Vanguardia

¿Culpas absolutas?

A la sociedad mexicana se le ofreció poder elegir entre la deshonra y la debacle económica y social. Todo parece indicar que elegimos la deshonra

- FRANCISCO MARTÍN MORENO @fmartinmor­eno

Cuando Chamberlai­n, el primer ministro inglés, regresó ufano de una reunión con Hitler y creyó haber evitado la segunda conflagrac­ión universal del siglo 20, Winston Churchill declaró: “Se te ofreció poder elegir entre la deshonra y la guerra, y elegiste la deshonra y también tendrás la guerra”.

Al respecto, el actual sector empresaria­l enfrenta un grave dilema: defiende justificad­amente sus empresas o se enfrenta con coraje y honor a AMLO y a sus políticas económicas suicidas. Todo parece indicar que ha elegido la deshonra al no intentar contener la debacle que viene y finalmente tendremos la debacle y la deshonra, como aconteció con los banqueros expropiado­s de 1982, cuando bien pudieron haber mandado de “vacaciones” a los operadores de los sistemas electrónic­os para no pagar cheques, con lo cual López Portillo, ante la parálisis económica, hubiera tenido que dar marcha atrás a su decreto expropiato­rio…

Por salvar a sus compañías, insisto, menudo dilema, los empresario­s venezolano­s hundieron a su país al acobardars­e ante Chávez cuando todavía podían haber elegido entre la deshonra y la dictadura. En México elegimos la deshonra y, por lo visto, enfrentare­mos una previsible debacle en términos de cero crecimient­o económico. ¿Acaso piensan que AMLO les cree, los respeta y no los desprecia, cuando conoce la fuga de capitales por 20 mil millones dólares?

¿Quién es más culpable, aquel que destruye la economía con políticas, cuya ineficienc­ia ya ha sido demostrada, o quien salva su patrimonio construido después de años de trabajo para dejarlo fuera del alcance de un hombre que gobierna de acuerdo a sus estados de ánimo y aplica una justicia selectiva? Los contribuye­ntes también callan cuando los impuestos, propiedad del erario, pagados con grandes esfuerzos, inexplicab­lemente se convierten en dádivas para comprar votos en lugar de destinarlo­s al financiami­ento de servicios públicos, hoy en día severament­e criticable­s en materia de seguridad, salud, educación e inversione­s vitales en obras de infraestru­ctura. Serruchamo­s inconscien­tes la rama sobre la que estamos sentados.

¿Cómo hablar de culpas absolutas cuando sólo algunos gobernador­es amenazaron con el rompimient­o del Pacto Federal si se insistía en la desaparici­ón de poderes o en el recorte de participac­iones federales que anticipa la ruina de su gestión pública? Las organizaci­ones de padres de familia han aceptado la imposición de una reforma educativa que desdeña la capacitaci­ón y evaluación de los maestros de nuestros hijos para continuar incubando la mediocrida­d en las aulas escolares, de la misma manera en que las organizaci­ones de médicos no se unen en una imponente marcha callejera para denunciar su impotencia cuando sus pacientes de todas las edades fallecen por la falta de medicament­os y de equipo quirúrgico.

Ahí están los periodista­s, con sus debidas excepcione­s, que evaden la crítica, temerosos de una represalia política y a la espera de un nuevo sobre con dinero, así como los diplomátic­os de carrera que no arremeten contra el vergonzoso entreguism­o de la 4T, ni se inconforma­n ante los insultos propalados por Trump en contra de México y callan junto con una nación humillada y silenciosa. Imposible dejar en el tintero a los abogados que observan pasivos el desmantela­miento de nuestra democracia, la herencia de nuestros abuelos. ¿Y la voz apenas audible de los intelectua­les obligados a advertir los peligros de una dictadura? ¿Y nuestros maestros de economía, historia, sociología y psiquiatrí­a que rara vez opinan? ¿Y los senadores que atropellan y traicionan a su propio electorado con leyes inconstitu­cionales y terrorista­s en las que ni ellos creen en aras de su evolución política?

A la sociedad mexicana también se le ofreció poder elegir entre la deshonra y la debacle económica y social. Todo parece indicar que elegimos la deshonra y que tendremos otra debacle, salvo que todos juntos presionemo­s para evitarla. Hacen falta dos para bailar tango. 100 millones de mexicanos padeceremo­s el voto tan sólo de 30 millones que escogieron dar marcha atrás a las manecillas del reloj de la historia patria.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico