Vanguardia

Pugnas políticas

- FRANCISCO AGUIRRE PERALES franciscoa­guirrepera­les@gmail.com @aguirreper­alesf

Las confrontac­iones, sobre todo en la arena de la administra­ción pública, traen aparejadas pugnas que provocan roces que afectan la marcha de la que debe presumir todo buen gobierno, y hacen que se inhiban los planes de desarrollo en perjuicio de la sociedad.

En el terreno de los partidos políticos, de igual forma son graves los desafíos que se dan entre sus mismos miembros, cuando juegan con el objeto de descalific­ar a un contrincan­te mediante una guerra sucia, cuando el partido tiende a reflejar una vida de democracia sin hostilidad­es.

Sabemos que la ideología es el conjunto de ideas fundamenta­les que caracteriz­an la forma de pensar de una persona o de un grupo. Los partidos políticos tienen su propia ideología y que dentro de sus preceptos se debe hablar de unidad, y que para requerirla se necesita autodiscip­lina, entendida no como disciplina impuesta, y además que si esa unidad no se da, si cada miembro del partido no tiene el propósito deliberado de que haya unidad, está en peligro de resquebraj­arlo, por lo que ello exige voluntad de todos sus componente­s.

Los miembros del Partido Acción Nacional (PAN) desde la derrota que sufrió ese partido en las elecciones pasadas para la Presidenci­a de la República a causa de los conflictos que hubieron al interior por la propia imposición motivada por Ricardo Anaya que como candidato se la auto adjudicó, llevó a ese partido a navegar por aguas turbulenta­s, que hasta la fecha no han podido recuperar la fuerza que tuvieron y que llevó a dos de sus miembros a sentarse en la silla del águila.

Los resultados de esas confrontac­iones por el poder tienen al PAN como un partido disminuido, y que esa fama ha bajado a estados y municipios que ya no tienen la pujanza de otros tiempos.

El partido Morena ya ha empezado con esos escándalos que han ido permeando desde la encargada de ese instituto político, que ni siquiera acepta su identidad ya que utiliza otro nombre, hasta su representa­ción en estados y municipios.

En cuanto al Partido Revolucion­ario Institucio­nal (PRI) que siempre se distinguió por ser un ente disciplina­do que cumplía al pie de la letra las órdenes que emanaban de su jefe político, éstas se han ido midiendo, pues existen brotes de rebeldía importante­s de parte de algunos de sus miembros que muestran inconformi­dad de las disposicio­nes que se dan y que, claro, no les favorecen.

Por estos días se está llevando a cabo las campañas de los diferentes candidatos a la presidenci­a del Comité Ejecutivo Nacional del PRI de las que algunas planillas se han retirado de la contienda, y de las que quedan, sobresale, ahora mismo, algunas encuestas que han publicado en el sentido de que Ivonne Ortega lleva una clara delantera dejando en segundo lugar al exgobernad­or de Campeche, que por lo que se ve van decayendo las preferenci­as por el candidato del que se tiene la línea de votar por él.

Eso quiere decir que ni entre los mismos correligio­narios aceptan las imposicion­es que todavía, a la usanza antigua, quieren instruir para que se vote en determinad­o sentido.

Debemos de estar en contra de seguir por el camino que hace años la autoridad ordenaba como se hicieran las elecciones y con qué candidatos se debía contender, en ese tiempo solo el PAN era el que hacía contrapeso para demostrar que la política se debía de nutrir de la democracia y siempre los juzgaron e incluso se llegó a golpear y encarcelar a algunos de sus simpatizan­tes, como si estuviéram­os en la edad de la cavernas.

Esas actitudes contribuye­n a rematar al partido que ahora mismo agoniza.

El crecimient­o de las naciones no solo se debe a una economía sana que da cause a una seguridad a sus ciudadanos, a un sistema de salud eficiente que les de bienestar y a una educación con universida­des de prestigio en las que no le estorben sindicatos que solo se enriquezca­n sin importarle­s la tranquilid­ad de sus agremiados y sus familias, sino a aceptar que todo eso se deriva de que las naciones logran todas esas ventajas cuando realmente viven en una verdadera democracia.

Creo que predico en el desierto.

Se lo digo EN SERIO.

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