Inn en Torreón. Ese día, 18 personas, jóvenes en su mayoría, fueron asesinadas por un comando armado que llegó hasta el lugar a rafaguear a quemarropa.

Nos enteramos después que el grupo armado que disparó y mató a los asistentes a esa quinta, así como a los asistentes de los bares Juanas VIP (15 de mayo) y Ferrie (31 de enero), salían del penal de Gómez Palacio, Durango, con autorizaci­ón de la directora, para luego perpetrar los crímenes. Como si fuera una película de terror, los reos tomaban las armas de los custodios, salían de noche, balaceaban y regresaban al penal a guarecerse.

La quinta actualment­e luce abandonada y los vecinos aseguran que nunca se ve movimiento. Pero allí no hay memorial que rinda honor a las víctimas inocentes, no hay recuerdo, no hay una placa conmemorat­iva, no hay memoria.

Nadie, este 18 de julio, fue a llevar una flor o prender una veladora. La fecha pasó desapercib­ida. Para los medios, para las redes sociales, para las universida­des, para organismos civiles, para la sociedad en general. ¿Por qué no recordamos o hacemos memoria de eventos trágicos que marcaron uno de los momentos más violentos que vivió la región? ¿Dónde está lo que los sociólogos llaman la “memoria colectiva”?

En otros países se conmemorar­ían eventos como el de la quinta Italia Inn de diversas formas: con homenajes a las víctimas, a los sobrevivie­ntes, se haría algún memorial, algún recuerdo histórico que trajera a la memoria aquel episodio negro. En Torreón, en La Laguna, en Coahuila, no existe un ejercicio de memoria que dignifique a las víctimas.

Se entiende que no exista por parte del Gobierno, cuando sabemos que siempre le han apostado al olvido, a darle vuelta a la página. En España existe una ley de memoria histórica. En Colombia existe el Centro Nacional de Memoria Histórica, un organismo gubernamen­tal encargado de preservar la memoria del conflicto. Aquí no hay nada.

La memoria colectiva hace referencia a los recuerdos de un grupo, a la transmisió­n del conocimien­to de eventos, experienci­as, cambios que trascendie­ron en la sociedad. La permanenci­a de la memoria en el tiempo, permite a una sociedad tener conocimien­to de sí mismos, de su historia y sus representa­ciones (Aguirre, 2015).

¿Acaso esa tragedia no modificó a la sociedad lagunera de manera importante?

Según Maurice Halbwachs, el soporte fundamenta­l de toda identidad colectiva es su memoria, en cuanto reproduce y reconstruy­e dicha identidad. ¿Cuál es la identidad del lagunero respecto a los años violentos? ¿Qué tan soportada está la identidad colectiva de la región en hechos como la masacre en la quinta Italia Inn? ¿Cómo corregimos como sociedad a partir de dichos hechos violentos? ¿Decidimos olvidar?

Para el mismo Halbwachs, la memoria ya no se concibe como individual e íntima, pues ya no es algo exclusivo y sólo dependient­e de la persona. Se requiere de memoria colectiva.

AL TIRO

En la semana el Inegi dio las cifras de percepción de seguridad a través de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU). En La Laguna, 54.8% de los laguneros encuestado se sienten inseguros, 19 puntos por debajo de la media en el País y 1.5 puntos más que el trimestre anterior. Aunque también, 2.4 puntos menos que hace un año. Es decir, la región Laguna se mantiene entre los 20 municipios a nivel nacional con la menor percepción de insegurida­d. Saltillo, por cierto, ocupó el séptimo lugar entre los municipios con menor sensación de insegurida­d (aunque porcentual­mente fue la ciudad que más empeoró).

En el primer semestre, en el 28.4% de los hogares encuestado­s de La Laguna, hubo alguna víctima de robo o extorsión. En Saltillo 22.5%.

Asimismo, el 28.3% de los encuestado percibió efectivida­d del Gobierno de su ciudad para resolver las principale­s problemáti­cas. Es decir, 7 de cada 10 laguneros cree que el Gobierno no sirve para resolver problemas. En Saltillo, 51.6% sí ve efectivida­d en su Gobierno.

En La Laguna, 56.1% experiment­ó algún acto de corrupción por parte de la autoridad de seguridad pública. En Saltillo 31.8%.

Cierto, en La Laguna no estamos como en 2010, cuando a las 10 de la noche había un toque de queda autoimpues­to por la gente. No había vida nocturna, había homicidios a cuentagota­s, desaparici­ones, secuestros, extorsione­s. La gente comenzó a encerrarse, crear guetos; el miedo encarceló. Ya no es así al menos en la percepción.

El hecho de haber pasado esa etapa, no nos exime de olvidar lo que pasó. No hay que olvidar que al final, fueron 18 personas las que murieron en esa quinta. Dieciocho historias, 18 sueños, 18 vidas truncadas. Y esas 18 vidas tenían familias, amigos, hermanos, hermanas, padres, hijos. ¿Qué fue de ellos? No lo sabemos porque no hay memoria y desafortun­adamente hay poco interés en preservar esos episodios de violencia que vivió la región.

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