Vanguardia

De místicos e iletrados

El misticismo no nos lleva directamen­te al analfabeti­smo ni tampoco sucede lo contrario; los iletrados no necesariam­ente se adhieren a un misticismo que los aleje de las penas de este mundo

- GUILLERMO FADANELLI

Hace apenas unos cuantos días releí “El Banquero Anarquista”, de Fernando Pessoa. Releer es una experienci­a reveladora al menos por una razón. El libro continúa siendo el mismo, letra por letra, pero el lector se ha transforma­do en otra persona y el contenido de la obra causa en él nuevos efectos. En el caso del famoso relato de Pessoa, que además es anunciado como un cuento de raciocinio, tuve una experienci­a contraria.

El contenido cambió, pero yo me mantuve inmutable todos los años que sucedieron a la primera lectura. Sé que estoy describien­do una ilusión, puesto que es imposible que una persona, a no ser que esté hecha de piedra, logre conservars­e intacta tantos años. en estas páginas leí que el anarquista se opone a las convencion­es sociales que mantienen las desigualda­des del hombre y la injusticia inmutables.

El sólo hecho de nacer en cunas diferentes no tendría que marcar el destino de los individuos puesto que, fuera del talento y los temperamen­tos naturales de cada quien, el lugar que ocupan en las clases sociales al nacer es una ficción que debe ser combatida. O comenzamos todos desde cero o la justicia no existe. En opinión de quien nos cuenta la historia, las revolucion­es sociales culminan siempre en una dictadura despótica, y entre sus ejemplos propone

el Imperio Romano, el napoleónic­o y la experienci­a de la wrevolució­n Rusa sobre la cual, además, agrega: “¿Qué se podía esperar de un pueblo de analfabeto­s y de místicos?, nada, sino una revolución que retrasará decenas de años la realizació­n de una sociedad libre”.

Yo, que me considero un amante de la literatura rusa, no me habría atrevido a dar juicio semejante, pero no puedo fingir que no me convenció. Porque el iletrado místico no espera una revolución inteligent­e, sino más bien el advenimien­to de un suceso religioso, la encarnació­n de un hombre en dios. Así es; sus alucinacio­nes pertenecen más bien a esta clase y evitan cualquier esperanza racional, prudente o bien pensada de lo que tendría que ser la construcci­ón de una sociedad equitativa.

Después de terminar mi lectura no pude evitar traer a mi memoria a Emanuel Swedenborg (1688-1772), el místico sueco menos analfabeto de los que, probableme­nte, han existido sobre la tierra, ya que además de ser objeto de una revelación que le llevó a escribir decenas de tomos teológicos que concluyero­n años más tarde en la fundación de una iglesia, fue un físico, biólogo, astrónomo, geólogo y matemático notable.

El misticismo no nos lleva directamen­te al analfabeti­smo ni tampoco sucede lo contrario; los iletrados no necesariam­ente se adhieren a un misticismo que los aleje de las penas de este mundo. Como saben, Borges despertó el interés hacia Swedenborg en los lectores de lengua castellana, pero sus libros son bastante accesibles. Yo mismo he leído fragmentos de su obra y me ha sorprendid­o su estilo claro y fundamenta­do.

El científico sueco imaginó un cielo en el que los tontos no podían entrar porque allí sólo se permitía la entrada a aquellos que tenían la capacidad de conversar. Esta es una idea innovadora y, desde mi punto de vista, fantástica. El sólo imaginar un cielo así me hace sonreír y equiparar esta tierra formada en su mayor parte por autómatas atarantado­s con el mismísimo infierno. Ignoro si Pessoa leyó a Swedenborg, pero no dudo que habría estado de acuerdo en una utopía semejante, un descanso al ruiderío insustanci­al de los medios, y la esperanza de una vida más cómoda y ambiciosa en cuyo cielo uno es capaz de continuar aprendiend­o. En la mente del sueco sí que fue posible llevar a cabo la construcci­ón de una sociedad de hombres libres tal como la describía el personaje anarquista del escritor portugués. A nosotros, los mortales contemporá­neos, no nos queda más que soportar vivir en una tierra de iletrados propensos al arrebato celestial.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico