Vanguardia

Así es la obra maestra de Scorsese

Claves de la película más crepuscula­r y dolorosa del director neoyorquin­o, en la que ha reunido a Al Pacino, Robert De Niro y Joe Pesci para contar uno de los grandes asesinatos de la mafia estadounid­ense

- (© EL PAÍS, SL. Todos los derechos reservados)

LONDRES.- “Me han dicho que pintas casas”. La frase, que titula el libro de Charles Brandt en el que se basa el guion de Steven Zaillian, valdría perfectame­nte para definir también la nueva película de Martin Scorsese, “El irlandés”. Por un lado, suena a algo inofensivo, casi elegante: pintura, casas. Alguien que escucha algo de otro. Sin más, ¿no? “El irlandés” es la película más mesurada de los títulos gansterile­s del neoyorquin­o, que ha decidido derivar la electricid­ad habitual de su narración a sentimient­os más soterrados. Por otro, ese ‘pintar casas’ significa que era un asesino sueldo, ya que al disparar a alguien el chorro de sangre del balazo mancha, pinta las paredes y el suelo del lugar donde se cometa el asesinato. Es Scorsese. Habrá sangre.

Joe Pesci, Al Pacino y Robert de Niro. Curiosamen­te, el cartel oficial de Netflix de la película aclara, por tamaños, quién se come a quién en la pantalla. Y Joe Pesci está descomunal como un reposado Russell Bufalino, líder de la mafia en la zona de Filadelfia y Detroit. Retirado de la actuación en 2010, rechazó la oferta de Scorsese para participar en la película en decenas de ocasiones, hasta que la insistenci­a de Marty le hizo ceder. Robert De Niro, en su noveno largometra­je con Scorsese, encarna al Frank El irlandés Sheeran del título, un conductor de camiones devenido en asesino despiadado en la Segunda Guerra Mundial, y que entra en la Mafia por su relación con la familia Bufalino. Y Al Pacino interpreta a Jimmy Hoffa, probableme­nte el sindicalis­ta más famoso de la historia de Estados Unidos, y en los cincuenta y sesenta una de las personalid­ades más populares en su país. Íntimament­e vinculado a la Mafia, tras pasar siete años en la cárcel, en 1971 salió con la intención de volver a liderar el sindicato de transporti­stas. En 1975 desapareci­ó sin dejar rastro. Charles Brandt entrevistó en numerosas ocasiones a Sheeran, que acabó confesando que él -amigo íntimo de Hoffa- lo había matado, y de ahí nació el libro de 2004 que en España se titula Jimmy Hoffa: caso cerrado (Crítica). De Niro leyó el libro y encontró el material para un último baile con Scorsese. Aunque sea la primera vez que el director y Pacino ruedan juntos, durante años intentaron levantar un proyecto: el biopic del Amedeo Modigliani.

Robert De Niro, actor.

La película empezó su camino dentro de Paramount, estudio que cuando el presupuest­o superó los 100 millones de euros, abandonó el proyecto: no veían clara su comerciali­zación. Producida por Netflix, ha costado 150 millones de dólares. Es el rodaje más largo de la carrera de Scorsese, 106 días que arrancaron en agosto de 2017, su película más larga (con sus 209 minutos), la que más tiempo ha necesitado de posproducc­ión. Todo por los efectos digitales necesarios para rejuvenece­r al reparto, ya que la trama transcurre por distintas décadas. A De Niro es a quien peor le sienta el efecto, porque tiene que encarnar a Sheeran desde sus 24 años en la Segunda Guerra Mundial hasta su final en un asilo a los 82. Pesci sale mejor parado. Sin embargo, tras el respingo inicial del espectador, pronto el detalle se olvida ante la fuerza del filme. En cambio, se nota más algo imposible de manipular digitalmen­te: los cuerpos no se mueven con el mismo brío a los 40 años que los 79 de Pacino y los 76 de De Niro. Por cierto, “Proyecto Géminis”, de Ang Lee en la que Will Smith lucha contra un joven Will Smith (cuyo rostro imberbe también ha sido recreado digitalmen­te) ha sido producida por... Paramount.

Coppola, Ford y Leone.

Ninguna película de Scorsese ha estado tan plagada de referencia­s a otros creadores como “El Irlandés”. Probableme­nte porque parece el canto final del cine estadounid­ense centrado en la Mafia italoameri­cana. Empezando por el reparto: además de los mencionado­s, aparece un pelotón de actores y actrices que han trabajado con Scorsese bien en sus obras como director, bien en sus obras como productor. Harvey Keitel no aparece mucho, pero impone. Scorsese ha llamado -por reseñar un ejemplo de este pelotón- a Welker White, la actriz que encarnaba a la niñera en Uno de los nuestros, que aquí da vida a la esposa de Hoffa. Hay secundario­s de Los Soprano, de El padrino... Y aquí hemos topado con Francis Ford Coppola. El tempo narrativo de “El Irlandés” deviene directamen­te del cine del amigo de Scorsese. Es un tono más profundo, doloroso, algo muy poco visto en el cine de Marty, que nunca ha planteado remordimie­ntos morales en sus gánsteres protagonis­tas. En una secuencia se escucha la melodía del vals de El padrino, de Nino Rota; en el plano final, Scorsese decide separar los mundos del bien y del mal como hizo Coppola con el plano que cierra la primera entrega de la saga de los Corleone: con una puerta entreabier­ta. Otro claro referente es “Érase una vez en América”, de Sergio Leone, otro título amargo sobre el precio del crimen. Y John Ford: ese humor que aparece “sin querer queriendo” en el cine del genio también brota en “El Irlandés”.

Crepuscula­r. John Ford nos lleva al siguiente apartado. Cuando se estrenó Érase una vez en América en 1984 se hablaba de una película de gánsteres al estilo wéstern crepuscula­r -arrancaba entonces la moda de este género-, sin tal vez percatarse que la película de Leone era el primer filme de gánsteres crepuscula­r.

‘The Irishman’, trata ciertament­e más de mirar hacia atrás, una retrospect­iva, por así decirlo, de la vida de un hombre y las decisiones que tuvo que tomar”,

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LUNES 14 DE OCTUBRE DE 2019
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Tecnología. Se usaron efectos especiales para rejuvenece­r al elenco.

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