Vanguardia

El costo de la confianza en los sistemas de salud

- CECILIA GARCÍA @garciacecy_ ceci.garcia@dcamexico.org

Hoy les quiero contar que tuve que acudir dos veces a servicios de salud esta semana, una vez en México y otra, por diferentes circunstan­cias, en Estados Unidos.

Ambas visitas tuvieron que ver con alguien cercano a mi familia, por lo que todo el papeleo y burocratiz­ación me tocó llevarlo y ocurrieron en clínicas privadas a través de seguros de gastos médicos. He aquí mis impresione­s sobre el proceso.

Si bien es cierto, tener seguros de gastos médicos privados es un privilegio, éstos tampoco solucionan todo en el momento inmediato.

Enfermarse o tener un accidente en México puede romper la estabilida­d económica de una familia completa o, en el peor de los casos, hasta terminar con su patrimonio. No se trata solamente de dinero; si pensamos fuera de la caja, se trata de confianza.

¿Por qué confianza?

La clínica privada no confía en que el seguro le va a pagar, entonces, no permite admitir al paciente, a menos que éste le dé un depósito, mientras más grave más caro es este depósito. Los servicios de hospital (resonancia­s magnéticas, tomografía­s, rayos X, análisis de sangre, por mencionar algunos) no confían en que la clínica les vaya a pagar, entonces les solicita el pago inmediato o un depósito antes de atender al paciente, y si la clínica no lo da, lo tiene que hacer el paciente. El doctor no confía o no está de acuerdo con el tabulador del seguro, entonces le pide al paciente que le pague y luego éste le pida el reembolso al seguro. Cuando todo termina, para que te dejen salir de hospital o clínica debes liquidar todo (desde si usaste gasas hasta los análisis más complejos médicos o consultas a doctores), si no lo haces no te puedes ir. Ellos no confían que les vas a pagar.

¿Qué pasaría si todas estas personas confiarán en los otros?

En Estados Unidos, el proceso es diferente. Cuando llegas a urgencias en un hospital o clínica, te preguntan si tienes Medicare (el seguro de gobierno) o algún seguro privado. En general, los servicios de salud prefieren trabajar con Medicare porque paga mejor que los seguros privados. Una vez que muestras que tienes algún tipo de seguro, te admiten, sino tienes ningún seguro, sólo informas que lo pagarás tú y comienza el proceso.

Estás en una cama y comienzan a hacerte chequeos de sangre como mínimo y de ahí depende del malestar, tú solamente solicitas lo que necesitas (desde comida hasta cualquier tipo de estudio o consulta médica). Para poder darte de alta solamente debe firmar el médico que estuvo atendiéndo­te que estás bien y te puedes ir. Si por alguna razón tu seguro no es válido y debes pagar tú, te mandan a tu casa o domicilio registrado una factura (que puede tardar hasta 3 meses después del hecho), si no puedes pagarlo hay planes de financiami­ento con abonos muy pequeños a un largo plazo. Ellos confían que tú les vas a pagar.

En México, en promedio el IMSS atiende 6 de cada 10 mexicanos. De esos 4 que no están en el IMSS, 2 de ellos se atienden en servicios privados y los otros 2 no tienen ningún tipo de servicio de salud.

Se ha hablado mucho desde hace varios años sobre reformas al sistema de salud, si deben ser privados o no, como lo son en Estados Unidos, Canadá y otros países de Europa, o si debe inyectarse mayor dinero al sistema de salud gubernamen­tal (IMSS e ISSSTE) que desde hace ya varias décadas están en quiebra.

Más allá de tener una opinión técnica sobre el sistema de salud, considero que deberíamos hacer un alto y trabajar en la confianza que nos tenemos como mexicanos. Tal vez ahí esté la respuesta, no solamente a nuestros problemas en salud, sino a muchos otros.

Hoy haz un esfuerzo, confía en el mexicano que tienes a lado tuyo. Hagamos la diferencia. Seamos #Ciudadanos­detiempoco­mpleto.

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