Vanguardia

QUE GANÓ EL BRONCE EN EL MARATÓN DE LOS JUEGOS PANAMERICA­NOS

Atraído siempre por el hechizo de la velocidad, un lagunero conquistó la cima del éxito. Éste es un perfil del hombre tras la medalla.

- TEXTO: DIANA LETICIA NÁPOLES ALVARADO DISEÑO: EDGAR DE LA GARZA EDICIÓN: QUETZALI GARCÍA

Hombre delgado, estatura promedio, cejas pobladas y piernas de músculos marcados. Moreno claro, mirada cálida, tiene el aire liviano de esa gente a la que te acercas a preguntarl­e algo en la calle. Juan Joel Pacheco Orozco tiene 28 años, nació en Torreón, es sagitario y ganó la medalla de bronce en los Juegos Panamerica­nos Lima 2019 con un tiempo de 2:12:10 horas en la prueba de maratón.

Pero todo tiene un inicio. En 2014 viajó de CDMX a Saltillo con sólo $926 pesos. “Estaba en México y le hablé a mi mamá para decirle que había un medio maratón en Saltillo y quería correrlo, pero nada más tenía 926 pesos. Me fui en el metro hasta la Central del Norte, agarré el autobús y llegué a Saltillo”.

“Tengo un amigo que estudiaba en Saltillo, Ricardo Ozuna. Le dije: dame chanza de quedarme en tu casa. Ni él ni yo teníamos dinero. Llegué un sábado por la mañana, fue por mí y me dijo: ¿qué vamos a comer, Pacheco? Yo le dije: traigo doce pesos. Entonces me propuso subirnos a un camión, él tocaría la guitarra y ahí pediríamos dinero para cenar”.

“Nos subimos al camión, yo no sé cantar, pero él sí y además sabe tocar la guitarra. Yo hice la introducci­ón, les dije que era un deportista de Torreón que entrenaba en CDMX, que no traía dinero pero que les prometía que al día siguiente iba a ser el mejor coahuilens­e del medio maratón. La gente se reía, cantamos y nos dieron $121 pesos en un solo camión y eso que no iba lleno. Estábamos bien emocionado­s, nos compramos una pizza para cenar y al otro día gané en la categoría Mejor Coahuilens­e”, recuerda.

Pacheco empezó a correr por azares de la vida. Desde niño, su abuelo materno lo llevaba a la pista de atletismo en el Bosque Venustiano Carranza de Torreón. “Después me empezó a meter a carreras de ruta, ahí obtuve un cuarto lugar; me dieron una bicicleta, era un niño y eso fue lo que me motivó a tomarme esto más en serio. Dije: puedo ganar más si llego en primer lugar”.

Poco a poco fue avanzando y mejoran

do. Su abuelo es muy deportista y trató de inculcarle este gusto a todos sus nietos. El atleta lagunero se define como un joven disciplina­do. “Soy de las personas que se toman las cosas en serio, me gusta hacerlo bien, creo que eso fue importante para que yo tomara este deporte. Mi abuelo fue a verme competir a Lima, Perú. Se siente orgulloso, gracias a Dios todavía tengo vivos a mis cuatro abuelos”.

Juan Joel dice que su sueño más grande es ir a unos Juegos Olímpicos. “Casi estoy ahí, tengo la marca mínima, ya estoy casi clasificad­o, falta que se haga oficial, como todavía hay tiempo de que otros corredores clasifique­n estamos a la espera. Ojalá se dé, ese ha sido mi sueño en el atletismo desde que tengo memoria y estoy a punto de cumplirlo. Dios quiera, primero Dios”.

El corredor cuenta que ha entrenado duro durante casi quince años, haciendo cosas que los espectador­es no imaginan. “Hay días que lloras, que sientes impotencia, hay veces que la carrera más importante no sale como tú la planeaste, ha habido veces en que me salgo de las competenci­as, pero de todo eso he aprendido mucho, me ha enseñado a ser mejor atleta”.

“Te podría contar mil entrenamie­ntos que no me han salido, mil entrenamie­ntos que he querido volver a hacer después o peleas con mi familia cuando no hay dinero. Creo que ésta es la parte más difícil porque los apoyos para deportista­s llegan hasta que ya estás arriba, cuando estás abajo nadie te hace caso, muy pocas personas valoran lo que haces, por eso esas son las personas a las que más valoro: las que conocen todo lo que he pasado”.

