PÓNGASE ATENTO
Para aquellos interesados en ingresar al ‘club de los superlúcidos’, lo que más importa es ser independiente, mantenerse activo y no perder la convivencia con los demás
Un grupo de damas está jugando a las cartas, y a su edad este tipo de juego no es sólo un pasatiempo, es una forma de supervivencia, un deleite y un reto diario, la última fogata comunal antes de que todo se oscurezca.
“Jugamos para animarnos”, dice la señora Ramona Cortez, de 82 años de edad, mientras toma un trago de una bebida energizante. “Es lo que nos mantiene en contacto con las amigas más cercanas”, dice Georgina Sierra, de 89 años. “Y es lo que nos mantiene vivas”, añade.
En años recientes los científicos se han interesado en lo que podría ser llamado el ‘club de los superlúcidos’ —personas que, como la señora Sierra y la señora Cortez, han vivido hasta los 90 años sin trazas de haber perdido ninguna de sus facultades mentales. Este es un grupo que, por primera vez, es lo suficientemente grande para dar una idea de cómo el cerebro puede mantenerse lúcido en la última etapa de la vida. Y permite que los investigadores identifiquen qué es exactamente lo esencial en la conservación de la agudeza mental en los últimos días del final de la vida.
“Algunos adultos mayores están empezando a enseñarnos lo importante que son los genes y la vida activa para mantener un cerebro lúcido y capaz”, señala la doctora Claudia Kawas, neuróloga de la Universidad de California, en Irvine. “Por lo regular pensamos que es muy importante usar el cerebro, pero no todas las actividades mentales son igual de beneficiosas.
“De hecho, estamos viendo evidencias de que la interacción social puede ser crucial cuando se trata de conservar una mente lúcida en la tercera edad”, dice la doctora Kawa.
Esta conversación se está llevando a cabo en Laguna Woods, una ordenada comunidad de descanso al sur de Los Ángeles, California, que es a su vez el centro de estudio más grande del mundo en salud mental en personas de edad avanzada. Sugerido por investigadores de la Universidad del Sur de California en 1981, este centro ya ha recibido a miles de personas mayores de 65 años, e incluso miles mayores de 80 años.
Para mudarse al condado de Laguna Woods, un conjunto de búngalos y condominios, la gente debe cumplir varios requerimientos, uno de ellos es que no necesite atención de tiempo completo (es decir, que pueda valerse por sí misma) y que su mente esté lúcida sin importar cuántos años tenga, ya se trate de 65 o de 95 años. Los que son aceptados empiezan una nueva vida en ese lugar.
Hacen nuevas amistades e intentan nuevas actividades o nuevos pasatiempos en los más de 100 ‘clubes de residentes’ que se han creado en el lugar. Parecen estudiantes recién llegados a un nuevo campus, con una gran diferencia: no están interesados en el futuro ni en el pasado.
“Aquí lo que importa es el presente”, dice León Manheimer, un residente de 90 años. “Todos aquí tenemos miedo de perder la memoria, por eso nos ayudamos los unos a los otros (la habilidad de conservar los recuerdos del día, es decir el presente, es lo primero que se va en los casos de demencia senil).
Los científicos han observado que la actividad mental —llenar crucigramas, responder acertijos, leer libros y jugar a las cartas— puede retrasar la llegada de los síntomas del Alzheimer o la demencia senil.
Pero las conexiones sociales, incluyendo la interacción frecuente con los parientes y amigos, parece ser una de las actividades más importantes para conservar la lucidez mental. En aislamiento, una mente saludable puede quedarse en blanco y rápidamente volverse desorientada, han encontrado los investigadores.
“Y existe mucha evidencia de que entre más sean las personas con quien usted tenga contacto, mejor estará, mental y físicamente”, dice un investigador.
“No me sorprendería saber que eso es todo lo que se necesita para mantener una mente lúcida”, agrega. “La evidencia sugiere que las personas que dedican tiempo a la socialización tienen un riesgo muy bajo de desarrollar demencia senil”, dice el doctor Nir Barziliai. Por lo tanto, para aquellos interesados en ingresar al ‘club de los superlúcidos’, lo que más importa es ser independiente, mantenerse activo y no perder la convivencia con los demás.
“De hecho, una cosa que se puede observar en los asilos de ancianos es que la gente que deja de interesarse en usar la mente y de compartir con los amigos, ya no vive mucho tiempo”, asegura este investigador. (De la revista Health)