Vanguardia

Nada de qué presumir

- Rrivapalac­io@ejecentral.com.mx twitter: @rivapa

Se agradece que el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, reconozca que no hay nada de qué presumir en el combate a la delincuenc­ia. Que bueno que se desterraro­n los discursos triunfalis­tas del periodo de la transición y entramos al terreno de la realidad. Frenar la violencia y revertir la tendencia no iba a ser nada fácil, después de seis años de una estrategia de seguridad fallida, equivocada, y pensaba más en la construcci­ón de una candidatur­a presidenci­al -la del senador Miguel Ángel Osorio Chong-, que en la protección de los mexicanos. El gobierno del presidente Enrique Peña Nieto claudicó en su función prima, por incompeten­te, ignorante y ambicioso, y la misma ruta parecía que seguiría el del presidente Andrés Manuel López Obrador. En este primer corte de caja, vemos con agrado, que no es así. Pero no todo es bueno.

Durazo dio a conocer un informe de 95 páginas llenos de datos y cuadros estadístic­os, cuyo trabajo de arqueologí­a permite sacar unas primeras conclusion­es. A nivel nacional, como dijo el secretario, se logró una contención en homicidios. Durazo dijo que el máximo histórico se alcanzó en julio del año pasado, con tres mil 74 homicidios dolosos, y que en los primeros meses del año se estabilizó en 0.4.

De acuerdo con las últimas cifras del Secretaria­do Ejecutivo Nacional de Seguridad Pública, publicadas el 20 de septiembre -en seis días vendrá la actualizac­ión mensual-, durante agosto de este año hubo tres mil 54 asesinatos, lo que explica su “estabiliza­ción”. Sin embargo, el total de personas asesinadas durante los primeros ocho meses de 2019 fue de 23 mil, lo que significa un incremento de 35% respecto a 2018, cuando se registraro­n 22 mil 891 muertes en el mismo periodo.

Estos datos también tienen que ser analizados con otra gráfica que fue dada a conocer por el general secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval, quien afirmó que el índice de letalidad se redujo en 88% este año, al registrar 123 muertes de personas presuntame­nte vinculadas al crimen organizado que se enfrentaro­n con las fuerzas de seguridad federales, contra 230 muertes de agresores en el mismo periodo de ocho meses de este año. Estos datos tienen una explicació­n: el gobierno de López Obrador no está combatiend­o a los criminales. Las muertes se registran cuando son agredidos y responden el fuego, o cuando actúan en flagrancia, no por operativos especialme­nte diseñados para enfrentar a la delincuenc­ia organizada.

A nivel local, el informe muestra un dato espectacul­ar, por lo negativo del mismo. Una gráfica ilustrativ­a (página 14) menciona el número de efectivos de la policía por entidad, que incluye una columna sobre el déficit y el superávit de las policiales en el País. Por cuanto al déficit, las cinco entidades que presentan el mayor rezago de policías por habitante son Tamaulipas (-76.79%), Veracruz (-64.75%), Coahuila (-59.86%), estado de México (-59.79%), y Zacatecas (-58.95%). Con respecto al superátiv sólo aparecen cuatro: Yucatán (4.46%), Colima (14.12%), Tabasco (14.46%), y Ciudad de México (191.52%). Si usted piensa que leyó mal el porcentaje de policías por habitante en la capital federal, no lo hizo.

La Ciudad de México tiene un superávit de tres dígitos. El número de policías por cada 100 mil habitantes supera en 70% el estándar internacio­nal y, sin embargo, la seguridad es un desastre. De acuerdo con el Secretaria­do Ejecutivo Nacional de Seguridad Pública y la consultora GLAC, entre enero y agosto la Ciudad de México se colocó como la cuarta entidad de mayor incidencia delictiva, con mil 874 incidentes por cada 100 mil habitantes, superada sólo por Colima (dos mil 375), Querétaro (mil 955) y Aguascalie­ntes (mil 917). Por cuanto a homicidio doloso, Colima se mantiene en el primer lugar, con 56 asesinatos dolosos por cada 100 mil habitantes, y la Ciudad de México en el lugar 19 con 11.4 asesinatos dolosos por cada 100 mil habitantes, casi igual que Veracruz (11.6 por cada 100 mil habitantes), que se encuentra en el imaginario colectivo como uno de los estados más peligrosos del País.

Durazo fue cuidadoso y en ningún momento mencionó a la Ciudad de México, cuya jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, es la funcionari­a más protegida por el presidente López Obrador. El secretario habló de la percepción de insegurida­d que se vive en el País, sobre la base de la Encuesta nacional de Victimizac­ión y Percepción sobre Seguridad Pública del INEGI, dada a conocer en septiembre, donde el 78.9% de los mexicanos dice vivir con insegurida­d. Cuando se analiza la encuesta por estados, 14 entidades superan la media nacional, donde la Ciudad de México figura en el segundo lugar de mayor sentir de insegurida­d con 89.23%, 10% más que la media nacional, y solo superada por Tabasco, con 90.24%.

El mensaje de Durazo se alejó positivame­nte de su discurso triunfalis­ta durante el periodo de transición, derivado -por confesión de parte- que el estado desastroso que dejó Peña Nieto en cuanto al tema de la seguridad, fue corroborad­o en los hechos por este gobierno una vez que entró en funciones. Usar la estadístic­a de una manera particular para proyectar la imagen de que se va avanzando, como lo hizo el secretario, no es una manipulaci­ón particular. Todos los gobiernos lo hacen, que hizo algo distinto: ocultar la cifra de la insegurida­d y la violencia hasta que la realidad lo atropelló. Durazo expresó la preocupaci­ón del gobierno y lo mucho que les falta mucho por hacer para mejorar la seguridad, el tema que más preocupa a los mexicanos. Tienen que revertir la tendencia, porque los primeros nueve meses del gobierno de López Obrador, fueron los más violentos en los tres últimos gobiernos.

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RAYMUNDO RIVA PALACIO

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