Pacheco recuerda que un día no sabía si ir a entrenar o comer porque sólo traía ocho pesos para el camión. “Dije: o bajo a hacer la pista o me quedo acá arriba y busco qué comer. Son cosas que te da mucha impotencia, volteas a verte al espejo y dices: ¿qué hago aquí, cuando puedo estar trabajando? Yo tengo una carrera universita­ria, me gradué en los Estados Unidos de Lic. Criminolog­ía, allá tenía todo. En esos momentos es cuando te preguntas si te quedas o te vas. Me gustan los retos, me gusta que me digan que no, que me digan que no se puede, creo que eso es lo que me motiva a echarle más ganas”.

El atletismo representa su vida, más de la mitad de sus años ha estado en esto. “Ha sido un proceso largo, difícil, con sacrificio­s y caídas, pero es de lo que ahorita vivo, es lo más importante para mí y espero que en los próximos ocho años me siga dando algo”.

Entre sus ejemplos a seguir está Antonio Uribe, un compañero de equipo a quien considera uno de los mejores maratonist­as de México. De niño admiraba a Jared Borguetti, porque asistía a los partidos de Club Santos y lo veía golear. “De chico siempre soñé un autógrafo de él, pero ahora no admiro a alguien en especial”.

Asimismo, confiesa sentir admiración por su papá. “Es una persona muy trabajador­a que nos ha sacado adelante a base de mucho esfuerzo, de obstáculos que él y mi madre han tenido que vencer. Mis padres han sacrificad­o muchas cosas para que a mis hermanos y a mí no nos falte nada”.

Juan Joel tiene un hermano de 26 años y una hermana de 22. Su hermano jugaba en Tercera División y también practicaba atletismo en el Instituto Tecnológic­o de La Laguna. Mientras que a su hermana no le gustan los deportes.

Para quienes recién inician en esta disciplina, Pacheco aconseja que busquen un entrenador profesiona­l que tenga bases en este deporte. “Les recomiendo que tengan paciencia y disciplina. Si lo van a tomar como hobbie, busquen un entrenador que haga planes personaliz­ados, siempre es importante estar con gente que sepa de esto”.

Pacheco cree que una de las cosas más difíciles que ha hecho es dejar a su familia para estudiar en Estados Unidos a los veinte años. “Aprendí mucho, maduré en varios aspectos, cuando eres adolescent­e piensas que tus padres siempre van a estar ahí para darte dinero, etcétera, gracias a esa experienci­a me hice muy independie­nte. Valoré lo que es

Les dije que era un deportista de Torreón que no traía dinero pero que les prometía que al día siguiente iba a ser el mejor coahuilens­e del medio maratón.” Soy de las personas que se toman las cosas en serio, me gusta hacerlo bien, creo que eso fue importante para que yo tomara este deporte” Les recomiendo que tengan paciencia y disciplina. Si lo van a tomar como hobbie, busquen un entrenador que haga planes personaliz­ados, siempre es importante estar con gente que sepa de esto" Mi abuelo fue a verme competir a Lima, Perú. Se siente orgulloso, gracias a Dios todavía tengo vivos a mis cuatro abuelos” JUAN JOSÉ PACH

el sacrificio y el trabajo, esa fue la parte más dura, pero a la vez, de la que más aprendí”.

Un día normal para el lagunero inicia a las 5:30 a.m., a las 6:30 ya está entrenando en el Bosque del Ocotal (que pertenece al Parque Nacional Desierto de los Leones), el cual parece un enorme cerro. Luego, busca qué desayunar en la casa: “Preparamos huevos al gusto, lo que sea, algo que nos nutra porque el entrenamie­nto es pesado. Después tomamos café, un pan, vemos un rato la tele, algún maratón, vemos a Kipchoge o a otros corredores, los analizamos, hacemos comentario­s o platicamos de otros compañeros atletas”.

“A las 10:00 a.m. nos vamos a dormir, despertamo­s como a la 1:00 p.m., comemos alguna fruta o algo ligero, a las 3:00 volvemos a entrenar, termino 4:30 aproximada­mente, preparamos la comida y nos ponemos a ver la tele, me acuesto y me pongo a leer hasta la hora de la cena. A las 10:00 p.m. nos vamos a dormir. Ese es un día normal para mí. Puede decirse que es aburrido, no salgo al cine, no salgo de noche, no tomo ni me voy de fiesta, no me gusta, este es mi trabajo y tengo que hacerlo lo mejor posible”.

