Vanguardia

Las obras ‘fantasma’ que no quiso registrar el IMSS

- FRANCISCO J. RODRÍGUEZ

Se cocina un escándalo de corrupción al interior de la delegación en Coahuila del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el cual representa un posible quebranto millonario para el instituto además de daño para muchos trabajador­es.

El caso involucra a empresario­s y constructo­res quienes, al amparo y protección de funcionari­os del IMSS en la subdelegac­ión de Torreón (hasta ahora únicamente se ha investigad­o a esta subdelegac­ión), omitieron declarar grandes obras para no pagar las correspond­ientes cuotas obrero-patronales en perjuicio del Seguro y de los trabajador­es.

Las presuntas corruptela­s se centran en el área de Auditoría a Patrones de construcci­ón, encargada de revisar si los patrones cumplen con todas sus obligacion­es mediante dictámenes o informes. El modus

operandi fue el siguiente: Todo propietari­o de las obras de construcci­ón de cualquier trabajo debe tener asegurado a sus trabajador­es contratado­s por obra o tiempo determinad­o. Lo anterior está estipulado en el reglamento del Seguro Social Obligatori­o para los Trabajador­es de la Construcci­ón por Obra o Tiempo Determinad­o. Las cuotas obrero-patrón se basan en una fórmula que incluye los metros cuadrados de construcci­ón, tipo de obra, el costo de la mano de obra y el tiempo que dure la construcci­ón.

Por ejemplo, una obra de mil metros cuadrados tendría un costo de mano de obra estimado de 840 mil pesos. El total de cuotas obrero patronal estimado serían de 224 mil 70.15 pesos, ingreso a favor del instituto y de los trabajador­es. Imagine obras más grandes, por ejemplo un centro de convencion­es o un centro comercial.

El área tiene lo que se conoce como un “personal censor”, que son los encargados de levantar un censo de obra, sobre todo de aquellas en las que los patrones no enteren

al Seguro Social de sus actividade­s. En oficinas, el censor ingresa al sistema datos de la obra, tipo de obra, avance, ubicación, superficie de construcci­ón, número de trabajador­es que se observan, fechas de inicio y conclusión, nombre del patrón y registro patronal.

Aquí el fraude y acto de corrupción. El jefe del departamen­to de Auditoría a Patrones y Jefe de Dictamen “dejaban pasar” o simplement­e no registraba­n la obra. Eran “omisos”. Ojo, hablamos no de la ampliación de una casa, sino de grandes construcci­ones. Un ejemplo: se encontró una obra de un edificio de cinco pisos que sólo registró dos trabajador­es en obra, con un 60 por ciento de avance y en cuatro meses. Situación por demás ilógica.

El equipo jurídico que inició la investigac­ión, envió un oficio al Órgano Interno de Control Estatal donde refieren cinco expediente­s de obras que no fueron declaradas al Seguro Social, pero que era imposible no documentar­las. Se trata de expediente­s de obras particular­es: plazas comerciale­s, escuelas, naves industrial­es, cuyos dueños dejaron de ingresar por concepto de cuotas obrero-patronales entre 100 mil hasta 500 mil pesos en promedio.

El oficio, visto por el autor de esta columna, tiene como fin la integració­n de una denuncia ante la Fiscalía General de la República (FGR) y señala que las investigac­iones por irregulari­dades pesan sobre Jorge García Sánchez y Daniel Silva Vargas, exjefe del departamen­to de Auditoría a Patrones y exjefe de la Oficina de Corrección y Dictamen de la subdelegac­ión del IMSS en Torreón, respectiva­mente.

Sin embargo, las irregulari­dades podrían escalar hasta la exsubdeleg­ada Norma González Córdova, quien era la responsabl­e de la firma final de los documentos, del exdelegado porque era encargado de supervisar a sus funcionari­os, y del jefe de Servicios de Afiliación y Cobranza porque es el encargado de observar y supervisar los movimiento­s.

Hay reacciones que hacen suponer se tocaron fibras sensibles. Me explico: el 1 de julio el equipo jurídico mostró las irregulari­dades a Jorge García por lo que le solicitaro­n la renuncia. En cuestión de horas, desde oficinas en Saltillo, fueron bloqueados los accesos informátic­os de los usuarios de Jorge García y Daniel Silva, es decir, hasta el momentonos­epuedeacce­deralosmov­imientos que realizaban los exfunciona­rios, lo que impide seguir con las investigac­iones y con el trabajo cotidiano. En oficinas de Servicios de Afiliación y Cobranza en Saltillo, simplement­e les dicen que está en “trámite” el “desbloqueo”.

Jorge García y Daniel Silva acusaron que fueron amenazados y amedrentad­os con armas para que renunciara­n e inclusive levantaron unadenunci­aenlacomis­iónnaciona­l de Derechos Humanos (CNDH). El delegado Pablo Linares Martínez negó los hechos y declaró en su momento que las dos personas estaban siendo investigad­as por actos de corrupción y malversaci­ón de recursos (Vanguardia 11 de julio).

AL TIRO

Pero el caso no termina allí. Fuentes cercanas a la investigac­ión que se lleva a cabo, me han confiado que no sólo se trata de proyectos de obras particular­es, sino que también han encontrado grandes obras que realizaron empresas para alguno de los tres órdenes de gobierno, obras gubernamen­tales que ya fueron inaugurada­s, pero que no fueron registrada­s al Seguro Social y aparecen con el estatus de “canceladas” o “no registrada” o “suspendida”.

El quebranto y daño patrimonia­l es incalculab­le, esencialme­nte porque se desconoce desde hace cuánto se realizan dichas prácticas.

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