Pacheco luce como un joven optimista, pero al hablar de sus fobias revela que le tiene miedo a los truenos y rayos. “En donde entreno hay muchos rayos. Si está tronando, yo no salgo a entrenar, me quedo guardado. Así sean las 8:00 de la noche, si ya dejó de llover, me salgo a trotar. Me ha pasado que estoy en medio de un entrenamie­nto –porque es en un cerro– y caen rayos, cuando eso pasa salgo corriendo para la casa y me meto. Les tengo un pavor horrible desde niño”.

Pacheco es fan de los tráileres a escala. Le encantan los camiones. Su abuelo paterno es trailero, desde niño se subía al camión y andaba con él. “Me encantan los tráileres, me encanta manejar en carretera, más si es de noche. Yo me siento trailero, pero creo que a nadie de mi familia le gusta la idea”, cuenta entre risas.

La silla del águila es uno de sus libros favoritos. También lee de economía política. “No soy tanto de leer fantasía o ciencia ficción, me gusta mucho la política y la historia”.

Pacheco es fan de Tropicalís­imo Apache, Chicos de Barrio y Los Primeritos de Colombia. “Soy lagunero, entonces es lo que más escucho. Ponme una de Apache y me motivo al cien. Me gusta bailar, no bailo bien, pero me gusta hacerlo. Siempre antes de una competenci­a, me pongo los audífonos y voy en el autobús escuchando a Apache”.

Al preguntarl­e cuál es el ritual que hace antes de cualquier carrera, dice que un día antes prepara su uniforme. “Siempre almuerzo lo mismo, muy leve, soy delicado del estómago entonces trato de que siempre sea lo mismo para que no me irrite. En el autobús escucho música con audífonos, trato de estar lo más concentrad­o posible, prefiero no hablar con nadie, sólo me enfoco en lo que voy a hacer”.

“Soy de la idea de que el miedo es lo que nos detiene para pelear, hay mucha gente que por miedo no realiza sus sueños y se queda en el hubiera, dice: no voy a arriesgarm­e. No voy a hacer esto porque no sé qué me pueda pasar. Creo que tienes que arriesgart­e, tienes que brincar esa barrera del miedo e intentarlo, porque las personas que no intentan, las que quieren todo fácil, son las más conformist­as. La gente que tiene éxito es la que arriesga”.

“Siempre he pensado que recordamos a las personas por su manera de ser más que por sus logros; creo que debemos ser humildes, sinceros y prácticos, eso te hará ser recordado por la gente. Yo quiero que me recuerden por lo que soy y de dónde vengo, no tanto por lo que he hecho”.

Su amuleto para las carreras es usar los mismos calcetines que hace tiempo le dieron suerte. “He corrido con ellos desde el Maratón de la Ciudad de México hasta los Juegos Panamerica­nos, pero ya están medio cateadones, entonces ya pedí otros, a ver si no pierdo con los otros”, bromea.

Cuando gana alguna carrera celebra dándole gracias a Dios. Cuando no está corriendo juega playstatio­n, descansa, lee noticias o libros y documental­es de historia. Su platillo favorito es el mole que prepara su abuelita Rosa.

Pacheco se muestra agradecido por los resultados que ha obtenido en los últimos años. Por ello, al hablar de su entrenador, lo describe como una persona dura, muy capaz, a quien admira por su valentía y la forma en que ha sabido buscar patrocinad­ores o a las personas adecuadas para apoyarlos.

“Ha sido muy paciente con nosotros, creyó en mí, en Santana, en Uribe, en Ricardo Ramos, cuando otras personas no daban ni un peso por nosotros, él creyó y apostó por nosotros, eso es algo que le voy a agradecer toda la vida. Lo que he sido estos dos años en el ámbito deportivo de alto rendimient­o ha sido por él”.

“Acabando el maratón en los Juegos Panamerica­nos le dije: ‘coach, esta medalla también es suya, porque usted ha sido la cabeza de Grupo Gondi’. Él se ha movido cielo, mar y tierra, ha visto caras, se ha peleado por nosotros, te lo aseguro, para que nos den algo, incluso ha puesto de su bolsa para que a no nos falte nada”.

“En Mexicali perdimos el vuelo y él puso de su bolsa, no fue a vernos al Selectivo Centroamer­icano, pero nos pagó los boletos de avión para que nosotros fuéramos, eso habla mucho de la línea que hay entre el entrenador y el atleta. A fin de cuentas, el entrenador es tu segundo papá. Creo que es una excelente persona, es muy enojón, muy duro con sus atletas, regañón, pero ese es el carácter que debes tener con atletas de alto rendimient­o”.

Después de empezar a entrenar en alto rendimient­o, Juan Joel dice que le ha cambiado muchísimo la vida. “Mentalment­e soy más maduro, no le tengo miedo a nadie. Sé que hay corredores buenos que tienen más cualidades que yo o un futuro más alentador, pero ahorita es mi momento, trato de vivirlo y disfrutarl­o. Me gustaría que hubiera más mexicanos así, sé que los hay y sé que lo que hicimos Santana y yo en los Juegos Panamerica­nos 2019 servirá para todos los compañeros que no se atrevieron”.

“Sí se puede. Si tú puedes, yo puedo. Si empezamos juntos, tú también puedes hacer lo mismo o incluso mejorar lo que yo he hecho, esto es pasajero y algún día vendrá alguien mejor. Lo que más me ha cambiado la vida es ver que se puede y que los límites te los pones tú, siempre”.

Pacheco relata que antes de correr el Maratón de la Ciudad de México, Toño Uribe, un compañero del equipo, le dijo: “Todos sentimos lo mismo, tanto el que va adelante como el que va atrás. La diferencia son las ganas que le pongas para ir al frente del grupo”. Antes de esa carrera, el lagunero admite que era más respetuoso con los atletas que tenían mejores tiempos que él.

“Después de esas palabras pensé: ¿qué tiene él que no tenga yo? Se me quedó muy grabado y cuando tengo alguna crisis emocional, me acuerdo de lo que me dijo, siempre se lo voy a agradecer. Toño es como mi hermano mayor, me ha guiado demasiado. Un día me dijo: ‘Tú tienes todo: tienes las cualidades, lo has demostrado entrenando, pero aquí es de ganas, Pacheco. Si tú quieres ir atrás, vas a ir atrás. Si quieres ser del montón, lo vas a ser. Si quieres ser de los mejores, tienes que ir adelante. Siente lo mismo el que va adelante que tú, la diferencia es que él no le tiene miedo a ir ahí”.

El corredor dice que su mayor logro es cumplir lo que se propone. “Hay un trabajo detrás de cada logro, hay mucha gente detrás de mí que me está apoyando y trabajando conmigo, que tienen los mismos sueños que yo y que va en la misma dirección, por ejemplo José Luis Santana (medalla de plata en los Panamerica­nos), él también es como mi hermano el canijo”.

“Tenemos tan claros nuestros objetivos que la gente nos dice que estamos locos. A veces vamos entrenando, nos tocan 18 km, y los últimos 2 km decimos: imagínate que ya vamos en el cierre del maratón, y ahí vamos. Es motivante entrenar con personas así, eso también es muy importante: el trabajo en equipo”, finaliza.

Mi padre es una persona muy trabajador­a que nos ha sacado adelante a base de mucho esfuerzo, de obstáculos que él y mi madre han tenido que vencer. Mis padres han sacrificad­o muchas cosas para que a mis hermanos y a mí no nos falte nada” Deben de entender que con lo que ellos pagan no podemos cubrir esas contingenc­ias. Tenemos un arreglo con los padres, ellos nos autorizan para que nosotros en una situación de emergencia” Siempre he pensado que recordamos a las personas por su manera de ser más que por sus logros; creo que debemos ser humildes, sinceros y prácticos”

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Pacheco es fan de los tráileres a escala. Le encantan los camiones. Su abuelo paterno es trailero, desde niño se subía al camión y andaba con él.. INFANCIA ES DESTINO.
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CUERPO. La Silla del Águila, de Carlos Fuentes es uno de sus libros favoritos. También lee de economía política.
MENTE Y CUERPO. La Silla del Águila, de Carlos Fuentes es uno de sus libros favoritos. También lee de economía política.
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PROTEÍNA CORAZÓN Su comida favorita es el mole que realiza su abuelita. Su familia ha sido su motor para conquistar sus sueños.
 ??  ?? TRIUNFADOR. El corredor dice que su mayor logro es cumplir lo que se proponeo es que al menos uno de los padres sea miembro de la iglesia.
TRIUNFADOR. El corredor dice que su mayor logro es cumplir lo que se proponeo es que al menos uno de los padres sea miembro de la iglesia.
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LAGUNERA. Tropicalís­imo Apache, Chicos de Barrio y otros grupos son los que le ponen ambiente a sus entrenamie­ntos.
SABOR COMARCA LAGUNERA. Tropicalís­imo Apache, Chicos de Barrio y otros grupos son los que le ponen ambiente a sus entrenamie­ntos.

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